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Turismo inteligente

En medio de la riqueza natural y cultural del Parque Tayrona se consolida un proyecto para atraer a viajeros de alto nivel.

11 de marzo de 2006

El parque Tayrona es uno de los más visitados del país. En 2005 ingresaron más de 90.000 personas y se registraron más del doble de campistas que en 2004. En diciembre hubo días en que la administración tuvo que cerrar la entrada por la cantidad de turistas que llegaban a visitarlo. Una buena noticia, porque demuestra que los colombianos están empezando a explorar más opciones en sus destinos de vacaciones y a conocer la riqueza natural del país. Pero también una señal de alerta, pues se trata de frágiles ecosistemas a los que un turismo mal manejado pondría en peligro.

Y es que el Parque Nacional Natural Tayrona es uno de los tesoros ambientales y culturales del país. Tiene la Sierra Nevada de Santa Marta, el sistema montañoso más alto del mundo junto a una costa. En sus 12.000 hectáreas terrestres y 3.000 de franja marina alberga bosques secos y húmedos tropicales, manglares, arrecifes coralinos y praderas de pastos marinos. Cuenta con más de 100 especies de mamíferos -como el tigrillo o el venado- y con una gran cantidad de aves, entre las que sobresalen el cóndor, el águila solitaria y el águila blanca.

Además, fue hogar de la cultura que los arqueólogos llaman Tayrona. Entre sus bosques se han encontrado vestigios de más de 200 asentamientos dispersos y una extensa red de caminos. Hoy alberga a los kogui, los arhuacos, los wiwa y los kankuamos, cuatro importantes etnias indígenas del país.

Pensando en preservar toda esta riqueza, en noviembre de 2004 el gobierno dio en concesión a la empresa Aviatur el manejo de dos hectáreas del parque para que se encargara de los servicios turísticos (alojamiento, alimentación, tiendas). No son los únicos que dan alojamiento en el parque, pero sí quienes le apuntan a un turismo de alto nivel. Los viajeros pueden alojarse en cabañas, en carpa, en hamacas o en los modernos ecohabs, construcciones de dos pisos, baño, terraza y hasta sala de estar, hechos con base en la arquitectura indígena de los Tayrona.

El objetivo, para Jean Claude Bessudo, presidente de Aviatur, es que el turismo no sea una forma de polución cultural ni ambiental. "Yo lo llamo turismo inteligente: para los que quieren estar en comunión con la naturaleza, para quienes hacen investigaciones científicas, para los estudiantes. Y un turismo de alto nivel socioeconómico, nacional y extranjero", afirma.