¿Qué produce la resequedad en la piel y cómo evitarla?

La sequedad de la piel usualmente se produce cuando ésta pierde demasiada agua y aceite. La resequedad de la piel puede ser muy común y afecta a personas de cualquier edad.

A menudo, la piel seca es una condición temporal, cuando una persona está muy deshidratada o está expuesto a una temperatura muy baja. Aunque los signos y síntomas de la piel seca dependen de la edad, de la condición de salud y del clima del lugar donde vive, es probable que algunos síntomas sean comunes a cualquiera de las condiciones mencionadas anteriormente. Algunos de éstos son:

• Sensación de tirantez en la piel, en especial después de una ducha, de una limpieza o luego de nadar
• Piel áspera a la vista y el tacto
• Descamación que puede ser leve o grave
• Líneas o arrugas finas
• Piel de color ceniza
• Enrojecimiento
• Grietas profundas que podrían sangrar

¿Qué es el pH de la piel y por qué es importante?

El pH o Potencial de Hidrógeno es un indicador que mide la concentración de iones de hidrógeno en una solución. También puede entenderse como una medida que nos indica el grado de acidez de una solución.

Los valores del pH varían en una escala que va de 0 hasta 14. En este sentido, tenemos un pH neutro cuando su valor es 7, ácido cuando los valores son menores a 7, y alcalinos cuando son los valores están por encima de 7. Por esta razón, es muy importante el pH para el correcto cuidado y funcionamiento de la piel.

Debido a que la piel es el órgano que constituye nuestra principal barrera de defensa contra las infecciones y el medio ambiente, es importante el papel del pH para que funcione correctamente esta barrera de defensa.

En la superficie externa de la piel está el manto ácido, una emulsión formada por la mezcla de ácidos grasos provenientes de las glándulas sebáceas. Tal y como su nombre lo indica, el manto es el encargado de aportar la acidez a la piel, por lo que, generalmente, tiene un pH cercano a 5.5.

Recomendaciones para cuidar el PH de la piel

1. Dieta sana y equilibrada: los hábitos alimenticios influyen en el organismo, tanto por fuera como por dentro; por eso es tan importante mantener una rutina que incluya alimentos muy frescos y nutritivos como el pescado, la carne, la fruta, la verdura, entre otros para lucir siempre una piel bonita.
2. Beber mucha agua: aunque este punto parezca un tópico, beber agua es la mejor manera de hidratarse. Este gesto ayuda a expulsar las toxinas acumuladas en el organismo, a la vez que mantiene las células hidratadas, evitando que la piel se seque.
3. Limpieza como base fundamental para preparar la piel: una buena limpieza le ayudará a eliminar todas las toxinas sobrantes y pieles muertas acumuladas durante el verano debido a los efectos del sol, el salitre, la polución, etc., dejándola preparada para el frío y la calefacción que se utiliza cuando la temperatura baja.
4. Limpieza diaria: asear la piel con agua es algo esencial, no solo por la hidratación, sino también para retirar toda la suciedad que se adhiere a ella durante el día.
5. Vitamina C: las frutas ricas en Vitamina C, como la naranja o el kiwi, aportan un plus de equilibrio a la piel. Se deben incluir siempre en la dieta diaria.
6. Agua templada: al lavarse la cara hay que tener en cuenta que el agua fría es perfecta para la piel, aunque la templada resulta la idónea durante esta época del año.
7. No abusar de la calefacción: el otoño es la época en la que las personas empiezan a resguardarse del frío bajo el confort de la calefacción, pero esto no es del todo bueno. Los expertos señalan que demasiado calor reseca el ambiente y, con ello, la piel, por lo que no es recomendable abusar de ella.
8. Masajear y estimular la piel: esta es una muy buena costumbre para facilitar su circulación.
9. Usar los productos cosméticos adecuados: es recomendable utilizar productos que protejan el manto ácido de la piel, libre de alcohol, parabenos y sustancias tóxicas.

¿Que evitar si tiene la piel sensible?

• Los cosméticos con activos irritantes: retinol, parabenos, perfumes y alcohol entre otros
• Los baños y duchas con agua muy caliente. Las altas temperaturas pueden ocasionar daños en las pieles sensibles y producen enrojecimiento.
• Los limpiadores con tensioactivos o aniónicos, que resulten demasiado abrasivos para las pieles delicadas.
• Las mascarillas efecto peeling o las que se retiran de una pieza y al tirar de ellas pueden resultar irritantes.
• Los cambios repentinos de temperatura. Pueden provocar irritaciones y otro tipo de reacciones alérgicas.
• Los tóxicos como el alcohol y el tabaco. No son recomendables en ningún caso, menos aún si sufre de piel sensible
• Los alimentos picantes, que en general activan la circulación y tienden a empeorar la sensibilidad de la piel.
• El estrés y la ansiedad. La piel responde a tu estado anímico.
• La falta de sueño que puede provocar alteraciones de ánimo y cambios en la piel