Salud
La reivindicación del café y sus efectos para una vida saludable
Nuevos hallazgos disipan viejas dudas y sostienen que la tradicional bebida ayuda a prevenir enfermedades tan temidas como el cáncer o el Parkinson. Incluso, es bueno para la depresión.
Están de moda las catas o las marcas boutique, pero cualquiera que sea el origen, el café siempre le vendrá bien al organismo. Un reciente reportaje publicado por The New York Times, expone que el consumo de solo 400 miligramos de la bebida, al día se asocia con la reducción de las tasas de mortalidad.
En un estudio de 30 años en el que participaron 200.000 voluntarios, quienes tomaron de tres a cinco tazas al día de café, con o sin cafeína, resultaron 15 por ciento menos susceptibles de morir tempranamente de todo tipo de males que aquellos que no acostumbraban tomarlo.
Otro resultado que sorprendió de este ensayo es que el café redujo en un 50 por ciento el riesgo de suicidio tanto en hombres y mujeres que eran consumidores moderados. La razón es que estimula la producción de químicos que tienen efectos antidepresivos.
Si bien la actual evidencia no garantiza que se pueda recomendar el café para prevenir con toda seguridad las enfermedades, la facultad de salud pública de la Universidad de Harvard publicó el año pasado el resultado de una investigación de acuerdo con la cual el consumo mesurado sí puede ser parte de un estilo de vida saludable.
Así, la lista de afecciones que ayudaría a contrarrestar es larga: Cirrosis, mal de Parkinson, depresión, diabetes, melanoma y cáncer de hígado y próstata, entre otras.
Esa percepción del café no fue así durante años. Se le endilgó, por ejemplo, ser el causante de reflujo gástrico, migraña, insomnio, enfermedades cardíacas, embolia, diabetes tipo 2, ansiedad, desnutrición, cáncer de páncreas y muerte prematura.
Según Jane Brody, quien ha sido columnista de salud del Times por más de cuarenta años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incluyó en la lista de posibles agentes cancerosos. Sin embargo, señaló, esas conclusiones han sido hoy desacreditadas y resulta que es fumar y no beber café lo que resulta nocivo para la salud. Brody recordó que ambos suelen estar ligados en las costumbres de muchos consumidores, por lo cual no descarta que tal pueda ser el motivo de la confusión.
El doctor Walter C. Willett, quien es profesor de nutrición y epidemiología de Harvard, “el café es notablemente seguro y tiene un número importante de beneficios potenciales”.
Sin embargo, eso no significa que no pueda presentar algunos peligros. Durante el embarazo la cafeína atraviesa la placenta y eso no es sano. Así mismo, puede incrementar el riesgo de pérdida del feto, bajo peso del bebé al nacer o parto prematuro.
Los expertos afirman que el embarazo altera el modo en que el organismo metaboliza la cafeína, así que a las mujeres encinta o que están amamantando a sus bebés se les recomienda reducir la ingesta a menos de 200 miligramos al día.
De acuerdo con el doctor Willett, la principal contraindicación para el café sigue siendo sus efectos adversos sobre el sueño. Ello, anota el médico, se debe a que la cafeína se aloja en el mismo receptor del cerebro al que también llega la adenosina, un neurotransmisor que es un sedante natural.
Pero, “no es necesario llegar a cero consumo de café para reducir su impacto sobre el sueño”, aconseja el facultativo. Eso sí, dicha sensibilidad a la cafeína posiblemente aumenta con los años, de acuerdo con Michael Polan, autor del libro This Is Your Mind on Plants, que lanzará en julio próximo. Hasta aquellos que se duermen al poco rato de beberlo pueden tener un sueño menos reparador.
La incidencia del café en la salud también depende de cómo se prepare, advierte el doctor Willett. Cuando no se usa filtro de papel, como sucede con el café expresso, el turco o el noruego, es susceptible de producir colesterol malo, debido a que no se filtran unos químicos llamados diterpenos. En cambio, eso no sucede con los cafés instantáneos y los filtrados.
El doctor también advierte que ciertos aditamentos que la gente le agrega, como mieles de maple o crema batida, pueden hacer de una inocente taza de café un postre de hasta 600 calorías.