Leticia, Amazonas
Revelados: ticunas en el lente de seis fotógrafos
Un taller de fotografía en medio de la selva amazónica puede ser un ejercicio único para retratar a una de las comunidades indígenas más antiguas de Colombia. Este es el resultado a través de seis miradas diferentes

«Cuando llegué por primera vez a San Pedro de los Lagos quedé sorprendido. Llegar es difícil, pero como dicen los nativos "si esto no quedara escondido, ya no existiéramos". En este territorio, situado en el corazón del sistema lagunar de Yahuarcaca, a una hora de Leticia, vive una de las comunidades indígenas más antiguas de Colombia, los ticuna.
Al empezar el proyecto sobre NeoTicunas en Amazonas tuve una fuerte conexión con la comunidad de San Pedro de Los Lagos. Me sentí identificado con su forma de relacionarse con la naturaleza y la unión familiar dentro la familia Parente. La cosmogonía del pueblo Ticuna concibe el mundo como un todo: hombre, plantas, agua y animales son uno solo. El trabajo diario lo reparten: la caza y la pesca, para hombres, mientras que las mujeres dedican el tiempo al hogar y a las chagras (así le dicen a la agricultura).
En el Amazonas hay mucho por contar. Un territorio inmenso lleno de naturaleza y de historias que han marcado a esta parte de la civilización. Por eso decidimos emprender un taller de fotografía junto a 22 fotógrafos de todos los rincones de Colombia, en el que durante cinco días construyeran proyectos en imágenes sobre la comunidad. Decidimos escoger seis para presentar dentro del especial #TicunasRevelado en SEMANA RURAL».
[ NOTA DEL TALLERISTA OVIDIO GONZÁLEZ ]









Sin ninguna duda al Amazonas lo cubre un velo exótico, haciendo sentir a cuerpo y alma la corazonada de estar en un lugar diferente, lleno de una magia ancestral, una suerte de paraíso perdido del que no hemos sido expulsados por completo, donde si bien el paso del hombre blanco, la contaminación y la explotación, junto con otros fenómenos correspondientes al obrar occidental, han hecho mella en esta bella jungla y las poblaciones indígenas que la habitan; no han logrado por entero que los humildes habitantes de esta región, sus verdaderos hijos, dejen morir las tradiciones y costumbre que han brindado vida e identidad a su pueblo, a su selva.
Todo en el Amazonas se hace bajo el imperativo que impone la selva, es ella quien manda, es ella quien alimenta a las tribus. De acuerdo con su cosmovisión, antes de ser hombres los tikuna fueron peces hasta que su padre Yoi utilizó pedazos de yuca como carnada para sacarlos del agua.

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Los habitantes del resguardo indígena Tikuna descienden del matrimonio Parente. Pedro y Matilde les han enseñado a convivir armónicamente con la selva por medio de la tradición oral y a través del trabajo de la tierra. © CARLOS PARRA RÍOS
El territorio ancestral de los Ticuna era conocido como la ´Tierra firme´, en el nacimiento de los ríos, pues los Omaguas, sus enemigos tradicionales, habitaban las márgenes y las islas del Amazonas. Los Ticuna habitaban entonces los pequeños afluentes de la orilla izquierda del Amazonas y los cursos medios de algunos ríos que desembocan en el Putumayo. Los Omagua, al ser reducidos por las tropas europeas y por las enfermedades, permitieron a los ticunas el asentamiento sobre el Amazonas; con este cambio debieron aprender oficios que les eran prácticamente desconocidos como la fabricación de canoas, para navegar y pescar en el gran río, y abandonando parte de sus tradiciones de cazadores de selva.
Esta comunidad dejó la vida de malocas e inició el modelo de asentamiento actual, a raíz de la redistribución de la población que provocaron industrias de explotación: la quina, las fieles, la madera y sobre todo el caucho.


La palabra Ticuna significa “Rostros negro” y viene de la tradición de esta comunidad de pintarse la piel con lo que bota el fruto del hurto. © CARLOS PARRA RÍOS



El gusano mojojoy sale de la palma de coco. Hace parte de la dieta de los ticuna. Se puede comer frito o crudo. © CARLOS PARRA RÍOS
Uno de los mitos cuenta que Curt Nimuendaju, antropólogo germano-brasileño, se interesó por esta población y aún se conserva la narración de cómo inició de la separación clanica:
“Pero Yo’i- representación del orden, la creación, lo reflexivo- las separo (a las personas) separando las suyas hacia el este y las de Ipi –Su hermano y contraparte, representante de lo impulsivo, carnal y desordenado- hacia el oeste, entonces les ordeno que cocinasen un jucururu y obligo a todo el mundo a probar del caldo y de esta manera cada uno se enteró a que clan pertenecía, y Yo’i les ordeno a los miembros de los grupos que se casaran entre sí”
(Nimuendaju 1952: pp 129 -30)


