RELIGIÓN

El regreso del papa a la península arábiga tras 55 años de ausencia

La visita de Francisco a los Emiratos Árabes Unidos fue un símbolo del reencuentro entre culturas y evidenció la apertura de este país a la diferencia de cultos.

19 de diciembre de 2019
El papa Francisco impartió su misa en el Estadio Deportivo Zayed, ante más de 50.000 personas. | Foto: AFP.

El 3 de febrero de 2019 el papa Francisco pisó la península arábiga. Fue un viaje histórico. La última visita de un sumo pontífice católico a la región había sido en 1964, cuando Pablo VI inauguró los viajes apostólicos modernos. Así que después de 55 años la máxima figura del catolicismo regresaba a esta tierras. Durante sus tres días en Abu Dabi, capital de los EAU, Francisco se encontró con la creciente población católica de los Emiratos Árabes Unidos, visitó monumentos, tuvo reuniones con los altos mandatarios y los líderes religiosos del Estado y se pronunció sobre algunos de los conflictos de la región, especialmente los de Siria y Yemen.

Periódicos de todo el mundo, como Le Monde, The New York Times y The Guardian, registraron el histórico momento con fotos en primera plana y columnas de opinión que destacaban la apertura de esta nación a la libertad de cultos. Para reafirmar este mensaje el papa y el gran imán de Al Azhar, Ahmed Al Tayeb, firmaron el Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y la convivencia común, que tiene lineamientos fieles a los valores de la Iglesia católica.

Esta visita marcó el encuentro de dos religiones que quieren coexistir pacíficamente en un país de estado islámico pero de población multicultural. Más del 80 por ciento de los habitantes de los EAU son extranjeros. Entre ellos hay una gran comunidad de católicos provenientes de diversas naciones del mundo, principalmente asiáticas, como Filipinas y Bangladesh. Para estos residentes la visita del pontífice fue una de las experiencias más importantes de sus vidas.

El momento inolvidable del viaje papal fue la misa que se celebró en el Estadio Deportivo Zayed y al que acudieron más de 50.000 fieles el 5 de febrero. Otras decenas de miles acompañaron la ceremonia a través de las pantallas instaladas alrededor del lugar. Es probable que este haya sido el evento público de fe cristina de mayor relevancia y tamaño en la historia de la península árabe.

El Año de la Tolerancia

El Gobierno habilitó cientos de buses para que los creyentes se desplazaran desde Dubái y los otros emiratos norte para ver al pontífice y asistir a la misa. Las calles se llenaron de banderas, camisetas y gorros con el emblema del Vaticano. Durante la celebración, que se ofreció principalmente en italiano –aunque se realizaron servicios en nueve idiomas diferentes–, Francisco bendijo a la congregación, rezó por todos los habitantes de la región del golfo y dio un mensaje de unidad entre los cristianos.

Horas después se reunió con su alteza el jeque Khalifa bin Zayed Al Nahayan, el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, y con el Consejo de Sabios, en la Gran Mezquita de Sheikh Zayed, una de las más grandes del mundo y un emblema arquitectónico del país. Tras la reunión, el papa afirmó estar conmovido por ese encuentro de líderes de diferentes culturas y elogió la apertura de esta nación a la integración y al diálogo.

Las intervenciones del pontífice estuvieron marcadas por mensajes de fraternidad y tolerancia entre las religiones, en sintonía con los temas que el Gobierno emiratí ha promovido. Durante todo el año se han llevado a cabo eventos que celebran la convivencia intercultural, acordes con la voluntad de Sheikh Khalifa, quien declaró que 2019 sería el año de la tolerancia.

De esta manera los EAU se reafirman como el mejor escenario de encuentro y coexistencia para las diferentes culturas, en medio de una región que ha vivido el extremismo ideológico. La tolerancia se ha convertido en la piedra angular del progreso social de esta nación y en una importante herramienta para garantizar su estabilidad y crecimiento. De hecho, en el marco del Año de la Tolerancia, los EAU serán coordinadores globales para la cooperación, dentro de una nueva Alianza Mundial por la Tolerancia; y el pasado marzo Abu Dabi fue anfitriona de los Juegos Olímpicos Especiales.

El viaje del papa fue corto, pero le bastó para apreciar el cambio en el país. Vio una nación moderna, dispuesta a acoger a personas de todo el mundo; una que educa a las nuevas generaciones para que piensen en el futuro. El impacto de su visita será crucial para la integración de los católicos y cristianos a la configuración social del país.

Desde el Gobierno emiratí se quiere que esta población se sienta reconocida y aceptada. Facilitar y celebrar la visita papal transmitió un mensaje de apertura cultural; presentó a los EAU como un país musulmán que defiende la libertad religiosa y está siempre abierto a recibir personas que quieran vivir y trabajar mientras expresan su propia fe.