SALUD
Hipertensión pulmonar: ¿cuáles son los síntomas, causas y cómo prevenirla?
Envejecer puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar.
La hipertensión pulmonar es un tipo de presión arterial alta que afecta a las arterias de los pulmones y al lado derecho del corazón, describe Mayo Clinic y agrega que en algunas personas esta patología puede empeorar de manera paulatina hasta llegar a poner en riesgo la vida.
“Aunque no hay cura para algunos tipos de hipertensión pulmonar, el tratamiento puede ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida”, destaca la entidad sin ánimo de lucro.
La hipertensión pulmonar no siempre desarrolla los síntomas y signos de manera inmediata, estos suelen presentarse lentamente. Hay quienes los desarrollan en un par de meses, así como hay otro número de pacientes que los notan al cabo de unos años. Lo cierto es que los síntomas empeoran conforme al progreso de la enfermedad.
Falta de aire (disnea) mientras hace ejercicio –al comienzo de la enfermedad– y con el tiempo durante el descanso, fatiga, mareos o episodios de desmayos (síncope), presión o dolor en el pecho, hinchazón (edema) en los tobillos, las piernas y, con el tiempo, en el abdomen (ascitis), color azulado en los labios y la piel (cianosis) y pulso acelerado o palpitaciones del corazón son los signos y síntomas que destaca Mayo Clinic en torno a la hipertensión pulmonar.
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De acuerdo con la entidad sin ánimo de lucro, la hipertensión pulmonar se clasifica en cinco grupos, que varían según la causa.
El grupo número uno es el de la hipertensión arterial pulmonar (HAP), cuyas causas son las siguientes: causa desconocida (hipertensión arterial pulmonar idiopática), una mutación genética transmitida de padres a hijos (hipertensión arterial pulmonar hereditaria), uso de algunos medicamentos de dieta recetados o drogas ilegales como las metanfetaminas (y otras drogas), problemas cardíacos presentes al nacer (enfermedad cardíaca congénita) y otras afecciones, como trastornos del tejido conectivo (escleroderma, lupus, otros), infección por virus de la inmunodeficiencia humana o enfermedad hepática crónica (cirrosis).
El segundo grupo hace referencia a la hipertensión pulmonar causada por enfermedad cardíaca del lado izquierdo. Enfermedad de la válvula cardíaca izquierda, como enfermedad de la válvula mitral o aórtica y la insuficiencia de la cavidad cardíaca izquierda inferior (ventrículo izquierdo) del corazón son las causas que lo provocan.
En lo que refiere al tercer grupo, el de la hipertensión pulmonar causada por enfermedad pulmonar, incluye hay cuatro causas que lo pueden desarrollar: Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), fibrosis pulmonar, una afección que causa cicatrices en el tejido entre los sacos de aire de los pulmones (intersticio), apnea obstructiva del sueño y exposición a largo plazo a grandes altitudes en personas que pueden tener un riesgo mayor de hipertensión pulmonar.
Coágulos sanguíneos crónicos en los pulmones (embolia) y otros trastornos de la coagulación son las causas que provocan la hipertensión pulmonar causada por coágulos sanguíneos crónicos, el cuarto grupo.
Por último, el quinto grupo es el de la hipertensión pulmonar desencadenada por otras afecciones médicas, en este se incluyen las siguientes causas: Trastornos de la sangre, como la policitemia vera y la trombocitemia esencial, trastornos inflamatorios, como la sarcoidosis y la vasculitis, trastornos metabólicos, como la enfermedad de almacenamiento de glucógeno, enfermedad renal y tumores que presionan las arterias pulmonares.
Mayo Clinic también hace alusión al síndrome de Eisenmenger, un tipo de enfermedad cardíaca congénita que causa hipertensión pulmonar.
“La causa más común es un orificio grande en el corazón que se encuentra entre las dos cavidades cardíacas inferiores (ventrículos), denominado comunicación interauricular. Este agujero en el corazón hace que la sangre fluya incorrectamente en el corazón. La sangre que transporta oxígeno (sangre roja) se mezcla con la sangre con poco oxígeno (sangre azul). La sangre vuelve a los pulmones en lugar de ir al resto del cuerpo, lo que aumenta la presión en las arterias pulmonares y causa hipertensión pulmonar”, señala la entidad sin ánimo de lucro.
Como en toda enfermedad hay situaciones, elementos y ambientes que pueden ser evitados para prevenir los factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar. Estar atento de los antecedentes familiares de la afección, así como de los trastornos de coagulación de la sangre o antecedentes familiares de coágulos de sangre en los pulmones, de los trastornos genéticos incluidas las enfermedades cardíacas congénitas, son algunas de las claves.
Evitar el sobrepeso, la exposición al asbesto, vivir en altitudes elevadas y el uso de ciertos medicamentos para perder peso, de drogas ilegales –como la cocaína– y el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), utilizados para tratar la depresión y la ansiedad son otros puntos a los que debe prestar atención.
“Envejecer puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar. La afección se diagnostica con mayor frecuencia en personas de 30 a 60 años. Sin embargo, la hipertensión arterial pulmonar idiopática es más común en los adultos jóvenes”, destaca la entidad sin ánimo de lucro.