La unión de dos gremios para salvar las abejas y mejorar los cultivos
Desde 2017, más de 3.000 agricultores y apicultores de varias zonas del país trabajan en consolidar alianzas que generen beneficios económicos y ambientales para estos dos renglones productivos. Esta iniciativa es liderada por la Cámara Procultivos de la ANDI, en la cual se han invertido más de 400 millones de pesos
Una relación fría y más bien distante, un amor imposible debido al exceso de conflictos entre ambas partes, una sinergia vital que nació rota por falta de interés o una unión necesaria que se resiste a emerger por simple desconocimiento. Así podría definirse el trato que han mantenido durante décadas los campesinos que trabajan la tierra con aquellos que se encargan de criar abejas.
Mientras que los agricultores consideran que las abejas ponen en riesgo sus parcelas y el bienestar de la gente que habita en las fincas, los apicultores denuncian que los fertilizantes, químicos y pesticidas aplicados por los otros productores para controlar las plagas, tienen en jaque a este insecto de color amarillo con negro que recientemente ha sido nombrado como la especie más importante en todo el planeta.
Aunque el intercambio verbal entre ambos gremios es escaso y cuando lo hay han surgido conflictos por defender cada una de sus radicales posturales, los agricultores y apicultores se necesitan y dependen uno del otro. Por ejemplo, los primeros requieren de las abejas para lograr una óptima polinización de sus cultivos, lo que les representa cosechas de mayor calidad, productividad y más beneficios económicos.
La mayoría de los agricultores colombianos aún desconocen el rol que cumplen las abejas en la polinización de sus cultivos y en la mejora de la productividad. ©Jhon Barros
Un estudio del Ministerio de Agricultura identificó que en Colombia hay 679 apicultores y 54 empresas apícolas. Sin embargo, este insumo fue parcial y no revelea el panorama real. El gremio apicultor aún no cuenta con un censo.
Por su parte, los apicultores podrían mejorar la productividad de los cultivos si los agricultores contrataran sus servicios de polinización, es decir un pago por llevar sus abejas a nuevos territorios. Si la relación no estuviera tan resquebrajada, este gremio tendría una nueva fuente de ingresos adicional a la venta de miel y polen.
Según el Censo Nacional Agropecuario del DANE, Colombia cuenta con aproximadamente 2,9 millones unidades de producción, su mayoría dedicada a la agricultura y ganadería, y principalmente en departamentos como Antioquia, Cundinamarca y Valle del Cauca. Sin embargo, la cifra total de apicultores aún es un misterio, a pesar de que la actividad está presente desde la época Precolombina.
Una línea base creada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural en 2016, identificó que en el país había más de 97.250 colmenas, con una producción superior a las 3.100 toneladas. Córdoba, Huila y Antioquia fueron los departamentos con mayor presencia apícola. El estudio también reveló que Colombia contaba con 679 apicultores, 54 empresas apícolas y 55 asociaciones de productores.
Tendencias
La polinización de las abejas repercute positivamente en la calidad de los cultivos. La ANDI busca que los agricultores y apicultores trabajen de la mano y mejoren sus prácticas. ©Pixabay
Mieles para la productividad
Ante la nula relación de los apicultores y agricultores colombianos, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), por medio de la Cámara Procultivos, conformada por 14 empresarios dedicados a la producción de los insumos agrícolas que protegen a los cultivos de plagas y malezas, decidió tomar cartas en el asunto.
Según María Helena Latorre, directora ejecutiva de Procultivos, la cámara más antigua de la ANDI, la idea de juntar a estos dos renglones productivos inició en 2016, como un producto de CuidAgro, programa dedicado a disminuir el abuso de herbicidas, fungicidas y pesticidas en el campo colombiano.
“CuidAgro cuenta con una metodología llamada andragogía, que consiste en realizar actividades lúdicas, emotivas, analíticas y autoconfrontantes con los campesinos adultos para que reaprendan a hacer su actividad. Esta técnica también incluye dramatizados y estudios de caso sobre las problemáticas que hay en el campo, lo que les ha permitido ver qué están haciendo mal para cambiar. Nos percatamos que el divorcio entre agricultores y apicultores podría llegar a su fin por medio de estas jornadas”.
El objetivo de la ANDI en sentar en la misma mesa a apicultores y agricultores para que creen alianzas que los beneficien a ambos. ©Procultivos.
