Salud
La verdad sobre los “tratamientos milagrosos” contra la covid-19
Durante la pandemia, las redes sociales se han convertido en la plataforma ideal para promover, sin evidencia, soluciones al virus. En la mayoría de los casos se trata de medicamentos no aprobados para su tratamiento.
El mundo lleva más de un año aprendiendo sobre el SARS-CoV-2, virus que fue detectado en Wuhan, China, en diciembre de 2019 y que progresivamente se esparció por todo el planeta. Desde ese entonces, científicos del mundo entero han buscado una cura o un tratamiento para el virus. El principal logro en ese sentido ha sido el de la vacuna, que pudo descubrirse en tiempo récord, pero que no significa una victoria definitiva.
Aunque hay más de 100 proyectos andando, por el momento son contadas las farmacéuticas que ya recibieron aprobación y que se están aplicando de manera masiva en apenas cerca de 50 países, sin contar Colombia.
De la misma forma, los estudios sobre posibles tratamientos están activos y las puertas no están cerradas a posibles terapias que pueda salvar vidas de pacientes infectados, siempre y cuando cumplan con los requerimientos establecidos por las autoridades sanitarias.
Sin embargo, por estos días es frecuente encontrarse con anécdotas, que nunca pueden considerarse evidencia científica, así como con historias de médicos, políticos y, simplemente, ciudadanos, que probaron uno u otro “tratamiento milagroso” que les permitió a ellos o a sus pacientes, supuestamente, sobrevivir a la terrible enfermedad.
“La covid es una enfermedad que en la mayoría de los pacientes se autolimita, pasa sola; entonces es muy difícil, precisamente por eso, atribuirle a un medicamento la curación o la mejoría en una enfermedad en la que sin tomarse ningún medicamento, cerca del 80 o 90 % de las personas se curan solas”, explicó a SEMANA el infectólogo pediatra Germán Camacho, quien insistió en que generalizar con base en anécdotas es equivocado.
Es posible que ciertos medicamentos puedan parecer ideales y que algunos, influenciados por fuentes poco confiables, se pregunten cuál es el problema de usarlos si podrían ayudar a alguien enfermo. Pero la realidad es que la aprobación de estos no es algo sencillo ni se puede tomar a la ligera.
Según el doctor Camacho, para que un medicamento tenga una aprobación en un uso específico tiene que haber demostrado efectividad en la situación clínica para la cual se quiere recetar. “Tiene que ser seguro y demostrar que los efectos secundarios deben ser leves o mínimos, para que se justifique el uso del tratamiento”, aseguró. Además, se requiere hacer estudios con metodología rigurosa que involucren un grupo control que recibe un placebo para ver la diferencia entre uno y otro.
La Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) publicó recientemente un comunicado en el que resalta que “existen múltiples estudios e investigaciones sobre medicamentos y sustancias para tratar la infección por SARS-CoV-2, pero actualmente no existe ninguno que esté aprobado”.
De todas maneras, Camacho aclaró que no se debe generalizar sobre los distintos tratamientos de los que se habla en las noticias y en las redes, puesto que hay tratamientos que no tienen ningún estudio; hay otros que sí los tienen, así sea con sesgos o pocas personas, pero “al menos tienen algún tipo de estudio”, y hay algunos que tienen varios, pero sobre los que falta evidencia.
El documento dice también que “el consenso colombiano de atención, diagnóstico y manejo de la infección por SARS-CoV-2 (covid-19) en establecimiento de atención de la salud y la guía americana recientemente publicada, no avalan el uso de ningún medicamento para las infecciones asintomáticas, leves e incluso moderadas”.
Debido a lo anterior, la organización hace un llamado a toda la comunidad a no autoformularse y a evitar sustancias como el dióxido de cloro, interferón, ivermectina, azitromicina, cloroquina, vitamina D, aspirina y doxiciclina, entre otros, para tratar el virus. ACIN insiste en que, desde el punto de vista científico, en época de crisis la sociedad debe tener mayor sensatez.
Esto es lo que se sabe de algunos de los mencionados tratamientos milagrosos de las redes sociales:
Ivermectina
Es, quizás, uno de los más populares. Se trata de un medicamento muy barato y de uso veterinario y humano contra parásitos como los piojos o la sarna.
