SALUD
Ya poco suena el 1º de diciembre el Día Mundial de lucha contra el Sida. Ha bajado la enfermedad, pero no hay que bajar la guardia
Durante 2023 las infecciones por VIH cayeron a su nivel más bajo. Investigación en vacunas no debe detenerse, señala experto.
Hace unas décadas, el 1º de diciembre no solo sonaba porque era el primer día del último mes del año y se acercaban la Navidad y el Año Nuevo; también, porque todo el mundo hablaba del VIH, el virus de inmunodeficiencia adquirida que produce el Sida.
Sin embargo, el desarrollo de medicamentos y agresivas campañas de información sobre la manera de prevenir el contagio han llevado a que pase a un segundo plano esta fecha. No obstante, en el Día Mundial del Sida, que se conmemora este domingo, Onusida estima que no hay que bajar la guardia.
Si bien la enfermedad ha retrocedido, al punto que las estadísticas que salen a relucir para esta época evidencian que las infecciones por VIH cayeron en 2023 a su nivel más bajo, ubicándose en el rango entre un millón y 1,7 millones, según el informe anual publicado por Onusida, el riesgo sigue latente.
Cifras alentadoras, pero…
Las muertes, generalmente provocadas por enfermedades ‘oportunistas’ cuando el sida se manifiesta en la etapa final de la infección, se redujeron en aproximadamente un 40 % y se situaron claramente por debajo del millón anual.
Tendencias
Esta tendencia se debe principalmente a una notable mejora en el África subsahariana, la región del mundo más afectada por la epidemia de sida.
Sin embargo, el panorama sigue siendo desigual, ya que las infecciones están aumentando en otras regiones, como Oriente Medio o Europa del Este. Todavía estamos lejos de los objetivos de la ONU, que busca erradicar casi por completo la epidemia para 2030.
Herramientas efectivas
Un punto en el que coinciden los expertos en VIH es la importancia de los tratamientos preventivos, conocidos como PrEP (profilaxis preexposición), que se han convertido en herramientas cruciales en la lucha contra la epidemia.
Estos tratamientos, que toman personas no infectadas, pero con conductas consideradas de riesgo, son altamente efectivos para prevenir la infección.
Por ello, los especialistas abogan por su expansión. En Francia, por ejemplo, las autoridades sanitarias han incluido la PrEP como un eje central en sus nuevas recomendaciones: ya no debe estar reservada exclusivamente a los hombres que tienen relaciones homosexuales.
Para las personas ya infectadas, los tratamientos son cada vez más efectivos y cómodos, especialmente porque requieren tomarse con menor frecuencia.
Persisten obstáculos
A pesar de los avances, el despliegue de los tratamientos, tanto preventivos como curativos, enfrenta numerosos desafíos. Así sucede en países pobres, como en los del continente africano, donde el costo de los medicamentos sigue siendo un problema.
Un caso controvertido ha generado debate en los últimos meses. El laboratorio Gilead desarrolló un medicamento, el lenacapavir, que promete una eficacia sin precedentes tanto en prevención como en tratamiento. Los expertos creen que podría significar un cambio revolucionario, pero su costo es astronómico: 40.000 dólares por persona al año.
Ante la presión de las asociaciones que lideran la lucha contra el sida, Gilead anunció a principios de octubre que permitiría la producción de versiones genéricas a bajo costo de este tratamiento en los países más pobres.
Sin embargo, las barreras no son solo financieras, especialmente en el caso de los tratamientos preventivos. También es crucial combatir el estigma asociado con su uso, en países donde, por ejemplo, la homosexualidad aún es inaceptable.
“El despliegue de la PrEP en África enfrenta un desafío mayor: que las personas en alto riesgo reconozcan que están en riesgo”, resumía un artículo de The Lancet Global Health en 2021.
El mismo problema se aplica al diagnóstico, que es especialmente importante, ya que muchas infecciones se detectan en una etapa avanzada, dificultando su tratamiento.
¿Y las vacunas?
Algunos aspectos reciben una atención mediática que puede ser desproporcionada. Es el caso de la investigación sobre vacunas, que hasta ahora no ha arrojado resultados concluyentes.
Con la eficacia de los tratamientos preventivos, “¿acaso no tenemos ya, en esencia, una vacuna?”, se preguntaba en octubre, durante una conferencia de prensa, el infectólogo Yazdan Yazdanpanah, director del ANRS, instituto francés pionero en la lucha contra el sida.
Este experto reconoció, sin embargo, que “la investigación en vacunas no debe detenerse”.
Otro avance que no debe exagerarse son los pocos casos de remisión observados en los últimos años: menos de diez en total. Aunque espectaculares, son el resultado de trasplantes de células madre, operaciones arriesgadas que solo son viables en casos muy específicos.