SALUD
La importancia del ejercicio en la hemofilia
La actividad física es la manera más efectiva de proteger a las articulaciones de los efectos de esta enfermedad, que si no se trata bien puede resultar incapacitante para sus pacientes, que en su mayoría son niños y jóvenes.
La hemofilia es una enfermedad que afecta la coagulación de la sangre. Por eso, quienes la padecen están en peligro constante de presentar hemorragias y sangrados incontrolables. Cuando no se trata de manera correcta puede volverse incapacitante, pues el proceso inflamatorio de esta patología puede derivar en el deterioro de las articulaciones y el cartílago.
Para evitar esta situación, los expertos aseguran que la clave es el ejercicio. Sin embargo, en muchos casos persiste la creencia de que la actividad física es un riesgo para los pacientes con hemofilia, quienes debido al déficit de las proteínas que permiten la coagulación de la sangre, están expuestos a que cualquier golpe, cortadura o trauma les pueda ocasionar un sangrado incluso letal. “Hay estudios que han evidenciado que una mejor salud articular y muscular puede proteger las articulaciones de sangrado en estos pacientes”, asegura Adriana Orejuela, fisioterapeuta, docente de la Escuela Nacional del Deporte y estudiante del Doctorado en Salud de la Universidad del Valle.
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Los niños hemofílicos pueden realizar casi cualquier actividad física bajo supervisión. “Es importante que ellos empiecen a practicar actividad física no solo para generar el hábito sino también para que preparen su cuerpo y desarrollen capacidades físicas que a la larga los van a proteger”, explica Orejuela. La actividad física no solo ayuda a mejorar los síntomas de la enfermedad, sino a que aprendan a convivir de una manera más natural con su padecimiento.
La experta dice para lograr los beneficios de la actividad física en estos pacientes es importante seguir tres recomendaciones iniciales. En primer lugar, si el niño está en un esquema de profilaxis, es decir, que está siendo protegido con un factor que le ayuda con la coagulación, empiece a practicar la actividad física, el ejercicio o el deporte una hora después de la aplicación. Lo segundo es contar con una indumentaria adecuada y hacerlo en un terreno con las condiciones adecuadas para evitar algún trauma. Y, finalmente, se debe realizar la actividad física bajo la supervisión de personal capacitado. “La idea es contar con la atención de un grupo interdisciplinario que haga una valoración y ayude a tomar las decisiones sobre cuál es la actividad más recomendada para cada paciente”, dice Orejuela.
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Si el ejercicio o el deporte se desarrolla bajo este esquema, un paciente hemofílico puede practicar cualquier actividad que le guste. La natación, el ciclismo y las caminatas son los que se consideran más seguros para ellos. “A edades tempranas conviene hacer una buena base de capacidad física aeróbica y flexibilidad”, dice Orejuela y agrega que aquellos “ejercicios de resistencia con baja carga y de resistencia aeróbica tienen la característica de que utilizan grandes grupos musculares, son continuos y se pueden realizar entre 40 y 60 minutos diarios”. Por su parte, la Federación Mundial de Hemofilia sugiere hacer ejercicios para aumentar la fuerza muscular combinados con programas de entrenamiento general u otros enfocados a mejorar el equilibrio y el rango de movilidad.
Por su parte, deportes como el rugby, el boxeo, el baloncesto y el fútbol son mucho más restringidos para los pacientes hemofílicos. “En nuestro país uno de los deportes favoritos es el fútbol y la mayoría de pacientes con hemofilia son hombres y todos quieren practicarlo, pero es un deporte bien traumático. Lo mejor es venderle la idea a los jóvenes de otros deportes con menos probabilidad de trauma y expongan menos la vida”, afirma la experta.
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