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De regreso al resguardo, este líder Ticuna regresa del día de pesca por las aguas de la quebarada Yaguacaca. Coge pintura sacada del fruto del huito y se dibuja los simbolos pertenecientes a su tribu. © CARLOS PARRA RÍOS



«El origen del agua es el cuerpo de Ngutapa, Padre Creador, el cual con ésta dio origen al universo. Todos los seres vivos en el mundo, como plantas y animales que son gente, que tiene el mismo poder de Ngutapa. En la disputa por hacerse al poder del agua, los tigres devoraron Ngutapa, dando origen al mundo de arriba, mundo de los inmortales, lugar del agua trasparente, la cual tiene el secreto de la vida eterna. Con la muerte del padre creador, los héroes Yoi e Ipi dieron muerte a la tierra, ensanchándola horizontalmente para darle espacio de vida a sus descendientes, los Tikuna».

En el espesor de la selva amazónica colombiana, el hombre se confunde con el animal. El indígena se llama como el animal y el animal como el indígena. Sus tradiciones surgen de las historias del río.
Allí, el abuelo Pedro y la abuela Matilde Parente son los chamanes y líderes que por tradición ancestral asignan a cada uno de sus habitantes un clan que tiene por nombre algún animal sagrado de la jungla.
Así, los Ticuna se identifican mayoritariamente con el clan Paujil -de las aves- y el clan Arul -de las culebras-. Son los pájaros los destacados por su carácter protector, dinámico y empático, mientras las culebras son leales y reservadas, que velan por el orden de la comunidad.
Las clasificaciones de los clanes permiten dividir los roles y mantener el orden social armónico. Las historias de la comunidad cuentan que en el inicio de los tiempos, cuando los dioses Ipi y Yoi pescaban y cocinaban, el sabor del animal que cada persona percibía sería en el futuro el asignado como clan personal. Esta tradición la siguieron los abuelos a lo largo de las generaciones para nombrar a sus hijos y nietos como parte de la familia Ticuna.

«SE DICE QUE ES UNA BOA DE DOS CABEZAS. POR LA CABEZA DE ARRIBA CADA LOS ANIMALES DE LOS ÁRBOLES Y POR LA DE ABAJO CAZA ANIMALES DE TIERRA. DE ESO VIVE Y AUNQUE ES UN SOLO ANIMAL SE ALIMENTA DE DOS FORMAS».

Los clanes se justifican porque entre los integrantes del mismo clan no pueden llevar a cabo ciertas tareas, por ejemplo cazar, pescar o casarse.
Está el clan Tigre, conocidos por ser individuos alegres, fuertes, agresivos, y dominantes cuando tienen que serlo, son espíritu de caza, son quienes tienen la función de defender a su comunidad de cualquier amenaza.
El clan cascabel es de personas trabajadoras, ágiles y amables con la gente, aficionados a la pesca; si bien se pensara que no coinciden con lo que en el imaginario colectivo se representaría para nosotros, los de occidente, como los atributos de este animal, son ellos quienes más conocen a los animales, hasta el punto de representarlos en su diario vivir, y llegar incluso a transformase en ellos en un plano astral a través de sus rituales mágicos y religiosos y de bebidas endógenas.

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Los primeros habitantes tenían que plantar el agua como se plantan las semillas. Su fruto fue el bejuco batue, que logró arrebatarle el agua a la Gigante ceiba primigenia llamada Wone, que no dejaba entrar la luz al mundo y tenía atrapada el agua de todos los mundos. Los héroes míticos Yoi e Ipi derribaron la gigante Wone, dando libertad a todas las fuerzas a su interior y el agua, creando el río Amazonas y dotando de poderes especiales a todos los animales acuáticos.
La tierra se volvió femenina y apareció la mujer, y el agua tomó el principio de lo masculino, entonces apareció el hombre. Fue así que en el canal de la Wone reside el poder chamanístico del agua, el cual se manifiesta a la vida humana con la lluvia de tormentas eléctricas.
Los primeros descendientes de la tierra de los héroes míticos fueron encantados con tratamientos chamanísticos por los padres del agua, lo que ocasionó la subienda de peces. De ahí en adelante, las regulaciones chamanísticas regularon el ciclo de inundaciones periódicas del río Amazonas por los polos contrapuestos, la cabecera y la parte baja, posibilitando el poblamiento de los mundos.


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Cada miembro de la comunidad porta un sombrero hecho de corteza de árbol de Yanchama y plumas del ave de Paujil. © MARÍA PADILLA


RealiTV es un proyecto de documentación alternativa que nace de varias casualidades afortunadas, y de la necesidad de mostrar realidades de una manera diferente. Por la recurrencia con la que surgía la pregunta «¿en qué canal va a salir eso?», entre los personajes que fotografiaba, un día, entre una comunidad de pescadores, recogí de los desechos que arrojaba de vuelta el mar el marco de un televisor viejo. Empecé a bromear con ellos, a preguntarles si querían “salir en TV” ...

