La poderosa semilla que controla la glucosa, previene el cáncer de mama y ayuda a adelgazar

Las almendras, cuyo origen se localiza en Asia, en una zona bastante amplia de Oriente Próximo, desde el mar Egeo hasta la meseta de Pamir, comprendiendo Mesopotamia, Irán, Turkestán y Kurdistán, es el fruto del almendro y son fuente de proteínas, ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos insaturados, fibra, calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc, potasio, vitamina E, riboflavina, tiamina, niacina y folatos, según la Fundación Española de la Nutrición.

Son tan versátiles que se pueden consumir durante el desayuno, con yogurt, con avena o simplemente entre horas. Lo más recomendable es tomar la cantidad justa de almendras en la mañana porque así la persona se asegura de comer los nutrientes necesarios para sobrellevar el día.

“La almendra tiene buenas cantidades de omega 3,6 y 9, que son grasas saludables, con acción antiinflamatoria, que promueve la reducción de los niveles de colesterol “malo” LDL, en la sangre, ayudando a prevenir enfermedades cardiovasculares como infarto, angina y derrame”, señaló el portal portugués de salud, nutrición y bienestar, Tua Saúde.

De igual forma, el portal portugués reveló que las almendras se pueden consumir al natural, siendo recomendable darle prioridad a la versión que tiene piel, ya que contiene más antioxidantes y fibras.

Los expertos recomiendan el consumo de este alimento, de acuerdo con el nivel de actividad física. Una publicación del medio digital Business Insider indica que lo aconsejable es comer entre 10 y 20 almendras diarias. Cuando se lleva una vida sedentaria lo recomendable es la primera opción, mientras que si hay un esfuerzo físico lo mejor es incrementar su ingesta. Las almendras más sanas son las tostadas o al natural, y sin sal añadida.

Diferentes investigaciones han señalado que aquellas personas que comen almendras de manera regular, es decir unas cinco veces por semana, ven disminuido el riesgo de padecer un infarto y otras enfermedades cardiovasculares.

De acuerdo con el sitio web Healthline, comer almendras ayuda a quitar el hambre y reduce la ingesta total de calorías. Esto pasa porque las almendras son bajas en carbohidratos y ricas en proteínas y fibra. Dichos componentes aumentan la sensación de saciedad. Sin embargo, para lograr el objetivo de reducir el peso, los expertos recomiendan consumirlas con moderación.

Esta vitamina E que estos frutos contienen en altas proporciones ayuda a mantener el sistema inmunológico fuerte frente a virus y bacterias y también a formar glóbulos rojos, a la vez que ensancha los vasos sanguíneos para evitar que la sangre se coagule dentro de ellos.

Ahora bien, como se resaltó, las almendras son ideales para la osteoporosis porque son ricas “en fósforo y calcio, minerales que fortalecen y mantienen la salud de los huesos, ayudando en el tratamiento y en la prevención de la osteoporosis. Además, las almendras también son ricas en magnesio, un mineral importante para la formación y mantenimiento de la salud de los huesos, previniendo problemas como fracturas, osteopenia y osteoporosis”, afirma el portal Tua Saúde.

E incluye que “las almendras son ricas en flavonoides, vitamina E y taninos, compuestos que tienen propiedades antioxidantes y que ayudan a combatir el exceso de radicales libres, los cuales son responsables de causarle daño a las células sanas, previniendo así algunos tipos de cáncer”.

Como todo alimento, los frutos secos se deben consumir de forma moderada, sin llegar a un exceso. Además, para que ayuden a prevenir la osteoporosis y el cáncer, es de vital comerlas con su cáscara, pues allí se acumulan muchos de sus nutrientes.

De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.