Ley 88 de 1923, que prohíbe la venta de las bebidas alcohólicas a los menores de edad e impone sanciones a quienes comercialicen todo tipo de trago a los enajenados, ebrios o a personas que usualmente abusan del alcohol y que se afectan notoriamente con su consumo. Si se cumpliera esta ley, bajaría sustancialmente el nivel de alcoholismo entre los adolescentes. Foto: 123RF / Igor Akimov

Salud

Muertes por alcohol alcanzaron un récord en 2020

Durante los primeros 9 meses del año de la pandemia, las muertes por consumo excesivo de licor en Inglaterra y Gales llegaron a números nunca antes vistos.

3 de febrero de 2021

Entre enero y septiembre de 2020 se registraron 5.460 muertes en Inglaterra por consumo de alcohol, 16.4 % más que en los mismos meses de 2019, cuando hubo 3.732 decesos. Así lo demuestran las cifras de la Oficina Nacional de Estadística (ONS) del Reino Unido.

Según un documento publicado en la revista científica British Medical Journal, se trata de la tasa más alta registrada desde 2001. Tres cuartos de dichas muertes (79,8 %) ocurrieron por enfermedad hepática alcohólica, seguido de otras causas como trastornos mentales, intoxicaciones accidentales y pancreatitis.

Tan solo en los primeros tres meses de 2020 murieron 12,8 personas por cada 100 mil habitantes y la tendencia continuó igual durante todo septiembre, mes en el que se registró un pico más alto que en el pasado.

| Foto: Archivo.

En un artículo sobre el tema, la BBC resaltó que las muertes ligadas al consumo de alcohol en hombres fueron el doble que las de mujeres.

Asimismo, las personas en edad productiva fueron las más afectadas y las regiones que tuvieron más impacto fueron el noreste de Inglaterra y Londres.

“Los datos de hoy muestran que en los primeros tres trimestres de 2020, las muertes específicas por alcohol en Inglaterra y Gales alcanzaron el nivel más alto desde que comenzamos a hacer nuestra serie de datos. Es decir, de abril a septiembre, durante y después del primer confinamiento fue cuando vimos tasas más altas en comparación con el mismo periodo en años anteriores”, dijo el portavoz de ONS, Ben Humberstone, a la BBC.

Las razones de este fenómeno son complejas y tomará tiempo antes de que se comprenda a profundidad el impacto que la pandemia ha tenido en las muertes específicas por alcohol”, añadió.

Por su parte, Bloomberg citó a Linda Bauld, profesora de salud pública de la Universidad de Edimburgo, quien aseguró que las encuestas sugieren que quienes incrementaron el consumo de alcohol en la pandemia ya eran bebedores regulares antes de los aislamientos ordenados por el Gobierno. Además, la experta sostuvo que, posiblemente, muchos evitaron buscar ayuda médica debido a que algunos servicios vitales de salud y atención estuvieron cerrados durante meses.

1. Alcohol: la mayoría de cerveza o de vino soportan bien los momentos de crisis. Las bebidas más costosas tienden a sufrir, pero los licores de precio medio se mantienen. Las personas no dejan un hábito verdadero solo por la mala situación. Simplemente se adaptan, si les gusta de verdad, seguirán viendo fútbol con una cerveza fría.

Se trata de un exceso de muertes prevenibles y son un claro recordatorio de que hay daños indirectos de esta pandemia más allá de la amenaza inmediata a la salud y la vida de covid-19”, dijo Bauld a Bloomberg.

No es claro cómo la pandemia de covid-19 pudo tener algún impacto sobre estos resultados, tanto por la enfermedad como por la recolección de los datos, aunque sobre lo segundo parece que no hubo cambios suficientemente grandes como para afectar la información.

Por el contrario, meses atrás fue publicado un estudio que demostró que el consumo de bebidas alcohólicas de parte de universitarios disminuyó debido al cierre de los campus en la primavera de 2020 y a que, por esa razón, muchos jóvenes se fueron a vivir con sus padres de nuevo.

Beber es un comportamiento social para los estudiantes universitarios, pero sin interacción social es menos probable que los estudiantes beban en exceso”, explicó la investigadora Helene R. White , Ph. D., profesora emérita del Centro de Estudios sobre el Uso de Sustancias y Alcohol de Rutgers, Universidad Estatal de Nueva Jersey.

En el estudio participaron 312 adultos, en su mayoría estudiantes de tercero y cuarto año de universidad, que fueron entrevistados aproximadamente 2 meses después del cierre del campus en la primavera de ese año. Los encuestadores hallaron que los estudiantes consumidores de alcohol que se mudaron a donde sus padres disminuyeron la cantidad de días que bebían por semana, de 3,1 antes del cierre a 2,7 después.