Personas de todo el mundo han promovido su uso y hay grupos de médicos que defienden el medicamento, como si su eficacia hubiera sido comprobada por completo en ensayos clínicos. Sin embargo, esto no ha sucedido.
Además, en algunos países como Argentina y Brasil, entre otros, los médicos están recetando el medicamento de animales a pacientes con covid-19, aunque realmente es poca la evidencia que existe al respecto.
Un estudio australiano observó la eficacia in vitro de la ivermectina contra el SARS-CoV-2, pero los resultados son limitados y con muchos sesgos, como citó AFP Factual, parte de la agencia informativa dedicada al chequeo de noticias. Resaltó que en muchas ocasiones es imposible trasladar tratamiento ‘in vitro’ al ser humano, especialmente porque no se pueden administrar en la misma concentración de medicamentos.
“La concentración a la que la ivermectina tiene un efecto terapéutico sobre el SARS-CoV-2 ‘in vitro’ es 35 veces superior a la concentración máxima obtenida tras la administración de la dosis oral recomendada en los seres humanos para el tratamiento antiparasitario habitual”, dice la Sociedad Francesa de Farmacología y Terapéutica, SFPT. La entidad también resaltó que el tipo de células usadas en el estudio australiano no era el mejor.
Algo similar concluyó la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) al respecto, al decir que la evidencia disponible es de baja calidad y no cuenta con datos claros de eficacia clínica.
Hidroxicloroquina
Se usa para prevenir y tratar los ataques de malaria, el lupus y, en algunos casos, la artritis reumatoide.
En Estados Unidos, la FDA aprobó el tratamiento con el fármaco para pacientes contra la covid-19 el 28 de marzo de 2020, pero en junio revocó la Autorización de Uso de Emergencia (EUA, por sus siglas en inglés). La razón es que dicha autoridad sanitaria encontró que “es improbable que la cloroquina y la hidroxicloroquina sean efectivas para tratar la covid-19 para los usos autorizados en la EUA”.
De hecho, la FDA resaltó que en vista de posibles problemas cardiacos graves y otros efectos secundarios probables, los beneficios de los tratamientos mencionados no superan los riesgos conocidos para el uso autorizado.
“Hemos dejado claro durante la emergencia de salud pública que nuestras acciones serán guiadas por la ciencia y que nuestras decisiones pueden evolucionar a medida que aprendemos más sobre el virus SARS-CoV-2. Revisamos los datos más recientes y consideramos el equilibrio entre los riesgos y los beneficios de los tratamientos para la covid-19”, dijo el subcomisionado para asuntos médicos y científicos de la FDA, el Dr. Anand Shah, en su momento.
Dióxido de cloro y la “solución mineral milagrosa”
El dióxido de cloro (CDS), que también publicitan junto con el clorito de sodio como una “solución mineral milagrosa” (MMS) ha sido uno de los productos más populares en las redes sociales, incluso años antes de la pandemia contra la covid-19. Fue promocionado como el que sería capaz de curar el sida, el cáncer y el autismo, y acabar con la industria farmacéutica.
“Estamos hablando de dos derivados relacionados, como primo-hermano”, dijo Mariano Madura, experto de la Organización Panamericana de la Salud, a la agencia Reuters. El MMS es clorito de sodio (NaClO2) que, mezclado con ácido clorhídrico, produce dióxido de cloro.
Por su parte, el CDS se genera al disolver el dióxido de cloro en agua. “Esta solución al 0,3 % es la que se comercializa como potabilizador” y la que ahora también promueven para tomarlo de manera “terapéutica”, según explicó el experto.
Por el momento, no hay ninguna evidencia científica real de que el CDS y la MMS funcionen. Por el contrario, la FDA advirtió hace meses que el producto no solo es ineficaz, sino que puede ocasionar problemas de salud graves e incluso la muerte.
Algunos de los problemas que ocasiona el ingerir dióxido de cloro son insuficiencia respiratoria, baja presión arterial, insuficiencia hepática, disminución de glóbulos rojos, afectación de la actividad eléctrica del corazón, diarrea y vómitos severos.
La conclusión del doctor Germán Camacho, miembro de ACIN, es que la ciencia avanza constantemente y que las cosas pueden cambiar más adelante, pero que, de cualquier forma hay que mirar con ojo crítico cualquier información al respecto e informarse a través de fuentes confiables.