Vida Moderna
Vitamina para eliminar el dolor y la hinchazón en los pies
Algunas vitaminas fortalecen los huesos de los pies.
Las vitaminas son sustancias orgánicas presentes en cantidades muy pequeñas en los alimentos. El cuerpo las necesita para su funcionamiento, su mantenimiento y crecimiento, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Entre las vitaminas más conocidas están la vitamina A, la B (tiamina, riboflavina, niacina, vitamina B12 y ácido fólico), la C y la D. Estas se agrupan en forma conjunta, no debido a que se relacionen químicamente, sino porque todas se descubrieron en relación con las enfermedades que causan su carencia.
Existen algunas vitaminas que ayudan a cuidar la salud de los pies, sobre todo, su estado óseo. Entre estas, según el portal especializado Instituto Valencia del Pie, se encuentra la vitamina D.
La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, mineral necesario para la formación de los huesos. En ese sentido, si una persona no consume suficiente calcio en su dieta o si el cuerpo no absorbe suficiente calcio a causa de una deficiencia de vitamina D, la producción de hueso y los tejidos óseos puede verse afectada negativamente.
Tendencias
Teniendo en cuenta la relación entre vitamina D y calcio, resulta indispensable incorporarlos en la dieta o como suplemento -según recomiende un especialista médico-. El objetivo principal es conservar y fortalecer la salud de los huesos de los pies.
La cantidad exacta de calcio que el cuerpo necesita depende de la edad del sujeto y de otros factores. Los niños y adolescentes en etapa de crecimiento, por ejemplo, necesitan más calcio que los adultos jóvenes. Por su parte, los adultos mayores necesitan grandes cantidades de calcio para prevenir la osteoporosis.
La vitamina D se encuentra de modo natural solo en la grasa de ciertos productos animales. Los huevos, el queso, la leche y la mantequilla también son buenas fuentes en dietas normales. La carne y el pescado contribuyen en cantidades pequeñas y los cereales, hortalizas y frutas no tienen vitamina D.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el cuerpo tiene una capacidad considerable para almacenar vitamina D en el tejido graso y en el hígado. De hecho, una reserva adecuada es importante en las mujeres embarazadas, a fin de evitar la predisposición al raquitismo en los bebés.
Entre las causas de deficiencia de vitamina D se encuentran:
- No se recibe suficiente vitamina D en la dieta.
- No se absorbe suficiente vitamina D de los alimentos (un problema de malabsorción).
- No se recibe suficiente exposición a la luz solar.
- El hígado o los riñones no pueden convertir la vitamina D en forma activa para el cuerpo.
- Se consumen medicamentos que interfieren con la capacidad del cuerpo para convertir o absorber vitamina D.
Los hábitos como fumar y tomar ciertos medicamentos, como esteroides orales y algunos medicamentos anticonvulsivos, pueden causar niveles bajos de vitamina D. También existen algunos trastornos genéticos que causan niveles bajos de vitamina D.
Teniendo en cuenta la relación entre vitamina D y calcio, resulta indispensable incorporarlos en la dieta o como suplemento -según recomiende un especialista médico-. El objetivo principal es conservar y fortalecer la salud de los huesos de los pies.
Cabe resaltar que la vitamina D se encuentra de modo natural solo en la grasa de ciertos productos animales. Los huevos, el queso, la leche y la mantequilla también son buenas fuentes en dietas normales. La carne y el pescado contribuyen en cantidades pequeñas y los cereales, hortalizas y frutas no tienen vitamina D.
Otros de los posibles factores del dolor e hinchazón de pies, pueden estar relacionados con enfermedades como la artritis o gota, fracturas óseas, juanetes, callosidades, dedos en martillo, arcos caídos o pie plano, neuroma de Morton, daño nerviosos como consecuencia de enfermedades como la diabetes y fascitis plantar.
En caso de presentar dolor en los pies, en primer lugar, es recomendable acudir a un especialista médico para determinar si dicha molestia realmente corresponde a un escenario de fascitis plantar. Una vez se haya recibido un diagnóstico, el siguiente paso consiste en iniciar el tratamiento adecuado.