terapias
Sí a las hormonas
Después de encontrar que la terapia de reemplazo hormonal era perjudicial, un nuevo estudio concluye que protegería el corazón si se toma en el momento correcto.
En 2002 se difundió un estudio según el cual hormonas como el estrógeno, que millones de mujeres toman al comenzar la menopausia, estarían causando más perjuicios que beneficios. Algunas mujeres quedaron tan alarmadas, que llegaron a suspender sus respectivas terapias de reemplazo hormonal.
Pero dos nuevos estudios, desarrollados bajo la dirección del Brighman and Women's Hospital de Boston, concluyeron recientemente que si las hormonas se empiezan a tomar desde el inicio de la menopausia, estas podrían reducir enfermedades del corazón en 30 por ciento, en contraste con las mujeres que no toman estas hormonas o las que empiezan a tomarlas mucho más tarde.
Para JoAnn Manson, jefe de la división de medicina preventiva del Brighman and Women's Hospital, cada vez es más claro que la edad de la mujer, específicamente el tiempo que ha pasado desde el comienzo de la menopausia, es un factor muy importante en términos de los efectos de la hormona en el corazón. Aquellas mujeres que comenzaron su terapia hormonal tras un lapso máximo de cuatro años después del inicio de la menopausia fueron quienes presentaron un menor índice de enfermedades coronarias.
Los investigadores encontraron que el estrógeno puede llegar a desacelerar la progresión de las enfermedades arteriales en sus etapas iniciales. Cuando las arterias de las mujeres están bañadas por hormonas, destacaron, estas tienden a endurecerse menos rápidamente. Además, el estrógeno aparentemente disminuye el colesterol malo (LDL) y aumenta el colesterol bueno (HDL); también parece lograr que las arterias y las venas tengan más elasticidad, lo cual, en teoría, mejoraría el flujo sanguíneo.
En uno de los nuevos estudios se encontró que en aquellas mujeres a las que se administraba estrógeno hubo una tasa 45 por ciento más baja de cirugía de bypass del corazón, al igual que de angioplastia, técnica que permite abrir las arterias que se están cerrando. Esto en mujeres de entre 50 y 59 años, y en contraste con las mujeres a quienes se les administró placebo.
Mason destacó que los efectos protectores de la terapia hormonal no son efectivos si esta se inicia 10 años o más después del comienzo de la menopausia. ¿Por qué? En mujeres que han dejado pasar una década o más tras el inicio de la menopausia, ya se ha creado una placa en las paredes de las arterias, y al agregar estrógeno, se incrementa la probabilidad de que se presenten rupturas de estas placas y coágulos que pueden llegar a generar ataques cardíacos y derrames cerebrales.
Según investigadores, el estrógeno podría estimular la producción de una proteína llamada MMP9, que, en teoría, puede romper la placa acumulada en las paredes arteriales.
Para el estudio liderado por Mason se recogió información compilada a través de cuestionarios que se les enviaban a las participantes cada dos años y en los que se les preguntaba sobre terapia hormonal, duración, tipo de hormonas y dosis ingerida. También se recogieron datos acerca de episodios de enfermedades coronarias, diagnósticos que fueron confirmados al revisarse las historias médicas.
Actualmente, el Brigham and Women's Hospital está adelantando un nuevo estudio que pretende evaluar los efectos de la terapia hormonal en mujeres que recientemente han tenido síntomas de menopausia, esta vez con modernas técnicas de imágenes electrónicas del corazón, así como de las venas y las arterias circundantes. Este centro también está evaluando el impacto de la terapia hormonal en la calidad de vida y en las funciones cognitivas.
A pesar de las esperanzas generadas por los nuevos estudios, las terapias hormonales y sus efectos en la salud aún están rodeados de muchos misterios. ¿Qué tan cierto es que su uso puede llegar a aumentar la incidencia de cáncer de seno? ¿Cuál es la correlación entre su uso y casos de derrames cerebrales? Aunque aún hay muchas preguntas sin respuesta, algunas mujeres consideran que el alivio que sienten al tomarlas supera los riesgos o retos que representan. Sólo el médico personal puede aconsejar qué parece ser mejor en cada caso.