Cansancio
La fatiga es un síntoma de hiperglucemia y de hipoglucemia. | Foto: Getty Images

Vida Moderna

Subida o bajada de azúcar: ¿cómo saber el tipo del que se está padeciendo?

Cuando el metabolismo no funciona bien, los niveles de azúcar se elevan o se disminuyen.

27 de septiembre de 2022

Los azúcares que se ingieren con los alimentos son transformados por el metabolismo en glucosa y esta se desplaza a través del torrente sanguíneo hasta alcanzar las células de diferentes tipos de tejido, proporcionando la energía que necesitan para funcionar, de acuerdo con el Grupo Sanitas de España.

No obstante, cuando el metabolismo no funciona bien (el páncreas no secreta suficiente insulina o el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce), los niveles se elevan (hiperglucemia) y puede ser un signo de diabetes, una enfermedad que causa enfermedad del corazón, ceguera, insuficiencia renal y otras complicaciones; pero, de otro lado, un bajón de azúcar (hipoglucemia) es una afección que ocurre cuando el azúcar en la sangre del cuerpo (glucosa) disminuye y es demasiado bajo, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Dicho lo anterior, los signos y síntomas de la diabetes incluyen:

  • Aumento de la sed.
  • Micción frecuente.
  • Hambre extrema.
  • Pérdida de peso sin causa aparente.
  • Presencia de cetonas en la orina (las cetonas son un subproducto de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina disponible).
  • Fatiga.
  • Irritabilidad.
  • Visión borrosa.
  • Llagas que tardan en cicatrizar.
  • Infecciones frecuentes, como infecciones en las encías o en la piel, e infecciones vaginales.

De otro lado, los signos y síntomas de hipoglucemia pueden incluir los siguientes:

  • Palidez.
  • Temblores.
  • Sudoración.
  • Dolor de cabeza.
  • Hambre o náuseas.
  • Latidos del corazón irregulares o acelerados.
  • Fatiga.
  • Irritabilidad o ansiedad.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Mareos o aturdimiento.
  • Hormigueo o entumecimiento de los labios, la lengua o la mejilla.

Adicional, a medida que la hipoglucemia empeora, los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:

  • Desorientación, comportamiento inusual o ambos, como la incapacidad de completar tareas de rutina.
  • Pérdida de la coordinación.
  • Habla arrastrada.
  • Visión borrosa o en túnel.
  • Pesadillas, si se está dormido.

En consecuencia, para detectar alguna enfermedad hay que medir los niveles de glucosa por medio de una muestra de sangre en un laboratorio que se toma en ayunas. Es decir, no debe comerse durante al menos ocho horas.

Además, de acuerdo con la entidad sin ánimo de lucro, los niveles de glucosa en la sangre se expresan en miligramos de azúcar por decilitro (mg/dL) o milimoles de azúcar por litro (mmol/L) de sangre y en general los niveles son:

  • Menos de 100 mg/dL (5,6 mmol/L) se considera normal.
  • Entre 100 y 125 mg/dL (5,6 a 6,9 mmol/L) se diagnostica como prediabetes.
  • 126 mg/dL (7,0 mmol/L) o más en dos pruebas distintas se diagnostica como diabetes.

Asimismo, para muchas personas, un nivel de glucosa sanguínea en ayuno de 70 miligramos por decilitro (mg/dl), o de 3,9 milimoles por litro (mmol/l), o menos debería ser una alerta de hipoglucemia.

Por su parte, para prevenir la diabetes es importante tener una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros; pero para los episodios recurrentes de hipoglucemia, el consumo frecuente de pequeñas porciones de comida durante el día es una medida provisoria para evitar que los niveles de glucosa en la sangre bajen demasiado. Sin embargo, este enfoque no se aconseja como una estrategia a largo plazo.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.