Entendí que esa transformación del paradigma “pienso luego existo” a “sale en TV, luego es cierto” sigue vigente. Está latente una necesidad de figurar, de ser validado mediante la presencia en medios masivos y, entre ellos el preferido, la televisión.
Aquello que sirve para derrumbar un muro y lograr cierta complicidad juguetona con las personas a las que fotografío, también puede ser un mecanismo para mostrar lugares, situaciones y personajes que le resultan ajenos a la mayoría de la gente. Así presento al espectador realidades alternativas, la otra cara de la moneda, la realidad B.



Cada que tengo la oportunidad, con el trasto y aunque muchos al principio me miran con el recelo, otros lo encuentran divertido y abren esa ventana para compartir sus mundos en el proyecto.
Así llegó RealiTV hasta una comunidad Ticuna en el Amazonas, que con mucha generosidad me permitió registrar sus espacios vitales, costumbres y sus singularidades. Es un proyecto en desarrollo que he tenido la fortuna de llevar a diferentes lugares de nuestro país y otros países.




Aldemar es un hombre fornido, valiente y trabajador. Todos los días, junto a su esposa, tiene una rutina pesada que consiste en recolectar y sembrar. Pero cuando llega a su hogar, Aldemar se transporta y empieza a tocar en una organeta los ritmos que ha escuchado en Leticia.
Compositor autodidacta, desde hace mucho tiempo encontró en la música un refugio más profundo que la selva amazónica, sus ritmos se escuchan en las noches en toda la comunidad de San Pedro. Sus sonidos bailan con los de las chicharras, las aves, los monos y las hojas.


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Todo empezó cuando tuvo que reemplazar urgentemente a un miembro de un grupo musical para tocar en el festival más prestigioso de la región, El Pirarucu de Oro. Aquella noche, tocando en el escenario como un novato, Aldemar supo que su destino era ganarse ese premio algún día.
Trabajó más duro que antes para costearse los aparatos, y ahora practica para llevarse el galardón del festival. Bien dicen que los sueños están en todos los hombres, incluso en lo profundo de la selva.


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Aldemar carga en el cuello una medalla de la Virgen María, a pesar de tener sus propias figuras de adoración dentro de su cosmogonía. De todos modos, cree que no le afecta usar este tipo de detalles. © ALEJANDRO RESTREPO



¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo llegaron ahí? Hice esta pequeña serie fotográfica partiendo de preguntarnos como llegamos a intercambiar experiencias a lugares nuevos, la manera como esta pequeña población anclada en medio de la selva convive con sus hermanos. Es admirable su forma de adaptarse a los cambios y nuevas formas de evolución sin miedo a perder su esencia. Los Ticuna se consideran una comunidad que sabe COMPARTIR -KÛMACHAGNAÛ , y como pilar fundamental de esa enseñanza todo se hace en familia, desde las chagras, donde cultivan alimento básico, hasta las ceremonias y rituales en la transición de la niña a la mujer: la pelazón.

Los Ticuna reciben visitantes para equilibrar su entorno con el mundo de las Vacas, como la tradición llama al resto de seres humanos no étnicos (mestizo o blanco). Ellos, en cambio, se consideran descendientes de los peces.
La hospitalidad que desbordan no tiene precio, porque va cargada de enseñar al mundo quiénes son y porque están y eso los hace felices.
Ser fotógrafo es útil para ver en dos dimensiones un mundo de tres: el sentir y el percibir, lo que un lente permite encuadrar, darle fuerza narrativa a una imagen, poder contar en forma espacial lo que existe. Un lenguaje por descubrir. Compartir y ser.
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Un niño ticuna navega en su canoa por las aguas de la quebrada que tiene frente a su resguardo, en San Pedro de los Lagos, en Leticia, Amazonas. © LUIS FERNANDO JAIMES
- RETRATOS AMAZÓNICOS -



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Estamos acostumbrados a ver a la fotografía como el trabajo final, pero no a ver cómo el fotógrafo detrás del lente acomoda la imagen y la encuadra para que trasmita. Bueno, algunas veces miente, otras exagera y otras muestra las escenas tal como son.
Ver este proceso en el taller del Amazonas es más exótico que la misma selva. Me cautivó retratar a los cazadores de imágenes, de naturaleza citadina, y ponerlos en contraste con una etnia nativa. Ese choque cultural entre la cámara y la fecha, el flash y la adoración al sol, la pose y la simplicidad de la vida, muestra en alguna medida el aprendizaje en dos vías y una realidad más objetiva. A continuación, un detrás de el taller en San Pedro de los Lagos, Amazonas:


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C R É D I T O S-

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