¿Y si dar la vacuna a los más viejos fuera la estrategia equivocada?

La mayoría de los países están siguiendo una misma estrategia para llevar a cabo la vacunación y esta consiste en aplicar la vacuna primero a los más vulnerables y no a la población que transmite más fácilmente el virus. Así las cosas, los primeros en la fila son los más viejos y aquellos que están en contacto con los enfermos de covid-19, como es el caso del personal de salud. Los que más transmiten el virus, sin embargo, son los más jóvenes, pero estos se vacunarán al final.

Escuche lo que tiene que hacer si ya se vacunó

Aunque en el corto plazo lo anterior es visto por muchos expertos como la mejor solución para reducir el número de muertes por covid-19, algunos modelos epidemiológicos indican que dicha estrategia funciona solo en el corto plazo. A largo plazo tiene un problema y es que podría acelerar la evolución de las variantes. Estas, a su vez, podrían escapar a la protección de este medicamento y hacerlo inocuo.

Al menos así lo expuso Julia Gog, experta de la Universidad de Cambridge, en una presentación en la que planteó la pregunta de cuál es la peor estrategia de vacunación. Su respuesta es que, de todas las posibilidades, la peor es la de “vacunar a todos los vulnerables y a ninguno de los llamados ‘mixers’, es decir, aquellas personas que se mezclan con otras y sin saberlo propagan la enfermedad”, como lo dijo en su reciente presentación virtual.

Su modelo es uno de los primeros en evaluar el efecto de la estrategia de vacunación para ver el impacto que tiene en el riesgo de nuevas variantes. En el modelo, la población total está dividida entre gente vulnerable con un riesgo alto de desarrollar la forma severa de la enfermedad y los llamados mixers, que son quienes más probabilidades tienen de esparcir el virus en la comunidad. La posibilidad de variantes se asumió según el número de gente vacunada que resulta infectada, pues cada vez que hay una infección hay un riesgo de que estas variantes aparezcan.

En su análisis observó que aquellos países donde haya pocos casos el virus tiene muy pocas opciones de evolucionar, de manera que la vacunación puede darse en el orden previsto sin que cause preocupación por las posibles variantes. Pero en donde no, sería un problema por el riesgo de que variantes nuevas aparezcan. Como se sabe, hoy circulan varias que han puesto a los científicos a sufrir, entre las que están la de Reino Unido, la de Sudáfrica y otra que podría estar en Colombia que se conoce como la de Amazonas. Algunas de ellas, como la de Gran Bretaña, conocida por su nombre científico como variante B.1.1.7 tiene el peligro de ser más transmisible, lo que ha hecho pensar que podría estar detrás del aumento de casos a nivel global.

A pesar de las afirmaciones de Gog, su intención no es hacer un llamado para cambiar la estrategia de vacunación, sino que con su modelo quiere poner en evidencia la importancia de que a medida que avanza este proceso en el mundo, se tomen medidas para que los casos no aumenten. En entrevista con la revista New Scientist, la experta aclaró que tener una baja prevalencia de la enfermedad ayuda a controlar las variantes. Lo contrario sería crear un riesgo real de producir una variante que escape a las vacunas que hoy tenemos.

Aun así, otros expertos consideran que el esquema de vacunación correcto es el adoptado por los países, pues lo más importante en el momento es detener la mortalidad por esta causa. Como se sabe, en algunos países la covid-19 ya ha dejado más muertos que muchas guerras e incluso que otras enfermedades infecciosas como la influenza de 1918.

Alessandro Vespignani, un experto de la universidad de Northeastern en Boston, hizo otro modelo en el que comparó lo que pasaría si todas las vacunas se distribuyeran de manera equitativa en el mundo. En su análisis observó que con esta estrategia se reduciría a la mitad el número de muertes en el mundo. Por eso, él y otros de sus colegas opinan que aun si las variantes surgen e infectan a las personas ya vacunadas, la probabilidad de que mueran por esta causa sería menor, casi la mitad de las muertes globales.

Para Gog, lo importante de su análisis no es cambiar la estrategia, sino recomendar que los gobiernos de cada país vigilen que el número de casos no aumente. “Lo que no puede pasar es que en el proceso de vacunación los casos se disparen. Eso sería devastador”, dijo la experta a New Scientist.