Unión panamericana, Chocó

Turismo en lugar de minería, la apuesta audaz de una vereda chocoana

Una comunidad olvidada por el Estado, a una hora de Quibdó, se convenció de que la minería ya no les da el sustento y ahora quiere meterse de lleno con el turismo. Tienen todos los recursos naturales para hacerlo, pero aún falta infraestructura

21 de noviembre de 2018
La rana Glinding Treefrog es una de las especies que se ha encontrado en esta región del Chocó. | Foto: Nature Colombia

La rana más venenosa del mundo vive en el Chocó, pero allí, además de la Phyllobates terribilis o ‘la dorada’, se encuentran más de 120 especies de anfibios y reptiles. Por eso ir a la región a fotografiar e investigar especies como esta es uno de los nuevos atractivos turísticos del departamento, que está acostumbrado a recibir a más de 3 mil viajeros cada año en las playas de Nuquí o Bahía Solano (cifras 2017). La oferta ahora se amplía, y Chocó quiere cautivar a los visitantes con el avistamiento de anfibios.

La oportunidad que tiene esta región desde la biodiversidad es inmensa, a pesar de que tradicionalmente no se han preocupado por su cuidado. Los habitantes de la vereda Salero, en el municipio Unión Panamericana, al suroeste del Chocó, han usado sus recursos para extraer oro y platino y vender madera, en pocas palabras, es una zona de tradición minera. "La comunidad está entre la espada y la pared, porque si no se dedica a la minería o deja que entre una moto sierra al bosque a talar árboles, no comen”, asegura Atanasio Mosquera, representante del Consejo Comunitario Local de Salero (Cocolosa).

La economía extractiva de Salero, en todo caso, no es rentable para la cantidad de gente que se dedica al negocio. De 500 habitantes, el 80 por ciento se dedica a la minería, los demás están en la informalidad o desempleados, muy pocos tienen un trabajo estable. “Desde muchacho he cavado minas y al principio era fácil encontrar oro, pero ahora es diferente. Si tengo suerte hallo un gramo de oro en un día porque está cada vez más profundo, a unos 30 o 40 metros de la superficie”, recuerda Antonio Mosquera, uno de los miembros más antiguos de la vereda.

 

Antonio Mosquera y Pedro Mosquera se han dedicado toda su vida a la minería  © ÁNGELA PALACIOS


 

Conscientes de que la principal fuente de ingreso de Salero está en riesgo, y de que los recursos naturales se están afectando aún más con las exploraciones fallidas, la comunidad está trabajando de la mano con Nature Colombia, una agencia de viajes enfocada en rutas de avistamiento de aves y anfibios que llegó a la vereda para generar conciencia sobre el cuidado ambiental y la capacitación en turismo. Según Ángela Gómez, líder del proyecto, “al ver que Salero no tenía otra opción más que la minería, decidimos empoderarlos, mostrándoles que, si ellos cuidan los animales y sus hábitats, van a llegar más turistas interesados en conocer lo que tienen. Se trata de aprovechar que Colombia es el segundo país con más anfibios y que Chocó tiene diversidad de especies por mostrar”.


La Atrato Glass Frog o rana de cristal es una de las especies más comunes de la región. ©NATURE COLOMBIA


Nature ha desarrollado una guía de anfibios para que la comunidad aprenda a identificarlos. ©NATURE COLOMBIA


Así se capacitan

Las capacitaciones que ofrecen incluyen temas como la guianza, el estudio de las especies de anfibios, reptiles y aves que hay en la región, la preservación de hábitats, atención al turista, preparación de alimentos y presentación personal de un operador turístico.

Esta iniciativa cuenta con el apoyo de la Universidad Tecnológica del Chocó (UTCH) de Quibdó, encabezada por el decano de la facultad de Ciencias Naturales, Jhon Tailor Rengifo, conocido como ‘el profe Tailor’, quien ha prestado su casa en Salero para que el equipo de Nature Colombia desarrolle las jornadas de capacitación.
 

“Los estudiantes de la UTCH van a hacer prácticas a Salero una vez al año, pero esta no es una alternativa real de crecimiento para la comunidad, mientras que el turismo puede estar abierto al público todo el año y generar un modelo de vida diferente. La diversidad está garantizada y eso es lo que le gusta al turista”, asegura el profesor.
 

Con esa idea han reunido a más de 30 habitantes interesados en capacitarse y aprender más sobre su región, especialmente mujeres que quieren participar como guías o cocineras de los turistas. “Yo soy ama de casa y nunca he trabajado, pero quiero hacerlo para sacar a mi familia adelante. Por eso asisto a las capacitaciones, que me han servido para entender qué es lo que hay en el bosque de Salero y cuidarlo, antes veía una serpiente y la mataba porque me daba miedo, hoy ya no lo hago porque sé que ese reptil hace parte de los atractivos turísticos de la vereda”, enfatiza Luz Mary Hinestroza, habitante de Salero.

 

La comunidad está identificando los nombres de las aves de la región para convertirse en guías.  © ÁNGELA PALACIOS


Lady Rentería también está convencida de ello. Calcula que de los 110 hogares que hay en la vereda, solo 4 o 5 mujeres trabajan, de ahí que el turismo sea la oportunidad para que jóvenes y adultos, sin importar el género, se sumen a la iniciativa, tengan su primer trabajo, se unan como vereda y logren que esta actividad logré desplazar a la minería y se convierta en el eje de su economía.
 

