Yamid Ramírez mantiene la esperanza viva de poder ayudar a todas las victimas de su comunidad y sueña con participar en las 16 curules de paz y representar a todas la victimas del conflicto armado del país . | Foto: Foto sacada del Facebook de Yamid Ramírez

Ataco, Tolima

De Ataco al Capitolio: el líder que quiere representar a las víctimas del sur del Tolima

La guerra golpeó a Yamid desde su infancia y le robó en más de una ocasión sus sueños de ser padre y futbolista. Hoy, aún con miedo, se ha propuesto liderar a las víctimas del sur del Tolima para restablecer sus derechos y evitar que los sueños se sigan esfumando.

28 de julio de 2021

Desde hace 12 años, cuando regresó a Ataco, Tolima, Yamid Ramírez Saldana no ha vuelto a sentirse tranquilo. Es la segunda vez que retorna a su tierra después de dos ataques que lo obligaron a huir y, aunque está determinado a quedarse, la angustia la vive a diario. Lo acompañan los recuerdos de la época en que el frente 21 de las Farc combatía a diario en este territorio y el miedo de que aún hoy lo busquen para asesinarlo.

Corría el año 2000 cuando Yamid, de apenas 15 años, experimentó por primera vez las desgracias de la guerra. Vivía con su familia en la finca La Esperanza, en la vereda Santa Rita. Su padre, un campesino humilde, lo envió al pueblo a comprar la carne sin contar que de regreso su vida estaría en riesgo.“Me encontré con un grupo de hombres armados que me pidieron una requisa y me preguntaron por los guerrilleros. Yo les dije que no sabía nada y al instante me golpearon tantas veces en mis testículos que al poco tiempo del incidente me amputaron uno y quedé estéril”, cuenta Yamid con voz temblorosa.

El hecho ocurrió dos años después de que 40 miembros del Frente 21 de las Farc llegaron a la vereda Vista Hermosa, en el municipio vecino de Chaparral, y sacaron de sus viviendas a cuatro personas para asesinarlas delante de la comunidad. También ocurrió un año antes de que los paramilitares del Bloque Tolima asesinaran a seis personas en una finca de la vereda El Queso del mismo municipio. 

Saber que los riesgos y las amenazas solían convertirse en realidad en este territorio llevaron a que Yamid, con graves afectaciones psicológicas, saliera hacia Bogotá para restablecer su salud mental y tratar el cáncer de testículos que le diagnosticaron tras la paliza. En la capital sacó su bachillerato y se dedicó a entrenar para ser futbolista, un sueño que sus problemas de salud terminaron por impedir.

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Actualmente Yamid se dedica a  los procesos de picicultura en su territorio.Tiene tres estanques donde en cada uno le caven 2.000 alevinos. Este oficio es el que más se le facilita debido a sus complicaciones de salud en la cintura y la cadera

Con la frustración propia del joven que vio cómo su pasión le fue esquiva, regresó al sur del Tolima para labrar junto a su padre la nueva parcela que habían adquirido en el municipio de Coyaima, a una hora de Ataco. Allí, en una madrugada del 2006, 15 hombres armados arribaron y, sin ninguna explicación, lo sometieron frente a su padre.

“Nos hicieron bajar de las mulas, nos quitaron las camisas y uno de los hombres me alejó 15 metros del resto del pelotón y me hizo arrodillar para dispararme con un fusil (…) Gracias a Dios que iba pasando un señor que me reconoció y al rato me devolvieron para donde estaba mi padre”, narra Yamid, seguro de que llevar puestos unos tenis y no botas pantaneras fue su salvación.

Pero el hostigamiento no terminó ahí. Los bandoleros, casi en un ritual de contrición por no haber entregado a este joven a la muerte, decidieron torturarlo. “Bajaron la manila de la mula y me colgaron de los pies a la rama de un árbol de unos 15 metros mientras me pasaban una puñaleta por toda la cara”, cuenta Yamid, que días después volvió a huir de su pueblo.

Pasaron tres años para que decidiera regresar a Ataco y nunca volver a irse. Desde entonces, los tres semestres que estudió de enfermería le han servido para atender a los vecinos de la vereda cuando necesitan una inyección, una curación o la toma de signos vitales. 

“Llega gente cortada a mi casa y yo los ayudo con las suturas básicas. Pero cuando es muy grave, los mando al hospital del casco urbano que queda a unas dos horas. A mí nadie me paga nada, yo lo hago porque a mi me gusta servir y ser solidario con la gente”, dice Yamid.

A la par con esta labor, que lo ha hecho reconocer como el “enfermero del pueblo”, Yamid ha venido liderando un proceso de reparación colectiva con cerca de 1.800 víctimas del conflicto que habitan las siete veredas del municipio. “Lo que yo quiero es que se repare a toda la comunidad, sin excluir a nadie. La ley debe ser integral y lo único que yo busco es que todos reciban una vivienda digna y beneficios para emprender proyectos productivos”, explica.

Su liderazgo le ha costado enemigos y un par de amenazas. “Yo no entiendo por qué esa gente me persigue si es que yo no tengo vínculos con ningún grupo armado. Yo soy una persona que solamente le gusta el trabajo social”, se pregunta. En el Sur del Tolima, tras la firma del Acuerdo de Paz, diferentes grupos armados y bandas delincuenciales han topado los territorios que otrora controlaban las Farc. 

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Yamid participando en uno de los diplomados de paz y renociliación  organizado por la Defensoria del Pueblo junto a la Embajada de Suiza. . Aqui está dando a concer los avances de  sentencias de restitucion de tierras en Ataco , Tolima.

Hoy Yamid se ha propuesto ocupar una de las 16 curules que creó el Acuerdo de Paz para que las víctimas de los territorios más afectados por la guerra tengan representación en la Cámara de Representantes. La circunscripción del Sur del Tolima está integrada por los municipios de Chaparral, Planadas, Rioblanco y su natal Ataco, desde donde Yamid comparte sus logros y su preparación. 

“He participado en un diplomado sobre líderes y lideresas sociales organizado por la Defensoría del Pueblo, también en uno sobre derechos de las víctimas organizado por La Universidad del Tolima y he estado presente en cursos sobre procesos de restitución de tierras. Todo esto quiero ponerlo al servicio de las víctimas en el Congreso”, comenta Yamid, mientras va mostrando sus certificaciones con orgullo.

A sus 35 años, Yamid sabe que algún día terminará de estudiar enfermería para seguir sirviendo a su gente. Pero por ahora la sanación que se propone no es física. Su meta inmediata es llegar a la Cámara de Representantes para ayudar a que su comunidad, la misma que vio nacer a las Farc y que sufrió la degradación de la guerra, sane los dolores del conflicto y emprenda un futuro próspero, con bienes públicos dignos y produciendo la tierra, que es lo que siempre han querido hacer.