Talones agrietados
Los talones agrietados pueden ser resultado de mala higiene. | Foto: Getty Images/iStockphoto

SALUD

Talones agrietados: estos son los hábitos diarios que provocan esta afección

La falta de hidratación es la principal causa de esta afección en la piel.

8 de abril de 2022

Los talones agrietados son una alteración de la dermis que se produce cuando la piel de los pies está muy seca y dura por falta de hidratación. Si no se trata de manera adecuada, esta afección puede volverse un problema más grave.

Este padecimiento suele presentarse cuando la piel que rodea los talones se reseca y recibe la presión del cuerpo sobre ella. En casos menores, este problema también puede indicar deficiencia de zinc y de ácidos grasos omega 3, indica una información del portal Mejor con Salud.

La primera recomendación de los especialistas es humectar los pies por lo menos dos veces al día y prestar especial atención antes de irse a dormir. Expertos del instituto de investigaciones clínicas Mayo Clinic, aconsejan que se remojen los pies alrededor de diez minutos en agua sola o con jabón y luego se sequen de forma delicada con golpecitos.

Posteriormente, se deben frotar con una esponja para quitar la piel muerta. Es recomendable aplicar una crema a base de aceite o con vaselina y ponerse medias para ayudar a que este producto se mantenga en la piel y haga efecto generando humectación.

Talones agrietados, talones, pies.
Para no sufrir de talones agrietados es importante usar calzado cómodo. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Aunque la piel de los pies y los talones es más gruesa que la de otras zonas del cuerpo, si no se hidrata de manera correcta podrá tener dificultades para mantenerse sana y con un aspecto saludable.

Causas

La piel seca se puede encontrar en cualquier parte del cuerpo, pero la del pie está más expuesta a sufrir sequedad debido a múltiples factores. Por ejemplo, enfermedades metabólicas, como la diabetes, pueden afectar su estado ya que disminuyen la humedad y provocan la deshidratación. Lo mismo sucede con pacientes que sufren problemas circulatorios.

Por otro lado, de acuerdo con información del portal Podología y Biomecánica, de España, la piel se seca más en las zonas del pie que soportan más presión y por ello el calzado también influye. El tipo de suela, su amortiguación o el utilizar con frecuencia sandalias descubiertas por el talón puede aumentar la sequedad en la piel.

Andar descalzo y estar por encima del peso corporal adecuado hace que existan en el pie zonas de más presión. La irrigación sanguínea es más deficiente en las zonas que tiene que soportar más carga y, por tanto, los nutrientes llegan con más dificultad a las capas superficiales de la piel pudiendo provocar su descamación, dicen los expertos.

Utilizar calzado apretado, con costuras y de tacón puede generar una máxima presión que incrementa la sequedad. Esto sumado a malos hábitos de higiene puede desencadenar esta problemática.

Algunos de los principales síntomas cuando se presenta esta molestia es que la piel se agrieta y se vuelve quebradiza generando escamas. Adicionalmente, se presenta una disminución de las capas superiores que provoca el estiramiento de las inferiores. Si no se trata debidamente, puede aumentar la probabilidad de presentar pie de atleta y hongos.

Por último, cuando el problema está muy avanzado provoca sangrado e indica que las capas internas de los tejidos están afectadas, por lo que la recomendación es no usar calzado ni medias y realizar una higiene adecuada que le permita a la piel recuperarse.

¿Cómo prevenirlos?

- Escoger bien el calzado. Es recomendable buscar un calzado amplio de horma con pocas costuras en contacto con la piel. Evitar el tacón alto.

- Evitar largos baños de agua caliente. El agua caliente puede disminuir la hidratación de la piel y eliminar los aceites que la protegen.

- Proteger los pies del sol.

- Beber agua y consumir alimentos con un alto contenido en agua. Aportar hidratación al cuerpo es importante a la hora de mantener una piel saludable.

- Usar cremas específicas. También se pueden utilizar aceites vegetales, como el de coco o almendras, o productos como la vaselina.