ANIVERSARIO

El viagra: un milagro azul de 20 años

Dos píldoras han cambiado la vida sexual de los seres humanos: la anticonceptiva para las mujeres y el Viagra para los hombres. Esta última cumple dos décadas de éxito total.

14 de abril de 2018

Pocos recuerdan la vida antes de la píldora anticonceptiva, pero era claro que las mujeres no podían tener relaciones sexuales sin pensar en el riesgo de quedar embarazadas. En 1960, cuando apareció esta droga, generó una revolución que les permitió planear los hijos que querían traer al mundo sin necesidad de sacrificar su placer sexual.

Los hombres vivían una situación diferente, pero igualmente angustiante. Al hacerse mayores, muchos de ellos observaban con gran preocupación cómo el sistema hidráulico de una zona estratégica de su cuerpo empezaba a fallar. Entre las soluciones estaban una inyección con un químico que se aplicaba directamente en el pene, una prótesis inflable o una cirugía que insertaba unas varillas de silicona en ese órgano. Todas estas alternativas sonaban peores que la enfermedad.

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Por eso, cuando en 1988 la FDA aprobó el Viagra, una pequeña píldora azul con el gran poder de resolver en media hora los problemas de erección, se produjo un hito en la medicina, que “eclipsó a la penicilina y convirtió al Viagra en la droga más popular del siglo”, dice Lynne Luciano, autora del libro Looking Good: Male Body Image in Modern America. Aparecen referencias de ella en películas, libros, canciones, y hoy, al celebrar sus 20 años, muchos la ven no solo como un fenómeno farmacéutico, sino cultural.

Curiosamente, apareció en forma accidental. En 1981 un grupo de científicos de Pfizer estudiaba un compuesto llamado UK92480 para mejorar la angina de pecho. La sustancia no daba resultados y la investigación “estaba tan cerca del fracaso que nadie iba a las reuniones”, dijo, al canal Bloomberg, David Brown, químico de esta farmacéutica. Pero al estudiar los efectos secundarios del UK92480 en un grupo de mineros, los expertos encontraron uno muy particular: más erecciones nocturnas de las normales.

Ante esto, decidieron cambiar el foco de su experimento y usarlo para tratar la impotencia. En el nuevo estudio se le dio la droga a un grupo de hombres mientras veían pornografía, al tiempo que un aparato medía su efecto en su órgano viril. Al concluir el trabajo, les pidieron a los participantes entregar los medicamentos sobrantes, pero para su sorpresa casi ninguno quería devolverlo. Habían encontrado un milagro: una píldora que solucionaba, de una vez por todas, la impotencia sexual.

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Bautizada Viagra (vi, por vitalidad, y agra, por cultivo), se convirtió en la solución para hombres de todas las edades, porque al contrario de lo que se cree, esta condición no solo afecta a los viejos. Según las estadísticas, 17 por ciento de los menores de 40 años reportan haber tenido el problema al menos una vez. A los 50 esa cifra sube a 61 por ciento y de ahí en adelante el problema ya no es esporádico, sino frecuente. Se calcula que a los 80 lo sufre el 86 por ciento de los hombres. La impotencia pasó a llamarse disfunción eréctil, y el Viagra con su principio activo, el citrato de sildenafil, logró que el aparato sexual trabajara como dios manda, sin humillaciones ni dolores.

Con esto la píldora cambió en los hombres la manera de hablar de su sexualidad. Prueba de ello es que personajes como Bob Dole, excandidato presidencial por el Partido Republicano, aceptó ser vocero del producto. Según Meika Loe, autora de The Rise of Viagra, a pesar de que Dole perdió con Bill Clinton en las elecciones presidenciales, con el aviso “salió victorioso y captó la atención de todo un país, pues le devolvió la dignidad a muchos en su condición”, dice en su libro. Hoy el de Dole, junto con el de Pelé, que también se unió a esta noble causa, son los avisos más icónicos del Viagra.

