La visión borrosa se puede generar por el abuso de las pantallas, el estrés o la falta de sueño, así lo explica el oftalmólogo Carlos Lisa Fernández. Foto: Getty images.
Refregarse con frecuencia los ojos puede traer consecuencias a la visión. | Foto: Foto: Getty images.

Salud

Visión borrosa: las peligrosas consecuencias de frotarse los ojos con frecuencia

Este hábito tiene efectos tanto en la parte estética, como en la visión,

12 de julio de 2023

Es normal que en el día a día, muchas veces sin darse cuenta, las personas se froten los ojos; en ocasiones de manera brusca. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este hábito puede generar algunas consecuencias no solo en los propios órganos, sino también en la visión.

Por ejemplo, se ha demostrado que una de las causas principales de queratocono es el rozamiento compulsivo del ojo. El queratocono es una afección que se produce cuando la córnea (la parte frontal transparente y en forma de cúpula del ojo) se hace más fina y sobresale progresivamente en forma de cono.

El instituto de investigación Mayo Clinic indica que una córnea en forma de cono causa visión borrosa y puede producir sensibilidad a la luz y al resplandor. Suele afectar ambos ojos. Sin embargo, es posible que genere más daño en uno que en el otro. Generalmente, comienza a afectar a personas que están entre el final de su adolescencia y sus treinta años. La afección puede progresar lentamente durante 10 años o más.

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Refregarse los ojos puede generar que se revienten vasos sanguíneos. | Foto: Getty Images

Otra de las afecciones que puede generar el frotamiento de los ojos son las infecciones oculares como la conjuntivitis y la blefaritis, precisa información de la Clínica Barraquer, en su página web. Las bacterias y virus que están presentes en las manos pueden penetrar en el ojo al frotarlo.

Lesiones de la córnea

Un peligro más es que si se frota el ojo de manera agresiva se pueden presentar lesiones en la córnea. Cuando se ejecuta esta acción se ejerce fuerza y presión contra los ojos. Esto, que aparentemente las personas realizan con delicadeza, es peligroso porque en el caso de que haya algún cuerpo extraño en la superficie del ojo (desde arena y polvo o, incluso, una pestaña), al ejercer esta presión se puede raspar la superficie, provocando posibles daños no solo en el ojo, sino en la visión.

Otro aspecto para tener en cuenta es que en pacientes con glaucoma puede provocar un daño en el nervio óptico y elevar la presión intraocular. Los especialistas aseguran que el frotamiento de los ojos implica aumentar la presión en el interior de estos, lo que puede empeorar la situación de quienes tienen este padecimiento o que, simplemente, presentan una tensión ocular elevada.

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Frotarse los ojos puede generar infecciones como la conjuntivitis. | Foto: Getty Images/iStockphoto

En el caso de las personas que sufren de miopía o enfermedades de la retina se puede aumentar el riesgo de sufrir un desprendimiento de retina.

Por otro lado, según la Clínica Baviera de España, es posible que se presenten ojos rojos y derrames. Esto se debe a que puede ocurrir que en algún momento se rompa alguno de los diminutos capilares que riegan el tejido. Esto algunas veces genera un enrojecimiento de la esclerótica, además de producir un derrame ocular que se apreciará como una mancha roja en el ojo.

Efectos estéticos

Además de las consecuencias que genera este hábito en la visión, frotarse con frecuencia los ojos puede conllevar la aparición de las indeseadas líneas de expresión, bolsas y ojeras. La zona alrededor de los ojos es la más delgada y sensible de la cara, ya que no hay glándulas sebáceas. Por ello, frotar de manera repetitiva estira la piel y trae estos antiestéticos resultados.

Ojeras
Una de las consecuencias de frotarse los ojos con frecuencia son las ojeras. | Foto: Getty Images/iStockphoto

¿Cómo evitar frotarse los ojos?

Los expertos aseguran que la clave está en tratar de reprimir el acto reflejo de tocarse los ojos siempre que sea posible. También es importante parpadear mucho y disponer de lágrimas artificiales para usarlas cuando sea necesario y, finalmente, adquirir la costumbre de lavarse la cara con abundante agua cuando algún cuerpo extraño entre en contacto con los ojos y no sea posible retirarlo simplemente parpadeando.