VIDA MODERNA
¿Cómo saber si una persona es mitómana?
La mentira patológica es un síntoma de diferentes trastornos mentales.
Cambiar las versiones de las historias todo el tiempo o no mantener la versión de algo que había sostenido previamente puede ser un indicador de mitomanía, es decir, alguien que dice mentiras compulsivamente.
Este tipo de personas también quedan al descubierto porque exageran demasiado los relatos acerca de cualquier cosa, desde la más simple hasta la más trascendente. Se dice que una persona es mitómana patológica cuando sus mentiras son persistentes, generalizadas, desproporcionadas y muchas veces, no conscientes, según explica el psicólogo Robert Feldman, profesor en la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos.
El psicólogo Charles Ford, autor del libro Lies! Lies! Lies! The Psychology of Deceit, revela que el 40 % de las personas mentirosas patológicas tienen un historial de anormalidad cerebral y presentan discrepancias de rendimiento verbal.
Al respecto, un grupo de científicos de la Universidad de California del Sur descubrió que el cerebro de los mentirosos compulsivos posee ciertas particularidades en su estructura que los diferencia de los ‘honestos’: el cerebro de los mentirosos tiene más sustancia blanca.
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Un estudio publicado por British Journal of Psychiatry afirma que mentir supone un esfuerzo enorme, donde la persona regula sus emociones para que no parezca que está nervioso. “Al suprimir la verdad, la toma de decisiones morales se lleva a cabo en la sustancia gris del lóbulo prefrontal”, refiere el estudio.
Diversas investigaciones coinciden en que existen algunas señales que permiten reconocer a las personas mitómanas compulsivas:
1. Siempre tienen una historia semejante, incluso mejor, que la que alguien les cuenta a ellos.
3. Viven en una especie de realidad paralela. Les dan otro significado a los conceptos de mentira y verdad.
4. Se defienden enérgicamente ante cualquier cuestionamiento de sus dichos.
5. Olvidan lo que contaron y repiten nuevamente los cuentos.
6. Son personas muy inseguras aunque nadie pueda notarlo.
Los psicólogos advierten que esta afectación psicológica es importante reconocerla y diagnosticar la conducta lo más pronto posible para recibir la atención necesaria.
“La persona que tiene este padecimiento es adicta a mentir”, puntualiza el psicólogo Juan Moisés de la Serna, que ha tratado a varias personas con este problema, y considera que “el mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima”.
Alerta que no cualquier embustero es un mitómano. “El mentiroso compulsivo no tiene un plan, no va buscando nada a medio o largo plazo más que la admiración inmediata. La clave para detectarles es descifrar la intencionalidad de sus historias falsas”, explica De la Serna.
Aún no se ha determinado con exactitud el origen de la enfermedad. Sin embargo, la mentira también está ligada a varias enfermedades mentales como la demencia, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno antisocial o el trastorno bipolar.
Según el psicólogo, la mitomanía es un trastorno curable. El primer paso es convencer al paciente de que tiene un problema psicológico y que necesita someterse a terapia. “Al igual que sucede con cualquier adicción, si la persona no quiere curarse, sucederá como con el tabaco, que lo dejas durante un tiempo, y luego recaes”, dice.
De la Serna reconoce que no todos los profesionales de la salud consideran que la mitomanía tenga solución clínica. Muchos pacientes mienten en la propia terapia, haciéndose pasar por sanos, lo que dificulta trabajar con ellos.
El libro El adversario, escrito por Emmanuel Carrère, cuenta la fantástica historia de Jean-Claude Romand, un ciudadano francés que mentía compulsivamente y decía que era investigador de la Organización Mundial de la Salud. En este texto se ejemplifica muy bien lo que es una persona mitómana, lo que lo lleva a mentir patológicamente.
La mitomanía fue descrita por primera vez en 1891 por el psiquiatra suizo Anton Delbrück. Algunos especialistas afirman que se considera como un síntoma que puede estar asociado con diferentes trastornos mentales, como el trastorno histriónico, el antisocial, el límite, el facticio o el narcisista, los cuales pueden tener como componente la mitomanía.