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Un libro les enseña a las mujeres tácticas de oficina basadas en los lineamientos de Maquiavelo
Un nuevo libro les enseña a las mujeres a navegar el espacio laboral bajo las mismas guías que el italiano les ofreció a los príncipes hace 500 años.
Hace cinco siglos los dirigentes en Italia tenían que lidiar con celos mezquinos, traiciones, tráfico de poder y agresiones. Para Stacey Vanek Smith, ese escenario es muy similar al que hoy viven las mujeres en el sitio de trabajo. Por eso cuando decidió escribir un libro para aquellas que querían triunfar en su vida profesional pensó en Nicolás Maquiavelo, el diplomático que se hizo famoso por aconsejar sobre cómo gobernar a príncipes y dirigentes en la Italia renacentista.
El resultado es el libro Machiavelli for Women: Defend Your Worth, Grow Your Ambition, and Win the Workplace. El texto enseña temas que van desde pedir aumento hasta subir en la escalera corporativa y conquistar la oficina del último piso.
A pesar de que tanto tiempo ha pasado desde que Maquiavelo escribió su obra más conocida, El príncipe, la autora cree que sus enseñanzas todavía se pueden aplicar. Por ejemplo, Maquiavelo decía que había dos tipos de príncipes: los que heredaban su título y los que lo obtenían a punta de guerras y conquistas.
Ejercer el liderazgo para los primeros era mucho más fácil que para los segundos, quienes encontraban resistencia en el camino y debían seguir demostrando con fuerza que merecían el título. Smith considera que las mujeres, en este caso, son los príncipes que quieren conquistar títulos, mientras que los hombres son los que los han heredado. Por eso la carrera a la cima para ellas está llena de obstáculos.
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Para superarlos no es necesario aplicar todas las tácticas de Maquiavelo, que, entre otras cosas, recomendaba el asesinato. No en vano su apellido se convirtió en un adjetivo con connotaciones altamente negativas. Pero Smith dice que Maquiavelo era despiadado, mas no malicioso. Simplemente analizaba las cartas y decía: “Esta no es una gran situación, pero ya que estoy aquí, qué es lo mejor que puedo hacer con ella”.
La autora escogió aquellas tácticas que les servirían hoy a las mujeres: sonreír y mostrar agradecimiento al pedir aumento de salario, hacer peticiones en nombre del grupo y nunca a título personal, y trabajar siempre muy duro, incluso después de una licencia de maternidad. A menudo las mujeres se sienten en situaciones sin salida. Por ejemplo, dice que cuando se comportan bajo los estándares femeninos y son amables, generosas, modestas y defensoras de los demás, “se les considera muy buenas. Pero eso no les sirve para subir.
A ellas les dan luego un papel detrás de escena en el que reciben un salario crónicamente malo y una carga de trabajo ingrata”, dice. Pero la situación inversa tampoco les favorece. Cuando no exhiben esos rasgos tradicionalmente femeninos, sino que se muestran ruidosas, asertivas y abiertamente ambiciosas, su carrera se encuentra con personas que odian a las mujeres con esas cualidades.
En este caso no hay consejos prácticos. El libro busca que ellas aprendan a tomar la mejor decisión en escenarios complejos. En estas circunstancias, Maquiavelo –que de haber nacido en estos tiempos sería, según ella, el director de estrategia de Google o manejaría big data– les aconsejaría tener toda la información y decidir con cabeza fría.
“Él sacaría de la ecuación la emoción y la moralidad, y examinaría todo como un tablero de ajedrez”, confesó la autora a The Wall Street Journal. Maquiavelo fue consejero de hombres poderosos. Las mujeres de hoy, dice Smith, los superarían en muchas métricas académicas. Por eso, advierte que ellas no se deben contentar con papeles de soporte en la oficina. Como decía el ilustre italiano: “Quien ayuda a otro a hacerse poderoso causa su propia ruina”.