Por lo general, las mujeres acudían solas a los consultorios de los expertos a reportar los problemas en ese frente. La mayoría pensaba que sus maridos no las querían o que era un asunto psicológico. “Para un hombre era absolutamente frustrante porque no podían tener relaciones y a ellos les daba pena hablar al respecto. Esto facilitó la conversación y les mejoró la calidad de vida”, dice Diana Torres, uróloga de Profamilia.

En ese sentido, el Viagra fue un descubrimiento para los hombres que disfrutaron también las mujeres. No solo salvó muchos matrimonios, sino que ellos ya podían envejecer con más confianza al saber que había una solución sencilla y práctica para los problemas de plomería que se presentaran en el camino. A aquellos hombres viudos o divorciados de cierta edad, “con el Viagra se les abrió un mundo de posibilidades. Los hombres mayores hoy tienen parejas más jóvenes con tranquilidad porque saben que van a tener una buena función sexual”, agrega.

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Al principio, algunos creyeron que la píldora era mágica, pero para que funcione bien debe venir acompañada de excitación real. Otros se quejaban porque no servía, pues se la tomaban y se ponían a ver novelas, y sin deseo no pasa nada.

Y como todos los medicamentos, este no estuvo exento de efectos secundarios. Entre los más comunes están dolor de cabeza, malestar estomacal, congestión nasal y cambios en la visión, pues quienes la usaban veían todo azul. En los avisos de televisión que se transmitían en horario triple A en Estados Unidos, se mencionaba que si la erección duraba más de cuatro horas, se recomendaba hablar con el médico. Este problema, llamado priapismo, sucede cuando la sangre queda atrapada en el pene y así la erección se mantiene aún sin tener deseo.

Pero en la vida real, según los urólogos, los casos de efectos secundarios resultan insignificantes ante el nivel de satisfacción de los usuarios. Esa dicha se ha reflejado en las arcas de la farmacéutica que solo en el primer año registró ventas por 1.000 millones de dólares. Ante la gran demanda, el Viagra generó espacio para una fuerte competencia. En poco tiempo aparecieron Levitra y Cialis, moléculas con diferencias muy sutiles. Mientras el efecto del Viagra dura unas 4 horas, el de Levitra se extiende por una más. En ese lapso un hombre puede repetir faena tantas veces como lo desee. Cialis ofrece una disponibilidad de 48 horas, lo que ayuda a que el asunto sea más espontáneo. Así, un amante muy romántico se puede preparar para un fin de semana tomando su píldora el viernes con la seguridad de que tendrá un desempeño sin problemas.

Hoy se cree que hay más de 40 copias de esta droga, y al menos en Colombia se ha visto el sildenafil en presentación líquida y hasta en chicle. En Gran Bretaña acaban de aprobarla para venderla sin prescripción médica, lo que muestra que es una molécula segura. Muchos que no la necesitan la usan de manera recreativa a pesar de las advertencias de que no tendrá efecto si no sufren de la condición. También los médicos prescriben el Viagra para niños, pues la droga resultó ser la única alternativa para tratar recién nacidos con una condición coronaria congénita.

Algunos bares crearon el coctel viagra, otros establecieron tiendas y restaurantes con su nombre, y los más creativos la propusieron como alternativa para hacer crecer el pelo, afirmación que luego desmintieron sus fabricantes. La candidata Íngrid Betancourt la usó como estrategia de campaña al declarar que iba a parar a Colombia a punta de Viagra, por lo que repartió 72 cajas del producto en las calles de Bogotá. En poco tiempo, el Invima le desinfló la iniciativa porque constituía un uso indebido del medicamento.

Los chistes tampoco se hicieron esperar. Algunos comparaban la píldora azul con Disneylandia porque con ambas había que esperar más de media hora para una función de dos minutos. Otros decían que el nombre Viagra era la sigla de viejitos agradecidos. Y aunque suena a burla, muchos, 27 millones en el mundo para ser más exactos, lo están. El solo hecho de llevarla en el bolsillo les garantiza que van a la fija, y en estas dos décadas les ha ayudado a asumir la sexualidad a todas las edades con más confianza.

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