Salud
Vida saludable: los cinco infalibles ‘tips’ para empezar y no fracasar en el intento
Se considera saludable aquello que permite que la persona se mantenga en un buen estado de salud y calidad de vida.
Empezar un estilo de vida saludable no siempre es fácil, pero un buen comienzo es pensar en los beneficios que tiene, como evitar una enfermedad y mejorar la calidad de vida, de acuerdo con MedlinePlus, portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Asimismo, Liliana Orozco, líder de Mercadeo Deportivo y Profesional para Gatorade Colombia, recomienda cinco puntos a tener en cuenta al momento de empezar el camino a un estilo de vida saludable:
1. Nutrición e hidratación correcta al momento de ejercitarse: la hidratación y alimentación saludable es una parte fundamental para conseguir resultados que permitan que las personas se sientan bien antes, durante y después del entrenamiento.
2. Tener un horario establecido: las personas se preguntan cuál es la mejor hora para hacer ejercicio y, por tal razón, los expertos aseguran que es una cuestión de preferencia, gusto y horarios. Lo importante es cumplir los objetivos diarios y las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
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3. Tener una guía adecuada para los ejercicios: ir al gimnasio es más que solo llegar e ir por el peso más alto, es importante tener una rutina establecida que se adapte a los objetivos, al estado de salud y el bienestar, evitando siempre los riesgos de lesiones.
4. Tener un ambiente agradable para realizar actividad física: el hogar, un parque o gimnasio son algunas opciones. Lo importante es sentirse cómodo.
5. Estar constantemente aprendiendo: el camino hacia una vida saludable es un proceso de constancia y disciplina, por lo que se debe nutrir el cuerpo y el conocimiento acerca del cuerpo, la alimentación y el proceso, además de temas de salud e hidratación que serán fundamentales para un óptimo desempeño.
¿Qué es la actividad física?
La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad física hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio, para desplazarse a determinados lugares y desde ellos, o como parte del trabajo de una persona.
Entre las actividades físicas más comunes se destacan: caminar, montar en bicicleta o correr y todas ellas se pueden realizar con cualquier nivel de capacidad y para el disfrute de todos.
Por su parte, la Organización señaló que indicó que las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre 20 % y 30 % mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física.
¿Qué es alimentación balanceada?
De acuerdo con la Organización, una dieta sana incluye:
- Legumbres (como lentejas y alubias), frutos secos y cereales integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados).
- Al menos 400 g (cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
- Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
- Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procede de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo) y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). La OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
- Menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada.
No obstante, la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.