Nuquí, Chocó
"El paraíso existe y es este"
Felipe Mesa lideró el equipo de producción del documental Expedición Tribugá, que está siendo furor en redes sociales y dio origen a un colectivo ambiental que hoy cuenta con un centenar de personas. Entrevista
"En la mitad de la selva te encuentras un charco con peces adentro... uno no se explica de dónde llegaron. Es un lugar exuberante, y cuando empezaron a amenazar con la construcción del puerto supe que había que hacer algo por este territorio".
Así es como Felipe Mesa, uno de los productores del documental Expedición Tribugá, aborda lo que para él es uno de los logros más grandes de su vida, una pieza periodística y documental dividida en tres capítulos que explora Tribugá, en Chocó, desde el mar, la selva y cultura.
En entrevista con SEMANA RURAL, Felipe contó cómo logró materializar el sueño que lleva construyendo por más de una década de la mano de Francisco Acosta; Pavoreal Films (Jack Farine, Luis Villegas); Coral Studio (Mariana Rivera, David Betancourt); CUE; Flip Music (Camilo Posada, Manuel Castaño) y Joaquín Olaya. Los colombianos lo podrán ver de forma gratuita hasta el próximo 6 de diciembre.
©Expedición Tribugá
Semana Rural (SR): ¿Qué los llevó a hacer un documental sobre el Golfo de Tribugá y su diversidad cultural y biológica?
Felipe Mesa(FM): Yo desde muy joven he sido aventurero, he sido un explorador, sino que jamás lo había visto como una forma de vida. Yo hice mi carrera y mi posgrado, normal, trabajé algunos años en una empresa, pero no aguanté y así fue que ingresé del todo al tema del medio ambiente y la fotografía. Siempre me apasionó, era lo que quería hacer. En mi entorno todos trabajaban en empresas y eso nunca fue la vida que me soñé.
Fue un encontrón extraño, yo me preguntaba mucho por qué no me ajustaba a lo que era normal, pero a mi siempre me apasionó el medio ambiente. Desde que empecé a viajar, muy joven, de alguna forma yo entendía cómo funcionaban los ecosistemas, claro de manera empírica, y empecé a enamorarme más de la naturaleza. Cada vez que salía a mochilear me daba cuenta de la riqueza del país.
Después fue muy duro ver que algunos lugares que visité habían desaparecido, tenían una carretera, una urbanización. Bosques enteros donde yo me movía con tranquilidad que ya no existían. Eso me dolió mucho, y entendí que tenía que trabajar por el medio ambiente. Que tenía que visibilizar esa riqueza natural y humana del país.
SR: ¿Eso lo motivó a hacer Expedición Tribugá?
FM: Sí, la primera vez que yo viajé a Tribugá fue hace 20 años y desde que llegué supe que ese era el paraíso terrenal. Por donde mires hay vida. Uno en un día se descresta 20 veces con las cosas que pasan, es increíble. Te encuentras un charco en la mitad de la selva y resulta que en el charco hay peces, y uno no se explica de dónde llegaron. Es un lugar exuberante y cuando empezaron a amenazar con la construcción del puerto supe que había que hacer algo por este territorio. Yo ya tenía mi posgrado y entendía con más claridad la función que tenían los ecosistemas del golfo de Tribugá, tenía que defenderlo a como diera lugar. Sin Tribugá el planeta no tendría estabilidad en un momento climático tan difícil, en esta crisis ambiental.
©Expedición Tribugá
SR: Una vez identifica esa necesidad de hacer alzar la voz frente a la construcción de un puerto ¿Cómo llega al documental?
FM: Es una historia bastante interesante, hay un par de cerros allá en Tribugá, el Janano y el Jananito, y desde la primera vez que fui, en el año 2000, yo vi esos cerros desde la playa y me intrigué. Son tan predominantes que parecen un par de pirámides y me generó mucha curiosidad conocerlos. Desde ese año le empecé a preguntar a las personas por los cerros, yo quería ir y siempre me decían: ‘Janano y el Jananito son místicos, el que va no regresa y si regresa, vuelve con demencia’ o que cuando uno se acercaba a ellos caían tormentas eléctricas.
