Salud
Verdura para prevenir ataques de asma y controlar la diabetes
Los nutrientes de frutas y verduras son determinantes para el control de estas enfermedades.
El asma es una enfermedad crónica que afecta tanto a niños como a adultos. Se presenta cuando las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan, debido a la inflamación y la compresión de los músculos que las rodean, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es una afección que se caracteriza por presentar síntomas como tos, sibilancias, disnea y opresión torácica. Normalmente son signos intermitentes, y suelen agravarse durante la noche o cuando la persona realiza ejercicio.
Otros factores desencadenantes pueden agravar los síntomas y entre ellos están las infecciones víricas (resfriados), el polvo, el humo, los gases, los cambios meteorológicos, el polen y los árboles, el pelaje y las plumas de animales, los jabones fuertes y los perfumes. La OMS estima que este padecimiento afecta a más de 262 millones de personas en el mundo.
Si bien no hay recomendaciones específicas sobre la dieta para estos pacientes, los estudios científicos han demostrado que hay algunos alimentos que apoyan la función pulmonar, mejoran el sistema inmunológico y reducen los síntomas generados por esta enfermedad.
Adicionalmente, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones que hacen los especialistas. Por ejemplo, el sobrepeso puede empeorarla. Según el instituto Mayo Clinic, solo con bajar uno cuantos kilos se pueden mejorar los síntomas.
De igual forma, es aconsejable comer muchas frutas y verduras. Estos alimentos son una buena fuente de antioxidantes, como el betacaroteno y las vitaminas C y E, que pueden ayudar a reducir la hinchazón e irritación de los pulmones causadas por sustancias químicas que dañan las células, conocidas como radicales libres.
Según el portal Medical News Today, una dieta saludable puede reducir el riesgo de desarrollar asma y cita un artículo publicado en 2020 en el que se afirma de varias investigaciones han encontrado que consumir frutas y vegetales reduce el riesgo de esta afección.
Espinaca, para prevenir y controlar el asma
Precisamente uno de los vegetales que no debería faltar en la alimentación diaria es la espinaca. Una publicación de la revista Mejor con Salud, escrita por Ekhiñe Graell, asegura que este producto es muy saludable debido a que contiene una gran cantidad de nutrientes y vitaminas que son esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
Al respecto, Medical News Today cita un estudio realizado con niños que tenían la enfermedad y cuyas edades oscilaban entre seis y 18 años, y otro grupo de pequeños sin asma. La investigación mostró que los riesgos de desarrollar asma son menores en personas que tienen un alto consumo de ciertos nutrientes y uno de ellos es el betacaroteno, un componente que se encuentra de forma abundante en la espinaca.
Otro de los beneficios clave de la espinaca es que ayuda a regular los niveles de glucosa, gracias a que contiene un antioxidante conocido como ácido alfa lipoico, que no solo ayuda a reducir el azúcar en la sangre, sino a aumentar la sensibilidad a la insulina y prevenir los cambios oxidativos inducidos por el estrés en pacientes con diabetes.
A esto se suma que es un alimento rico en fibra, un nutriente que es determinante para el control de la glucosa. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la fibra presente en verduras y otros alimentos ayuda a las personas con prediabetes y diabetes.
La importancia de las vitaminas
El consumo de vitaminas también es clave para controlar o prevenir el asma. Las frutas y vegetales frescos son ricas fuentes de antioxidantes, como la vitamina C, la vitamina E y el betacaroteno, que ayudan al cuerpo a combatir las toxinas que pueden dañar los tejidos.
Esto, a su vez, ayuda a mejorar la función pulmonar y controlar los síntomas del asma. En la lista de alimentos ricos en vitamina C están los cítricos, como naranjas y toronjas, kiwi, fresas, melón, pimientos rojos y verdes, brócoli y tomates. Por su parte, son buenas fuentes de vitamina E las nueces, como almendras, maníes y avellanas, y las semillas de girasol y brócoli.