Psicología
“Vampiros energéticos”: ¿qué son y cómo evitarlos en el trabajo?
Los individuos que se nutren de la energía de los demás son propensos a manipular emocionalmente.
Los vampiros energéticos o emocionales no se quedan con la sangre de una persona, pero sí con su vitalidad, ánimo y energía. Se trata de personas que afectan de manera negativa a quienes tienen en su entorno y le quitan su fuerza y la utilizan para su propio provecho.
Tienen en común que dejan una sensación de agotamiento después de relacionarse con otras personas: las desgastan y les generan malestar e insatisfacción. Normalmente restan, pero nunca suman.
El principal problema que causan estos individuos es que no solo son capaces de oscurecer el ambiente durante el tiempo que dure su presencia, sino que, a medida que los demás se relacionan con ellos de manera cotidiana, generan altas dosis de estrés y fatiga emocional, precisa el portal Psicología y Mente.
Los individuos que se nutren de la energía de los demás son propensos a manipular emocionalmente a sus ‘víctimas’ para poder alcanzar sus metas o propósitos. Suelen acercarse a las personas de su entorno para exteriorizar su negatividad y aprovecharse de la energía de su interlocutor.
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Por lo general, piensan en ellos mismos y se vinculan con los otros por conveniencia. Suelen acercarse a los demás para contarles sus problemas o pedirles ayuda, generando una cercanía y buscando ganar confianza. Se comportan como víctimas y tratan de provocar lástima.
En otros casos se trata de gente que actúa con superioridad y humilla a quienes tienen en su entorno, criticando sus opiniones y menospreciando sus aportes. También se ve con frecuencia a aquellos que halagan en forma excesiva, buscando inflar el ego de la persona a la que buscan “vampirizar”. En el fondo, solo están tratando de estar junto a ellos para ver si pueden sacar algún beneficio propio, precisa un artículo publicado en el diario Clarín, de Argentina.
Sus efectos en el trabajo
Los vampiros energéticos pueden ser egoístas, manipuladores o simplemente muy habladores. Uno de sus lugares de caza favoritos es la oficina, asegura Tessa West, profesora asociada de Psicología de la Universidad de Nueva York y autora del libro Jerks at Work: Toxic Coworkers and What to Do About Them, citada en un artículo de la cadena CNN.
Para esta experta, los vampiros energéticos detectan los puntos débiles de los demás, por lo que persiguen a los que evitan los conflictos y son fáciles de manejar. También intentan aprovecharse de aquellos que no se sienten cómodos enfrentándose a ellos.
De igual forma, buscan a personas introvertidas y las que siempre ven lo mejor en los demás, pero evitan a los compañeros de trabajo que se mueven muy bien en redes sociales, porque ellos actúan como un conjunto metafórico de guardaespaldas.
Trucos para evitarlos
1. Aprender a reconocer los signos de alerta. Si se está frente a un compañero de trabajo que no resulta muy confiable, es necesario estar atento a las señales que evidencian que puede tratarse de un vampiro emocional. El negativismo, el sarcasmo, la victimización, la crítica permanente y la falta de empatía son señales claras que ponen en evidencia a este tipo de personas.
2. Establecer límites. Los vampiros emocionales son especiales en evadir los límites de los demás, sobre todo cuando estos no son claros. Por eso, evitar ser demasiado agradable y empático con ellos, sobre todo cuando no se está de acuerdo con sus puntos de vista, es clave.
3. Marcar límites en la comunicación. En la comunicación extraverbal, la distancia que separa a una persona de la otra, así como la postura expresa mucho. Estar demasiado cerca puede indicar intimidad y confianza, pero si se mantiene la distancia se está poniendo un límite a la relación. Asimismo, es bueno mantener una postura relajada que indique seguridad en sí mismos.
4. Buscar una salida. Si la situación se torna desgastante, la mejor opción es huir, alejarse y buscar otro aire que permita relajarse y respirar tranquilo, pues las personas que son así, normalmente no tienen un cambio en su forma de ser ni de actuar.