Desde entonces yo vengo a Tribugá por lo menos una vez al año y seguía preguntando, hasta que en el 2015 conocí a un indígena embera dobida que era la única persona que sabía el recorrido, y empecé a entenderme con él. En el 2017 voy por primera vez al cerro Janano, con Francisco Acosta, que es uno de los co-productores del documental, y quedamos descrestados. Estuvimos cinco días en el monte, y los paisajes, la naturaleza: era exuberante. Yo decía ‘el paraíso existe y es este’.
Luego regresé a Medellín y en otra expedición medioambiental conocí a unos botánicos, no sé porque terminamos hablando y les conté sobre el cerro Janano. Uno de ellos, Rodrigo Bernal, que es tal vez uno de los botánicos más importantes que tiene Colombia, me dijo ‘Felipe yo llevo 30 años tratando de ir y no he podido’. Ahí se me detonó una chispa y dije, hay que hacer una expedición con otros botánicos y otros científicos.
Fuimos en el 2018 y no lo podían creer, su riqueza, su biodiversidad, su estado de conservación. En ese momento sólo queríamos hacer un documental del cerro Janano y esos científicos iban a dar los argumentos para conservar el lugar. Un tiempo después nos asociamos con la productora Pavo Real, con Luis Vilegas y Jack Farines, ellos se enamoraron del proyecto y empezamos a trabajar.
Unos meses después llegó la amenaza de que el Gobierno Nacional quería hacer el puerto de agua profundas acompañado de unas carreteras, ahí se transformó todo el proyecto: no podía ser solo el Cerro Janano, debía comprender todos lo que significa el Golfo de Tribugá. Pasamos de la expedición a Janano, a la expedición del mar y de las comunidades y así nace Expedición Tribugá
©Expedición Tribugá
«La selva humeda tropical del Golfo de Tribugá es una de las maravillas naturales fundamentales para el equilibro del planeta. Es una de las 25 zonas de mayor prioridad para la conservación según la Unesco», destaca el documental.
SR: ¿Cuál importancia de entender Tribugá de manera global, desde la biodiversidad pero también desde las comunidades?
FM: Yo creo uno no puede dejar a las personas por fuera y ese ha sido un error que hemos cometido como país. Nos hemos olvidado que nuestra riqueza es la naturaleza, pero también la riqueza cultural. Hay tanto que tenemos que aprender de estas comunidades y su forma de vivir, en esa forma de relacionarse con los ríos, la selva y el mar.
Entonces para nosotros era claro que debían estar, ellos son quienes construyen el Golfo de Tribugá. Ahí es importante hacer énfasis en que quienes proponen la construcción del Puerto dicen que es una oportunidad para el desarrollo, pero es una mirada de progreso desde el punto de vista de quienes se han educado en las ciudades, pero eso no es desarrollo para las comunidades.
Debemos respetar su cosmovisión y su manera de relacionarse con su entorno. Además ellos son quienes tienen la última palabra. La ley 70 les dio esas tierras y la libertad de desarrollarse como quieran. Deben tener una voz, la oportunidad de expresarse y eso lo plasmamos en el documental.
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SR: ¿Cómo fue ese proceso con las comunidades?
FM: Llevo 20 años viajando allá, entonces teníamos un camino recorrido con ellos. Yo tengo amigos en los pueblos y ellos me conocen de tanto tiempo que fue fácil entrar a dialogar. Era un tema que veníamos discutiendo desde años atrás, el peligro que representaban esas grandes obras de infraestructura. Entendían que queríamos proteger el Golfo, que queríamos contar sus vidas.
SR:Para las comunidades en la costa pacífica chocoana es muy importante esa relación entre la naturaleza y la cultura ¿Cómo fue el proceso de entender qué era para ellos calidad de vida?
FM: Toca devolverse un poco para responder la pregunta. A los colombianos nos han dicho por años que el Chocó es un departamento pobre y es cierto, en muchos lugares la gente pasa dificultades, pero esa creencia de tanto repetirse hizo que las comunidades creyeran que eran pobres. Pero algo ha pasado últimamente con estas amenazas es que han entendido que realmente no son pobres, que la abundancia de recursos naturales los hace ricos. Que puedan entrar a cualquier parte de la selva, y tomar un bocado de agua sin problema, eso es calidad de vida. Ellos ante la amenaza del puerto han entendido que su tranquilidad vale mucho.
©Expedición Tribugá
La mayor parte del documental fue financiada a través de crowdfundings. A pesar de que la meta era recolectar 60 millones de pesos, solo recolectaron 17 millones con los que grabaron el documental.
SR: ¿Por qué decide vincular tantas personas al proyecto?
