Salud
Vitaminas esenciales para retrasar el deterioro cognitivo
La alimentación es determinante para cuidar la salud del cerebro.
El cerebro es un órgano vital para los seres humanos y mantenerlo sano es determinante para que cumpla con sus múltiples funciones. Este órgano representa cerca del 2 % del peso corporal, pero requiere de aproximadamente un 20 % de la energía que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente.
Adoptar hábitos de vida saludables, realizar ejercicio físico de manera regular y ejercitar este órgano son factores que ayudan a minimizar el riesgo de sufrir deterioro cognitivo, mantener la memoria y reducir la posibilidad de presentar demencia.
Específicamente en lo relacionado con la alimentación, es importante saber que las conexiones nerviosas del cerebro necesitan minerales, vitaminas del grupo B y aminoácidos para funcionar bien. También es clave la ingesta de carbohidratos, ya que este órgano obtiene toda su energía de la glucosa, precisa el portal Cuerpo Mente.
Según Harvard Medical School, las personas que se alimentan con verduras, frutas, pescado, fuentes vegetales de proteínas, nueces, y aceites insaturados, son menos propensas a desarrollar demencia o deterioro cognitivo.
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El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos define este último como las alteraciones a las que las personas se exponen en relación con el pensamiento, el aprendizaje, la memoria, el juicio y la toma de decisiones. Los signos incluyen pérdida de la memoria y dificultad para concentrarse, para completar actividades, comprender, recordar, seguir instrucciones y solucionar problemas.
Así las cosas, el consumo diario de productos que aporten vitaminas es determinante y estas son las que no deberían faltar en la dieta, si de cuidar el cerebro se trata.
Vitamina B1
Esta vitamina tiene efectos especiales contra el deterioro de la memoria. También previene el envejecimiento del cerebro y es buena para elevar el ánimo de las personas que padecen depresión, precisa una publicación de la revista digital La Mente es Maravillosa, especializada en psicología y neurociencias.
Esta vitamina se encuentra en productos integrales, enriquecidos y fortificados como el pan, los cereales, el arroz, la pasta y la harina; el germen de trigo, la carne de res y de cerdo; la trucha y el atún de aleta azul; los huevos; legumbres y arvejas (guisantes) y las nueces y semillas, según información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Vitamina B6
Este es un nutriente que favorece la formación de neurotransmisores como la dopamina, epinefrina, norepinefrina y acetilcolina, que se encargan de transmitir las señales que se producen en las neuronas. Además, ayuda en la absorción de la B12, que es una de las vitaminas decisivas para el desarrollo cognitivo.
Se puede obtener a través del consumo de atún, salmón, banano, legumbres, carne de res y de cerdo, nueces, granos enteros, cereales fortificados y garbanzos.
Vitamina B9
La vitamina B9 o ácido fólico es clave en la formación de los glóbulos rojos y para el crecimiento y la función saludables de las células. Su aporte se da en la agudeza mental y en la preservación de las funciones cerebrales. El instituto de investigaciones Mayo Clinic asegura que se puede obtener de verduras de hoja verde oscuro, fríjoles, guisantes y nueces. Las frutas con alto contenido de folato incluyen naranjas, limones, plátanos, melones y fresas.
Vitamina C
Al ser uno de los más importantes antioxidantes, la vitamina C protege al cerebro del estrés oxidativo. De igual forma, es importante en la síntesis del neurotransmisor dopamina, que participa en la regulación de diversas funciones como la conducta motora, la emotividad y la afectividad. El cuerpo no la produce y se puede obtener de frutas cítricas, bayas, tomates, pimientos, repollo, coles de Bruselas y espinacas.
Vitamina B12
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos aseguran que esta vitamina es un nutriente que ayuda a mantener la salud de las neuronas. Son fuente de la B12 alimentos como el pescado, carne, huevos, leche y otros productos lácteos. También las almejas y el hígado de res.