«Teníamos que poner a hablar a ambos bandos, para que así los agricultores conocieran el rol que cumplen las abejas y las ventajas que conlleva tener cerca a un campesino apícola. La clave estaba en conectarlos»
María Helena Latorre, directora ejecutiva de Procultivo
El propósito era crear una alianza entre ambos gremios que beneficiara tanto a la conservación de las abejas como a la productividad de ciertos cultivos, por medio de la aplicación de buenas prácticas productivas y ambientales.
“En los últimos 15 años, el crecimiento económico agrícola en el país no superó el 2 por ciento y ha estado concentrado en cuatro cultivos. Entonces decidimos que para esta alianza debíamos diversificar la canasta, incluyendo otros productos que son altamente demandados internacionalmente como mango, cacao, melón, aguacate y piña”, dijo Latorre.
Para mejorar la productividad de este ramillete de cultivos, Procultivos definió que la mejor opción era utilizar la polinización de las abejas. Según Latorre, para que estos productos tengan un crecimiento económico y productivo, el mejor camino es acabar con ese divorcio entre los agricultores y apicultores, y cambiar el chip en los campesinos de que las abejas están acabando con los cultivos.
“Teníamos que poner a hablar a ambos bandos, para que así los agricultores conocieran el rol que cumplen las abejas y las ventajas que conlleva tener cerca a un campesino apícola. La clave estaba en conectarlos, por lo cual definimos que la mejor solución era hacer una serie de talleres y jornadas con andragogía. Estos dos gremios jamás han trabajado juntos y son vistos como opositores”, precisó la funcionaria.
Más de 3.000 campesinos, entre agricultores y apicultores, han participado en los talleres de la ANDI sobre buenas prácticas. ©Procultivos.
La ANDI seleccionó cultivos como tabaco, plátano, maracuyá, mango, melón, caña de azúcar, café, cacao, arroz, aguacate, cítricos y otros frutales para emprender la primera alianza entre agricultores y apicultores.
Sensibilizar al agro
San Vicente de Chucurí, territorio santandereano que más produce cacao en todo el país, fue el primer municipio donde se habló de la alianza entre cultivadores y apicultores.
En este municipio, Procultivos trabajó durante más de un año en un piloto que pretendía integrar la protección, nutrición y manejo agronómico para que los cacaoteros mejoraran la productividad. “En esas jornadas se habló de la polinización, encuentros que nos permitieron corroborar que ambos gremios no cuentan con ningún tipo de relación”, mencionó Latorre.
La cámara de la ANDI seleccionó 11 cultivos y varios departamentos para dar rienda a la primera alianza entre agricultores y apicultores: tabaco, plátano, maracuyá, mango, melón, caña de azúcar, café, cacao, arroz, aguacate, cítricos y otros frutales (como fresa y pitaya), en municipios de Sucre, Bolívar, Santander, Chocó, Cauca, Antioquia, Boyacá, Magdalena, Córdoba, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Putumayo, Cauca, Huila, Tolima, Quindío y Meta.
Los cultivos de cacao, en especial de Santander, fueron seleccionados por la ANDI para implementar las alianzas entre agricultores y apicultores. ©Jhon Barros
Con los cultivos ya seleccionados, al igual que los lugares más tentadores y el censo previo del Ministerio de Agricultura sobre la cantidad de apicultores, en 2017 Procultivos arrancó una serie de talleres y jornadas lúdicas con ambos productores, liderados por un grupo de 15 facilitadores de carreras como ingeniería agrónoma, veterinaria y zootecnia, con conocimiento en andragogía.
“Cada jornada dura siete horas, tiempo en el cual los agricultores y apicultores vecinos se reconocen y comprenden la inmensa ganancia que significa para ambos trabajar unidos. Realizamos actividades lúdicas, trabajos en grupo y evaluaciones de casos para reforzar las acciones participativas y fomentar alianzas renovadoras”, dijo la directora de Procultivos.
En estos talleres, los campesinos conocen cuáles son los beneficios en productividad y las líneas de negocio al juntar la polinización y alimentación, además de crear un plan de acción para la cooperación y sinergias de las dos actividades. “También analizan los ciclos de los cultivos, los problemas que más los aquejan (estrés o plagas), los principales riesgos y las buenas prácticas agrícolas y apícolas que deben implementar”.
Campesinos con cultivos de caña de azúcar en Valle del Cauca también hacen parte de la alianza entre apicultores y agricultores. ©Jhon Barros
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Más de 3.000
Desde 2017, Procultivos ha sensibilizado y capacitado a más de 3.000 productores, mitad agricultores y mitad apicultores. “Hemos realizado cerca de 100 jornadas e invertido mas de 400 millones de pesos, un promedio de 150 millones por año”, anotó Latorre.