FM: Acá hay que decir que conseguir los recursos para la primera expedición fue muy difícil. Nos conseguimos la plata solo para ir, nadie se ganó un solo peso, ni científicos, ni un camarógrafo, ni yo, nadie. Entonces fuimos muy felices, pero ya cuando teníamos que hacer Expedición Tribugá, con los tres capítulos, la selva, el mar y las comunidades, nos dimos cuenta que teníamos que conseguir plata.
Ahí hicimos la primera campaña de crowdfunding pero no alcanzamos a conseguir la plata, necesitábamos 60 millones de pesos y solo conseguimos 17 millones. Eso nos cambió todos los planes y en esas dificultades nos tocó hacer más campañas por las redes. Así poco a poco fuimos recogiendo gente, aparecieron personas que nos querían ayudar a hacer publicidad, a hacer un diseño, y eso fue muy bonito, porque nosotros comenzamos con muy poco. Hoy me sorprendo con que lo hayamos logrado, y que el proyecto ya no es solo nuestro, sino que es un proyecto de los colombianos, que entendieron la importancia de un territorio al que le habíamos dado la espalda.
Pasamos del grupo base, que somos Francisco Acosta; Jack Farine, Luis Villegas de PavoReal Films; y Mariana Rivera y David Betancourt de Coral Studio a ser un colectivo en defensa del golfo, de más de 100 personas.
SR: ¿Cuál es la importancia de crear un movimiento contra el puerto?
FM: Nosotros no tenemos una fuerza política, no somos abogados, pero creo que le podemos dar a los colombianos una herramienta para que conozcan más del territorio, el audiovisual tiene esa posibilidad, mostrarle a las personas lo que esconde esta zona de Chocó y lo que podríamos perder. Estamos generando una discusión.
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SR: ¿Qué dificultades tuvieron para grabar?
FM: La primera fue la parte económica, pero la más compleja fue el tiempo. Nosotros teníamos que sacar este documental antes de que sacaran todos los permisos para construir el puerto y lo logramos. Fue un trabajo contrarreloj y con pocos recursos.
Las dificultades en el campo fueron muchas propias de un territorio tan agreste como el Chocó. Teníamos que llevar unas mochilas gigantescas con equipos, las cámaras se humedecen e incluso a mi se me dañó una cuando estaba haciendo unas tomas subacuáticas, porque la golpeó una lancha y se daño la coraza que la protegía. Son ambientes muy difíciles para grabar, pero disfrutamos mucho el reto.
©Expedición Tribugá
135 mil personas han visto el documental desde su estreno el 22 de noviembre. Expedición Tribugá estará disponible de manera gratuita hasta el 6 de diciembre.
SR: ¿Cómo se sintió al ver todo ese esfuerzo materializado, en la postproducción?
FM: Ese tal vez fue uno de los procesos más difíciles, pero poco a poco empezó a fluir. Teníamos mucho material para escoger y cómo es un documental, uno de los principales problemas era el tiempo. El enfoque fue cambiando, pero fue muy bonito verlo materializado, cuando ya había una narrativa clara de la historia: la selva, el mar y las comunidades. Lo más lindo del proyecto es que las personas han entendido la importancia de contarle a los colombianos la riqueza de Tribugá.
SR: ¿Qué han sentido al ver como se ha movido el documental en redes?
FM: Una alegría impresionante. Es que esto surgió como una idea que nadie pensó que pudiéramos hacer. Era un sueño de unos ilusos, pero al verlo materializado creo que estamos logrando lo que nos propusimos. Que la gente entienda que el país no es el que se vive en la ciudades, que Colombia es biodiversidad, cultura, ojalá esto sea un impulso para preservar el territorio.
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SR: Hace poco el país supo del asesinato de Juana Perea en Nuquí, a quien le hacen un homenaje en el documental, ¿Cómo este tipo de proyectos como Expedición Tribugá hacen parte de la resistencia contra la violencia?
FM: Juana es y fue muy importante en Nuquí, es un ejemplo de trabajo. Nosotros lo que queremos hacer en el documental es seguir luchando por la zona, porque las cosas cambien y se transformen. Esta es nuestra forma de hacer resistencia, de generar un cambio de mentalidad de forma colectiva.
Si quiere ver el documental completo de manera gratuita haga clic en la siguiente imagen, lo podrá hacer hasta el 6 de diciembre: