Vida Moderna
La vitamina que se debe consumir si sufre de venas várices
También una buena alimentación, realizar ejercicios y usar prendas de compresión pueden ayudar a prevenir complicaciones relacionadas con las varices.
Las venas várices suelen ser uno de los padecimientos más comunes en las mujeres, más que en hombres. Este surge con frecuencia en la etapa del envejecimiento.
Sin embargo, puede aparecer en edades tempranas como resultado de un tema hereditario o genético e incluso suele presentarse con mayor frecuencia en mujeres que usan tacones muy altos o en pacientes que suelen estar sentados por periodos de tiempo largos, sin ejercer ningún tipo de pausa activa.
Son venas hinchadas, retorcidas y dilatadas que se pueden ver bajo la piel y que con frecuencia son de color rojo o azul. De acuerdo con MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “normalmente, las válvulas unidireccionales en las venas de las piernas mantienen el flujo de sangre hacia el corazón. Cuando las válvulas no funcionan correctamente, la sangre regresa por la vena. Esta se inflama por la sangre que se acumula allí, lo cual provoca las varices”.
Por lo general, ocurren en las piernas, pero también se pueden formar en otras partes del cuerpo, aunque son más usuales de lo que se piensa. Las mujeres, los pacientes con obesidad, que no hacen ejercicio o tienen antecedentes familiares de venas varicosas están en mayor riesgo de padecerlas. También pueden ser más frecuentes durante el embarazo.
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No obstante, si se revienta una vena várice, se puede presentar una varicorragia, que es “una hemorragia que resulta de la rotura de una vena varicosa”, según el portal de salud Top Doctor. Adicionalmente, el portal señaló que la afección no es muy común; pero, de presentarse, en ocasiones puede generar la muerte del paciente.
La buena alimentación, realizar ejercicios con frecuencia y usar prendas de compresión pueden ayudar a prevenir complicaciones relacionadas con las varices.
Sin embargo, el consumo de algunas vitaminas también pueden influir en la disminución de su aparición. Una de las que más se destacan es la vitamina E, ya que favorece la circulación sanguínea en el cuerpo; así como protege y fortalece los vasos sanguíneos, evitando problemas como la hinchazón e inflamación de las venas.
La presencia de la vitamina E puede encontrarse en alimentos como el tomate o los frutos secos, como las almendras y las nueces.
En medio de este proceso es crucial ingerir la suficiente cantidad de agua a diario. Los profesionales de la salud mencionan que una persona adulta debe ingerir de seis a ocho vasos de agua al día, lo que equivale a dos litros de este líquido incoloro.
Pero, otros expertos mencionan que la cantidad variará dependiendo de la rutina diaria del paciente, de su peso y de su talla. Por ello, se recomienda consultar con el médico tratante acerca de la cantidad adecuada que se debe ingerir. Cuando se consume la suficiente cantidad de agua la sangre fluye de una mejor manera por todo el cuerpo.
Los radicales libres son los principales responsables del envejecimiento y la degradación de las paredes de arterias y venas, por lo que se recomienda aumentar la ingesta de productos que contenga altas cantidades de antioxidantes, ya que estos compuestos combaten de manera directa a los radicales libres.
Algunos alimentos y productos con antioxidantes son:
- Aceite de oliva extra virgen.
- Vegetales en general y frutas. Las que más contienen dicho compuesto son: el aguacate, las moras, las fresas, las frambuesas, los arándanos, las coles, las zanahorias, las uvas, las cebollas, los ajos, las espinacas y los tomates.
- Las grasas poliinsaturadas disminuyen los niveles de colesterol y triglicéridos presentes en la sangre, lo cual evita la arteriosclerosis. Ingerir alimentos que contengan este tipo de grasa favorece la fluidez de la sangre, disminuye su viscosidad y actúan como anticoagulante. Las grasas poliinsaturadas están presentes en los siguientes alimentos:
- Los aceites de semillas como girasol, maíz y soja.
- Margarinas vegetales.
- Frutos secos, sobre todo, nueces y almendras.
- Pescados azules como el salmón, la caballa, el arenqué y el boquerón.
- Aceite de hígado de bacalao.