Ciencia
Por primera vez, una sonda terrestre entra a la atmósfera solar
Hasta el momento, las propiedades de esta estrella han sido un misterio para la ciencia. Con el ingreso del satélite Parker, los científicos podrán comprender y predecir a detalle cómo el sol influye sobre la Tierra.
Tras más de un año de viaje, la sonda Parker llegó hasta la atmósfera solar volando a unos 14 millones de millas de su superficie, casi la mitad de la distancia a la que se encuentra Mercurio, el planeta más cercano a esta estrella caliente. La hazaña representa un hito en la historia aeroespacial, pues desde hace décadas las propiedades del sol y cómo influyen sobre la Tierra, han sido un misterio para la ciencia.
Se sabe que el sol es la fuente principal de luz y calor de la Tierra, pero esa no es la única forma en que lo afecta. Uno de los grandes enigmas para los científicos es por qué el sol tiene un viento solar y por qué su corona, la atmósfera exterior de la estrella, puede calentarse a millones de grados, mientras que en su interior la temperatura sólo alcanza unos 5.000 grados.
"Eso desafía las leyes de la naturaleza. Es como tener agua rodando cuesta arriba", dijo Nicola Fox, físico solar del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, durante una conferencia de prensa de la NASA en 2017. "Hasta que realmente vayas y toques el sol, no puedes responder estas preguntas".
Resolver este enigma es fundamental porque las alteraciones en este viento solar pueden sacudir el campo magnético de la Tierra y provocar un conjunto de cambios conocido como clima espacial. Los científicos ya han comprobado que puede afectar a los satélites, cambiar sus órbitas o acortar su vida útil. En ese sentido, los datos recopilados por los sensores de la sonda Parker podrían ayudar a los pronosticadores del clima espacial a predecir mejor los devastadores estallidos de viento solar.
Pero la Tierra no es el único planeta afectado por el viento solar. Desde Venus hasta Plutón, todos los mundos del sistema solar se ven afectados por el flujo de partículas cargadas.
Tres meses de su despegue y con sólo dos sobrevuelos dentro de la atmósfera solar, Parker ha logrado hallazgos sin precedentes. Los datos recopilados hasta ahora revelaron, por ejemplo, que las partículas del viento solar parecen ser liberadas como chorros explosivos en lugar de irradiarse.
"Solo habiendo analizado datos de dos órbitas, estamos realmente sorprendidos por lo distinta que es la corona cuando se observa de cerca respecto a cómo la vemos desde la Tierra", explica Justin Kasper, profesor de Ciencias Espaciales e Ingeniería en la Universidad de Michigan (EE.UU.). Según él, el viento solar ha resultado ser mucho más impulsivo e inestable de lo que se sabía.
Además, se pudo observar una fuerte presencia de polvo en la zona cercana al Sol. Durante la aproximación más cercana a su órbita, Parker fue golpeada con un fino polvo, rayando pequeños regiones de su escudo térmico que aparecieron como rayas blancas en las imágenes captadas por la cámara de alta resolución. Los investigadores creen que son los restos de asteroides y cometas que se acercaron al Sol, los cuales se terminaron evaporando y dejando tras de sí restos de polvo.
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Soportar las extremas condiciones climáticas habían sido el principal obstáculo para que una sonda pudiera acercarse tanto, pero un escudo térmico de alta tecnología desarrollado por lo científicos ha permitido que la sonda mantenga una temperatura estable. Cuando Parker pasa cerca del Sol, sus paneles solares se retraen para protegerse detrás del escudo térmico, dejando sólo una pequeña área expuesta para generar energía. A día de hoy, Parker ha batido el récord de la nave espacial de más rápido movimiento, y se estima que alcanzará velocidades de casi 700.000 km/h en 2024.
Debido a su cercanía con la estrella, el Parker no puede enviar fotos. La misión durará casi siete años y está previsto que la sonda pase 24 veces por partes nunca antes exploradas de la atmósfera externa de la estrella.