SALUD
Artritis y artrosis: ¿en que se diferencian?
Ambas patologías corresponden a cuadros médicos de causas, síntomas y tratamientos diferentes.
Muchas veces se confunde la artritis con la artrosis, sin embargo, ambas patologías corresponden a cuadros médicos de causas, síntomas y tratamientos diferentes, a pesar de que las dos hacen referencia a enfermedades reumáticas que afectan a las articulaciones.
El término artritis (artr: articulación, itis: inflamación) significa, literalmente, inflamación de una articulación. Según los especialistas, existen diferentes tipos de artritis y con mecanismos totalmente diferentes, pero tienen un factor común y es el dolor e hinchazón de las articulaciones, que suele acompañarse de enrojecimiento de la piel.
La artrosis, por su parte, es una enfermedad reumática crónica que lesiona el cartílago articular. Provoca dolor, rigidez e incapacidad funcional, que impide realizar con normalidad algunos movimientos tan normales como cerrar la mano, subir escaleras o caminar.
La artrosis afecta sobre todo a las articulaciones que soportan mayor peso y realizan un esfuerzo mayor como las caderas, las rodillas, los hombros y la columna vertebral, de acuerdo con Cinfasalud. También es frecuente su aparición en algunos dedos de las manos. Puede afectar solamente a una o dos articulaciones o presentarse de forma generalizada.
En conclusión, en la artritis el rasgo principal es la inflamación y en la artrosis es el desgaste. Son dos enfermedades que se manifiestan con dolor, en ocasiones hinchazón y rigidez, pero en la artrosis el dolor es de tipo mecánico, es decir, se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo.
El 30% de los adultos mayores a 65 años puede tener algún signo o síntoma relacionado con artrosis y actualmente es la tercera condición que provoca deterioro e incapacidad, después de la enfermedad de alzhéimer y de la diabetes, indica un artículo de la Clínica Universidad de los Andes, de Chile.
¿Cómo se distinguen?
Las dos dolencias comparten características como su carácter reumático y crónico o que la posibilidad de padecerlas aumenta con la edad. También pueden comprender algunas pautas comunes para el manejo del dolor que provocan; sin embargo, su origen y la manera en que cada una afecta a las articulaciones son distintos.
En el caso de la artrosis, la causa es degenerativa, pues se produce por el desgaste con el paso de los años, lo cual provoca que los huesos se rocen. Además de la edad, pueden aumentar el riesgo de padecer artrosis factores hormonales como la menopausia, la obesidad, algún traumatismo previo o la práctica habitual de algunos deportes como el ciclismo o el running, especialmente si se han sufrido lesiones.
También en el caso del desempeño de algunas profesiones que exigen movimientos repetitivos y que, por tanto, producen microtraumatismo. Esto indica que no es una enfermedad exclusiva de la vejez. Si aparece en personas jóvenes de forma precoz y generalizada, se observa una relación con factores genéticos.
En cambio, la causa de la artritis no se conoce bien, aunque sí se sabe que algunos tipos, como la artritis reumatoide, tienen de base un trastorno autoinmune. Esto significa que el propio sistema inmunológico ataca las células y los tejidos del cuerpo.
Además, en la artritis reumatoide, los factores genéticos están muy relacionados: sufren más posibilidades de padecerla quienes tienen familiares directos con esta patología. Las variaciones en las hormonas femeninas podrían influir también en su aparición, pero falta evidencia científica en torno a esto. Otros factores que pueden predisponer su aparición son el tabaquismo, las infecciones y el estrés o la obesidad.
Sintomatología
El síntoma más característico de la artrosis es el dolor en las articulaciones, que se llama dolor de ritmo mecánico, ya que suele acentuarse con el sobreesfuerzo y mejorar con el reposo. También provoca rigidez y limita el movimiento. La rigidez se suele manifestar en la articulación que está afectada y aparece tras un período de falta de actividad; habitualmente dura menos de una hora y desaparece rápidamente al retomar e ejercicio.
Sin embargo, no presenta síntomas generales, como sí ocurre en el caso de la artritis, la cual puede provocar, por ejemplo, fiebre, malestar, fatiga, falta de apetito y pérdida de peso. Y, aunque el dolor también caracteriza a la artritis, éste sigue un ritmo inflamatorio, es decir, suele aparecer por la mañana o por la noche y, en ocasiones, permanecer de manera continuada e incluso empeorar con el reposo, aseguran los especialistas de Cinfasalud.