En 2018, casi 900 productores fueron beneficiados por medio de 24 talleres y charlas de la ANDI (460 agricultores y 418 apicultores), la gran mayoría de municipios de Huila, Sucre, Valle del Cauca, Tolima y Risaralda y con edades que superaron los 46 años. De este total, más de 600 fueron hombres y 260 mujeres, de los estratos 1 y 2. La meta este año es llegar a 1.200 beneficiarios.
Para Latorre, estas jornadas de capacitación han arrojado resultados alentadores. “Al final de cada encuentro, el agricultor asegura que desea tener cerca a un apicultor para mejorar su productividad y así tener más plata en el bolsillo. Por su parte, el apicultor descubre que cuenta con un nuevo derivado para generar recursos extras a los que deja la miel, polen, propóleo y jalea: un servicio de polinización para la agricultura”.
Un agricultor dedicado al cultivo de melón aseguró que desde que contrató el servicio de un apicultor vecino, quien le instaló varias cajas o colmenas por las parcelas, los melones salen más pesados y jugosos y llenos de pulpa, por lo cual los vende a mejor precio. “Los ingresos se le incrementaron hasta 80 por ciento. En aguacate, la polinización ha hecho crecer la productividad más de 120 por ciento”, apuntó la directiva.
En 2018, casi 900 agricultores y apicultores participaron en los talleres de la ANDI. Este año la meta es llegar a 1.200 productores. ©Infografía Procultivos.
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Amor eterno
Aunque trabajó toda su vida como técnico suboficial de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), la verdadera pasión de Abdón Salazar son las abejas. Las conoció por primera vez a los 11 años en los cafetales de su natal Armenia (Quindío).
“Llevo 42 años como apicultor”, dice Abdón, quien asegura que, además de su esposa María Eugenia, las abejas son el amor de su vida. “Cuando estaba en las FAC tuve abejas en todas las unidades militares donde me tocó vivir. Cuando tenía descanso regresaba a mi casa en Armenia, que estaba llena de colmenas”.
Debido a su gran pasión y conocimiento de este insecto polinizador, Abdón montó una empresa familiar llamada Apícola Oro, la cual vende productos como miel y propóleo y presta el servicio de polinización en las fincas de la zona.
“Todos tenemos un rol en la empresa. Abdón se encarga de la producción, mi hijo Andrés lo administrativo y yo me encargo de la comercialización y mercadeo de la empresa”, asegura María Eugenia. El hijo de este matrimonio afirma que en Colombia no hay profesionalización en apicultura, “y es fundamental que los agrónomos y veterinarios tuvieran esa formación”.
Para Abdón, la apicultura es un negocio rentable que no ha sido explotado en el país. “La agricultura necesita por obligación de los servicios de la polinización para tener mayores cosechas y de mejor calidad, además de unos frutos de mayor tamaño y con más jugo. Por eso los agricultores y apicultores necesitamos trabajar de la mano”, dice este campesino que hace parte de la iniciativa de la ANDI.
Abdón y su familia cuentan cómo trabajan juntos como apicultores y empresarios en Armenia. ©Video: Procultivos.
Así pueden participar
Al inicio de esta estrategia, la ANDI seleccionaba el municipio o el lugar para hacer los talleres basado en la cantidad de agricultores y apicultores registrados en varias entidades. Este año, debido a lo buenos resultados alcanzados en los talleres, los mismos productores están tomando la iniciativa.
“Al principio, la dinámica era contactar a alguien de la Secretaría de Agricultura de los departamentos, quienes nos ayudaron a ubicar a los agricultores. Para los apicultores solo contábamos con la línea base del Ministerio de Agricultura, la cual no es un censo oficial; ese insumo aún no existe. A punta de teléfono los contactamos”, afirmó Latorre.
Actualmente, los mismos productores son los que llaman a Procultivos para agendar algún taller y aprender sobre buenas prácticas y mejorar su producción a través de la polinización.
En el último semestre de este año, la meta de la Cámara de la ANDI es realizar 27 jornadas en Antioquia, Magdalena, Boyacá, Bogotá, Bolívar, Cundinamarca, Córdoba, Santander, Tolima, Risaralda y el Eje Cafetero, la mayoría pedidas por los mismos productores.
