Vida Moderna
Truco para tener la piel de porcelana después de los 60 años
La exposición solar es uno de los factores que más afecta la piel del rostro.
Las mujeres mayores de 60 años se han convertido en un modelo a seguir. Más allá de su vasta experiencia, han desafiado los estándares de belleza impuestos por la sociedad y han abrazado la madurez como un aspecto positivo. Han dejado atrás clichés absurdos para dar paso a personalidades fuertes que no se preocupan por lo que la sociedad espera de ellas. Estas mujeres han optado por exhibir sus canas y han transformado sus cortes de cabello en una declaración de estilo poderosa.
En esta etapa de la vida, las mujeres mayores de 60 reconocen su valía y abrazan sus canas y arrugas, mientras comprenden la importancia de cuidar su piel para mantener un rostro radiante, especialmente para contrarrestar los efectos de la pandemia. Además, siguen pautas esenciales para preservar la salud de su piel a lo largo del tiempo.
La piel es una de las áreas que experimenta el proceso de envejecimiento en una etapa temprana. Según datos proporcionados por Nivea, la piel de las mujeres empieza a envejecer entre los 25 y 30 años, mucho antes de lo que generalmente se piensa en términos de madurez. Además de la edad y la genética, existen factores externos que aceleran este proceso.
La exposición solar es uno de los factores más influyentes, aunque también impactan otros elementos como la contaminación ambiental y hábitos poco saludables como fumar, una dieta deficiente o trasnochar, entre otros. Estos factores provocan alteraciones en la estructura de la piel que pueden resultar en diversas lesiones, muchas de las cuales son benignas pero pueden resultar incómodas o estéticamente desfavorables.
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Hidratar la piel
Cada tipo de piel demanda una atención específica, aunque todos comparten una necesidad esencial: una hidratación profunda. A medida que pasa el tiempo, resulta crucial suministrar a la piel la hidratación que ya no puede retener por sí misma. En consecuencia, se requerirá un esfuerzo adicional y la aplicación de productos de cuidado especialmente hidratantes.
La etapa de la menopausia agrega otra capa de atención en el cuidado de la piel, no solamente en el rostro, sino en todo el cuerpo. Se recomienda utilizar geles o jabones suaves que no perturben la capa lipídica natural de la piel. Asimismo, es fundamental reemplazar gradualmente los componentes naturales de la piel que disminuyen con el tiempo, empleando productos hidratantes específicamente diseñados para fortalecer la hidratación intensiva de la piel madura.
Beber agua suficiente
La hidratación de la piel se sustenta principalmente en la ingesta de agua. Sin embargo, la cantidad necesaria varía según cada individuo. Factores como el clima, la actividad física, el peso y el entorno en el que se vive influyen en esta demanda. Las necesidades difieren entre regiones secas y climas fríos y húmedos. En última instancia, la recomendación principal es beber agua cuando se siente sed, buscando alcanzar un promedio diario de alrededor de dos litros. Esta hidratación puede lograrse a través de infusiones y una dieta rica en frutas y verduras también contribuye a satisfacer este requerimiento de hidratación.
Usar protector solar todo el año
La radiación solar desempeña un papel clave en el proceso de envejecimiento precoz de la piel. Para contrarrestar los efectos del fotoenvejecimiento, resulta fundamental aplicar protector solar diariamente, sin importar la temporada, ya sea verano o invierno, y en condiciones de sol brillante o días nublados.
Exfoliación del rostro
Realizar una exfoliación facial de manera regular es un procedimiento esencial para revitalizar la piel. Aparte de deshacerse de impurezas y células muertas en la superficie, esta práctica mejora la absorción y penetración de productos hidratantes posteriores. Se recomienda evitar la exposición al sol inmediatamente después de exfoliar la piel, por lo que la noche se presenta como el momento idóneo para llevar a cabo este proceso.
Evitar los malos hábitos
Es esencial abstenerse de comportamientos perjudiciales como fumar, consumir alcohol, seguir una dieta desequilibrada carente de nutrientes antioxidantes y no dormir lo suficiente. Tanto las toxinas como los malos hábitos contribuyen al aumento de radicales libres que aceleran el proceso de envejecimiento. Por ello, la incorporación de antioxidantes es crucial, no solo para el bienestar general del organismo, sino también para mantener la salud de la piel y contrarrestar estos efectos adversos.