EXPERIMENTO

Viagra para la demencia

Científicos en Gran Bretaña estudian la posibilidad de que el mismo medicamento que sirve para la disfunción eréctil, ayude a prevenir el deterioro del cerebro.

30 de julio de 2016
| Foto: 123 RF

Fue diseñado para la hipertensión y la angina de pecho, luego tomó notoriedad mundial cuando se aprobó para disfunción eréctil, y ahora todas las esperanzas están puestas en que la famosa pastilla azul, conocida como Viagra, sirva para tratar la demencia vascular, la más común después del alzhéimer. En Gran Bretaña, expertos de la Universidad St. George en Londres adelantan un estudio con voluntarios para ver si el tadalafilo, una molécula muy parecida al sildenafilo (Viagra), ayuda a incrementar el flujo sanguíneo al cerebro. De ser así podría servir para prevenir o desacelerar la aparición de dicho mal, que afecta a las personas después de los 65 años.

Según el geriatra Carlos Cano, la demencia vascular está relacionada con condiciones como el colesterol, la hipertensión, la diabetes y otras dolencias que producen un daño en la vasculatura del cerebro. En la literatura científica también se le conoce como demencia multiinfarto. Es mucho más común en hombres y genera “pérdida de memoria, alteraciones en la capacidad de interacción con otras personas, falta de concentración, aunque suele tener una evolución más escalonada que el alzhéimer”, dice Cano.

La conexión entre las drogas para la disfunción eréctil y dicha enfermedad no es nueva. La teoría es que así como estas medicinas logran expandir los vasos sanguíneos del cuerpo cavernoso del pene para lograr una mayor entrada de flujo sanguíneo, lo que produce la erección, en el caso de las personas con riesgo de demencia se aumentaría la irrigación de sangre al cerebro en aquellos vasos sanguíneos que están enfermos y que restringen dicho flujo.

Hasta el momento se han hecho ensayos clínicos en 24 personas y posteriormente se realizará un estudio en otras 30, según reportó Atticus Hainsworth, líder de la investigación durante la reunión de la Asociación Internacional de Alzhéimer realizada la semana pasada en Toronto, Canadá. Por lo pronto, el experto busca verificar si hay un aumento de flujo sanguíneo al cerebro y para ello utilizará escáneres de alta tecnología. Una vez compruebe esto, el siguiente paso será verificar si las funciones mentales se mejoran y si estas se sostienen durante el tiempo después de un tratamiento de seis meses.

Gracias a que la droga permanece durante 24 horas en el organismo, los pacientes reciben una píldora diaria, lo cual representa una dosis segura para ese grupo de edad. De hecho, parte de la motivación de los expertos es probar con drogas ya conocidas y ver si funcionan para otras enfermedades. Después de la esperanza suscitada por moléculas nuevas que luego resultaron en rotundos fracasos, la Sociedad de Alzhéimer de Gran Bretaña y la Fundación para el Descubrimiento de Drogas para el Alzhéimer de Nueva York tomaron la decisión de trabajar conjuntamente para experimentar con medicamentos ya existentes y ver si sirven para contrarrestar este mal. “A medida que aprendemos sobre las causas de la demencia y sus vínculos con otras enfermedades, hay esperanza de que los tratamientos que se usan rutinariamente para otros males sirvan para las personas con demencia”, señaló Doug Brown, director de investigación y desarrollo de la Sociedad de Alzhéimer.

Teniendo en cuenta que desarrollar una droga toma casi 15 años y que se han invertido millones de dólares en nuevos medicamentos, con esta estrategia se recortarían los costos y el tiempo de la investigación.

La iniciativa busca encontrar un tratamiento que cambie el curso de la enfermedad para 2025, una meta que hasta ahora ha sido difícil de lograr. Como están las cosas, según Cano, esta dolencia solo se maneja con el control de los factores de riesgo: una dieta sana, ejercicio y, en caso de ser diabético, tener el azúcar en cintura. Solo falta ver si el trabajo de Hainsworth arroja resultados positivos, y de ser así, estos pacientes podrían contar, además, con un medicamento para retardar el deterioro de los procesos cognitivos.