"Estos espacios trascienden el formato tradicional de las charlas dictadas por expertos, ya que incluyen espacios lúdicos enfocados en la andragogía. Estas jornadas se complementarán con seminarios que involucran a diferentes actores públicos y privados, dirigidos a profesionales del sector agrícola, asistentes técnicos de cultivo de entidades públicas y privadas, así como a la academia en general”, aseguró la directora de Procultivos.
Agricultores y apicultores del municipio de Buenos Aires (Cauca) en uno de los talleres de la ANDI. ©Procultivos.
«Al inicio del taller todos tienen cara de puño, ya que los agricultores y apicultores no se llevan bien. Los facilitadores hacen juegos para simular como una abeja puede polinizar los cultivos y mejorar la producción»
María Helena Latorre, directora ejecutiva de Procultivos
Un taller que rompe esquemas
Los más de 100 talleres que ha realizado la ANDI con estos dos gremios se apartan de lo que la comunidad conoce como una jornada de capacitación. Todos tienen que hablar, interactuar, crear y hasta actuar.
Cada encuentro alberga un máximo de 30 productores, liderados por dos facilitadores con conocimientos en andragogía y graduados en agronomía y veterinaria. “Al inicio todos tienen cara de puño, ya que los agricultores y apicultores no se llevan bien. La primera catarsis es un rompe hielo, una presentación dinámica que hacemos con una pelota que simboliza el polen. Al que se le caiga la bola tiene que presentarse. En ese momento afloran la risa y el juego. Cada uno cuenta con una etiqueta de un dibujo de una abeja y un fruto”, menciona Latorre.
Los productores ubican sus fincas con ayuda de un mapa impreso: los agricultores de un color y los apicultores de otro. “Ahí es donde muchos quedan sorprendidos, ya que muchos ignoran que son vecinos. Luego inicia la charla sobre polinización, que para muchos solo es que la abeja llegue a una flor. Los facilitadores hacen juegos para simular como una abeja puede polinizar los cultivos y mejorar la producción”.
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En los talleres los productores cambian de roles: los agricultores se ponen en los zapatos de los apicultores para entender sus problemáticas y conocer su importancia. ©Procultivos.
Por medio de sumas y restas, los campesinos hacen cálculos de la producción actual de sus cultivos y la cruzan con las cifras de la polinización, para así conocer cuánto tendrían que invertir por contratar a un apicultor que instale las colmenas o cajas, y cuánto ganarían si mejora la cosecha.
Todos cambian de roles y aprenden las necesidades de cada gremio. Al final, hacen una lluvia de ideas con sus vecinos y presentan las alianzas que concretaron, como el servicio de polinización o el compromiso de avisarle al apicultor cuando va a realizar la fumigación del cultivo.
“La mayoría abre un grupo por WhatsApp como canal de comunicación para informar estas acciones y seguir aprendiendo de buenas prácticas en los cultivos para el uso adecuado de los productos químicos. El ideal es que trabajen juntos de la mejor forma y que ambos ganen”, anota Latorre.
Productores de Viotá (Cundinamarca) están comprometidos con proteger las abejas y mejorar sus cultivos. ©Procultivos.
Polinizadores en pañales
Latorre informó que además de adelantar un censo certero sobre la cantidad de apicultores que hay en Colombia, también es es fundamental reconocer cuáles son los demás polinizadores y el tipo que aplica para cada cultivo, lo que ayudará a aumentar el rendimiento.
“Los polinizadores, entre ellos las abejas, impactan 35 por ciento de las tierras agrícolas mundiales, lo que respalda la producción de 87 por ciento de los principales cultivos alimentarios del mundo, según datos de la FAO. Pero en Colombia no existe una caracterización de los polinizadores, donde también están los murciélagos, aves y otros insectos”.
La buena nueva es que la ANDI y el Instituto Humboldt ya tienen pensado trabajar juntos para iniciar la caracterización de polinizadores por cultivos en el país. “Las abejas, aunque son de suma importancia, no son los únicos polinizadores. Por ejemplo, varios papicultores nos han preguntado que en sus cultivos nunca han visto una abeja, pero sí varios cucarrones”, informó Latorre.
Otro inconveniente es que en el país no hay mucha información sobre buenas prácticas apícolas, “algo que nos preguntan mucho en los talleres. El año entrante queremos hacer talleres exclusivos sobre esta materia. Nos basaremos en la experiencia que tiene Chile y con algunos expertos del ICA”, puntualizó la experta.
Las abejas serán las principales beneficadas de las alianzas entre agricultores y apicultores. ©Pixabay.