SALUD
Várices: así se pueden aliviar con tomates verdes y rojos
Si el flujo de la sangre a través de las venas es complejo, pueden presentarse problemas como hinchazón, dolor y coágulos sanguíneos.
Las várices, también conocidas como varicosas, son venas hinchadas, retorcidas y dilatadas que se pueden ver bajo la piel. Generalmente aparecen en las piernas, pero pueden presentarse en otras partes del cuerpo.
Normalmente, las válvulas unidireccionales en las venas de las piernas mantienen el flujo de sangre hacia el corazón. Cuando las válvulas no funcionan correctamente, la sangre regresa por la vena. Ésta se inflama por la sangre que se acumula allí, lo cual provoca las várices, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Este padecimiento es más común en las mujeres que en los hombres y no causa problemas para la mayoría de las personas. Sin embargo, si el flujo de sangre a través de las venas empeora, pueden presentarse problemas como hinchazón y dolor en la pierna, coágulos sanguíneos y cambios en la piel, aseguran los expertos.
Existen algunos factores de riesgo para que esta situación se presente. Por ejemplo, la edad avanzada, ser mujer, nacer con válvulas defectuosas, la obesidad, el embarazo, los antecedentes de coágulos sanguíneos en las piernas, estar de pie o sentado por largos períodos y antecedentes familiares de venas varicosas, entre otros.
Para mitigar sus molestias, hay algunos remedios caseros que pueden ayudar gracias a sus componentes y propiedades.
Uno de ellos es el tomate, que es rico en un tipo de carotenoide llamado licopeno. Este antioxidante tiene como principal virtud actuar como antiinflamatorio.
Según el portal Varicentro, centros médicos especializados en várices, investigadores del Instituto de Investigación Rowett, en Escocia, descubrieron los beneficios de los tomates para combatir la formación de coágulos, situación común en personas con problemas vasculares.
De acuerdo con los análisis, las semillas de los tomates y la pulpa de su alrededor contienen una sustancia que actúa como potente antiagregante plaquetario. “Si consumimos cuatro tomates diarios, evitaríamos la formación de coágulos en hasta un 72 % y mejoraríamos, además, el retorno venoso”, indica este sitio web.
Además, contiene vitaminas y minerales. Entre ellas destaca la vitamina A, un nutriente con numerosos beneficios, entre ellos sus propiedades antioxidantes. Sumado a esto, es un ingrediente refrescante, rico en agua, por lo que puede ayudar a hidratar la piel, lo cual permitirá mantenerla elástica, favoreciendo la circulación.
Este portal plantea un remedio casero con tomates verdes y vinagre de manzana totalmente orgánico, el cual se debe combinar por partes iguales con agua para que no genere afectaciones en la piel. Para elaborarlo se requiere de cinco tomates verdes y una taza de vinagre, además de un frasco de vidrio con tapa.
Se cortan los tomates en rodajas y se introducen en el frasco, luego se agrega el vinagre, se tapa el frasco y se deja por un lapso de 48 horas en un lugar fresco y oscuro para que se concentre bien. Pasado este tiempo se toman rodajas de tomate y se ponen sobre las venas y se cubren con una gasa o una venda, se deja actuar durante 40 minutos y luego se enjuaga. Este procedimiento se puede repetir todos los días y por un periodo de dos semanas.
No obstante, es necesario que la persona tenga claro que solo es un tratamiento paliativo, que nunca va a resolver de forma definitiva el problema de las venas varicosas, por lo que lo mejor es acudir al especialista para obtener un tratamiento médico.
¿Cómo prevenirlas?
Los expertos han insistido en que las venas várices no tienen cura, pero sí se pueden mitigar los síntomas que producen mediante la práctica de algunas medidas, tales como: usar medias de compresión y poner los pies en alto durante unos minutos, cada día o tantas veces sea posible.
Así mismo, mantener una dieta equilibrada también puede ayudar a prevenir este padecimiento. Es importante incluir en la alimentación ácidos grasos omega-3. Este tipo de grasa saludable no la produce el organismo, por lo que se debe absorber a través de la dieta. Este nutriente mantiene la elasticidad de las venas y también tiene una acción antiinflamatoria. Adicionalmente influye en la mejora del flujo sanguíneo.
Estos ácidos se pueden encontrar en alimentos como mariscos, frutos secos, semillas de lino, aceite de girasol y de oliva y pescado como el salmón, atún y sardinas.
Los especialistas también recomiendan consumir productos que contengan selenio. Según Mejor con Salud, este nutriente previene el endurecimiento de los tejidos principales del cuerpo y mantiene la flexibilidad de las paredes arteriales. Se puede encontrar en el pepino, los huevos, los frutos secos, los champiñones y la levadura de cerveza.
La vitamina E también es clave ya que cumple la función de mejorar la circulación y oxigenación de la sangre, lo que a su vez evita la formación de coágulos. Está presente en lácteos, espárragos, frutos secos, carnes blancas, cereales integrales y aceite de coco y de oliva.