Eulides es uno de los 'salereños' que más le ha dado sentido al proyecto y por eso, durante la prueba piloto de lo que sería la ‘expedición de anfibios’ en la vereda, participó activamente obsequiando muestras de mermelada de lulo chocoano a los asistentes, se unió todas las noches a la búsqueda de anfibios y se acercó al guía de aves de Nature Colombia, Trevor Ellery, para aprender de las especies de la región. Además, comenzó a construir un hospedaje para futuros turistas. “Esta iniciativa me ha llevado a cuidar más los bosques y a buscar alternativas para que el proyecto crezca", explica.

SEMANA RURAL hizo parte del recorrido.

 

La Blue-bellied Poison Frog es una de las especies halladas en la expedición de anfibios por la costa Pacífica. ©NATURE COLOMBIA


La expedición

7 pm:

Estábamos equipados con botas de caucho, camisa clara para que no se nos acercaran los mosquitos, repelente, gorra y linterna frontal: listos para salir a ‘ranear’. Estas expediciones son nocturnas porque es el momento en el que se pueden observar más especies de ranas, únicamente los anfibios venonosos se pueden ver en el día y no es una búsqueda fácil.

Comenzamos a entrar en el bosque que está a dos metros de la carretera principal de Salero. El cambio de ambiente es abrupto, pasamos de escuchar sonidos de carros a cantos de ranas y grillos. Nos topábamos con ramas, charcos, pero la sensación de que en algún momento íbamos a encontrar una especie nueva de anfibios nos entusiasmaba a seguir.

La expedición consiste en escuchar y observar, por lo que los biologos identifican el canto de las ranas y predicen dónde puede estar la especie. Para los principiantes es complicado detectarlo, así que se aconseja seguirles el rastro a los expertos, quienes esa noche encontraron 6 especies de ranas distintas. La expedición duró alrededor de una hora, y el tiempo varía según  el clima, pero parte de la experiencia incluye mojarse, caerse o embarrarse, es el ambiente en el que se viven los anfibios.

 

5:30 am:

La selva chocoana es versátil, además de fascinar a los visitantes con los colores de las ranas en la noche, tiene atractivos para el día. Así que madrugamos a ver aves, el horario ideal para  avistarlas es de 5:30 a.m. a 7:30 a.m. Esa mañana observamos por lo menos 7 aves de diferentes colores, tamaños y familias.

 

Cuando regresamos a la finca que nos hospedó, descansamos y disfrutamos de la sazón del pacífico a cargo de dos mujeres de la comunidad que probaron sus dotes culinarios con nosotros. Prepararon uno de los platos que a futuro se les ofrecerá a los viajeros: pescado frito, arroz con coco, patacón y jugo de borojo.

8 pm:

De regreso en el bosque, esta vez nos profundizamos más en la selva. A pesar de no ser muy conscientes del cuidado de la naturaleza, sus habitantes conservan las 3 mil hectáreas de bosque de la zona. Es posible ver una cancha de fútbol en medio de la selva, casas con patios traseros llenos de bosque y en lugar de postes y divisiones de cemento, hay verde por donde quiera que se vaya.
 

Después de elegir uno de los tantos caminos que tiene Salero para la expedición, comenzamos a buscar ranas alrededor de un riachuelo, encontramos varias especies y aprendimos sobre su reproducción, pues había muchos huevos colgando de las ramas de los árboles. Los biólogos explicaban que estos anfibios son muy inteligentes: buscan dejar los huevos de tal manera que cuando caigan al suelo lo hagan sobre un charco para que se formen los renacuajos. El recorrido, que duró aproximadamente dos horas, también nos permitió explorar variedad de plantas y animales como arañas, cangrejos y serpientes.
 


Entre 2.500 y

3.000 USD

es el costo aproximado de un tour de avistamiento de anfibios en el Pacífico colombiano.


 

La expedición está liderado por Ángela Gómez y los biologos de la ONG Alianza Natural.  ©NATURE COLOMBIA

Se estima que en el Chocó hay 120 especies entre anfibios y reptiles. ©NATURE COLOMBIA

La oportunidad única

Salero es solo una vereda que hace parte del tour de anfibios que ya está abierto al público por parte de Nature Colombia. El recorrido completo viene desde Antioquia, pasa por Chocó y finaliza en el Valle del Cauca. Es un proyecto que se está planeando desde hace un año y del que se espera dé frutos lo más pronto posible, porque la comunidad de esta vereda está muy entusiasmada por ser más productiva. Han entendido que si le aportan a la naturaleza con la conservación y el cuidado, esta se los retribuirá.

Además, porque es importante que los habitantes de la región se empoderen de lo que tienen y lo defiendan de quienes se quieren apropiar de los terrenos y buscan fauna para traficar.

Es la oportunidad para que la vereda que hoy no cuenta con personal calificado para trabajar en hospitales, que tiene poco acceso a la educación, falta de alcantarillado y agua potable, le demuestre al Gobierno que puede salir adelante. Esto no quiere decir que puedan valerse por sí mismos, también necesitan inversión para mejorar sus condiciones de vida y tener una oferta de calidad para el turista. 


POR: Ángela Palacios | Periodista de viajes
@AngelaPalaciosG