Cali, Valle del Cauca

La lucha del Pacífico por hacer respetar el viche

A principio de año una tutela pretendía obstaculizar la comercialización de bebidas artesanales del pacífico. La acción no prosperó, pero los vicheros siguen trabajando para construir un negocio responsable desde el patrimonio

17 de agosto de 2018, 12:00 a. m.
El viche es la base para la creación de los demás licores tradicionales del pacífico | Foto: Luisa Guerrero

El pasado 13 de julio, ciudadanos de Cali y Buenaventura usaron la tendencia #ElVicheSeRespeta para protestar contra la tutela que buscaba exigir el registro INVIMA a los licores artesanales del pacífico, y a la vez permitir a bebidas industriales participar en el Festival Petronio Álvarez, la muestra tradicional más importante del occidente de Colombia. La tutela no prosperó, pero la lucha de los vicheros por la comercialización del viche no termina.

La historia empezó así. El empresario y exconcejal de Cali Diego Ramos Moncayo participó de la convocatoria con un viche procesado industrialmente, por eso los jueces decidieron no seleccionarlo en la muestra de expresiones tradicionales, pues no cumplía con los criterios de tradición y elaboración. Ramos interpuso una acción de tutela para que la Secretaría de Cultura de Cali, la alcaldía de este municipio y la Gobernación del Valle del Cauca le permitiera a su empresa, Viche S.A.S., participar en la muestra. La acción que no prosperó por “falta de elementos probatorios”, pero sí abrió de nuevo el debate sobre la defensa del patrimonio cultural del pacífico afrodescendiente.

 


La Secretaría de Salud de Cali es la encargada de los controles sanitarios para dar ingreso a las bebidas del Festival Petronio Álvarez. — CORTESÍA SECRETARÍA DE CULTURA DE CALI. 


 

El veredicto que tumbó la tutela de Ramos se cuestiona sobre la legalidad del registro de una bebida con identidad cultural a la que se le pretende nombrar como una marca. Permitir un registro así podría constituir una falta ante la Ley 70 de las comunidades negras, que protege aquellas expresiones propias de su identidad cultural.

El viche tradicional está a salvo, pero las comunidades aún se sienten poco respaldadas a la hora de dar el salto a la comercialización del viche a la par con licores comerciales, a nivel nacional e internacional.

SIN VICHE NO HAY PETRONIO 

El viche en el pacífico es cosa seria. La muestra de expresiones tradicionales, así como la ciudadela del Festival Petronio Álvarez, se ha venido ampliando hasta consolidar el evento que celebra la tradición pacífica desde hace 22 años.
 


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Los caleños y bonaverenses ya no conciben el festival sin el viche o la tomaseca (un viche con hierbas medicinales). Para la versión 2018, cada productor puede vender hasta 2.000 unidades de licor artesanal, según los parámetros de la Secretaría de Cultura de Cali. De acuerdo con esta entidad,
en 2017 se vendieron 56.949 unidades durante todo el Festival Petronio Álvarez, lo que equivale a una botella por cada 7 asistentes.

 

Muchos de los productores de licores tradicionales del pacífico están pendientes cada año para participar en la muestra del Petronio.  —JAIRO HINESTROZA 


“Todo el viche que se había producido estos años había sido para el autoconsumo y gracias a expresiones como el Festival Petronio Álvarez se nos da la oportunidad de ponerlo en un mercado cultural y asignarle un valor comercial para que se vuelva una oportunidad de crecimiento para nuestras familias. Entonces no es justo que un empresario que no es del territorio, que no responde a las dinámicas espirituales y culturales, se apodere de la identidad de una comunidad. No es justo con la historia étnica de Colombia.”


LICETH QUIÑONES, productora de Viche, líder de la Asociación de Parteras tradicionales del Pacífico y del colectivo Destila Patrimonio


 

 

Los productores religiosamente se presentan cada año para obtener un puesto en en la muestra de expresiones tradicionales, y el proceso de fabricación de sus bebidas no se debe tomar a la ligera. En el caso de las mujeres de la Asociación de Parteras Tradicionales del Pacífico (Asoparupa), la preparación para el evento comenzó en febrero y termina que se agotan las existencias en el festival. El proceso se cuenta desde la cosecha hasta el destilado y embotellado de todas las bebidas que harán parte de su estación. Para ellas “el viche representa la canasta familiar de las comunidades del pacífico”, dice Liceth Quiñones, líder de Asoparupa y del colectivo Destila Patrimonio.
 


 

Las ganancias que trae la venta de licor artesanal del pacífico en Cali, durante el Petronio, trasciende positivamente la ciudadela del Festival: Por fuera de la ciudadela Petronio también hay comercio que no cuenta con nuestra autorización, uno ve que hay gente que compra. Se activa la tradición pacífica en toda la ciudad de Cali aún por fuera de la ciudadela, explica Luz Adriana Betancourt, Secretaria de Cultura de Cali. Según la funcionaria, esta expansión contribuye a que los productores que no fueron seleccionados para participar de la muestra puedan ofrecer sus destilados alrededor de la ciudad y en horarios distintos a los que ofrece el Festival Petronio Álvarez.

Hasta hoy no se tienen cifras oficiales sobre la ganancia que podrían representar los destilados del pacífico para las comunidades y para la ciudad de Cali, pero precisamente este año la OIM y la Universidad Javeriana de Cali realizarán por primera vez el estudio de impacto económico del Festival Petronio Álvarez.


“ Yo soy madre cabeza de hogar, tengo 5 hijos. En estos momentos, uno de mis hijos, gracias a Dios, ha logrado graduarse de la universidad. Tengo otro que ya está encaminado en lo mismo. Mis nietos creen en lo que estoy haciendo y tenemos una vida digna. Es lo que nos merecemos, porque en este país la fuente de empleo es mezquina con las comunidades
 

LUCÍA SOLÍS, partera tradicional, líder de la organización Semillas de Vida.


 


EL MISTERIO DEL VICHE 

El viche arrastra con una tradición que se concretó hace 22 años con la creación del Petronio, el encuentro anual que se ha convertido en la meca de la cultura del pacífico colombiano. En ese tiempo nació como una iniciativa puramente musical- por algo lo llamaron como el ‘Gardel del puerto’-. Después del 2008, el viche y los demás destilados artesanales del pacífico se pusieron a la venta, porque antes los asistentes llegaban desde todos los rincones de la región con su propio licor en el equipaje. Cada año, desde entonces, se abre una convocatoria para elegir quiénes van a vender el viche ‘oficial’ de cada edición.

Sobretodo, para Quiñones, el viche es una ritual de unión y solidaridad para las comunidades. Por eso se opone a la industrialización de la producción, para ella y sus colegas productoras esta bebida tiene alma.No es una acción sin alma, es una acción que tiene sonrisas, que tiene alegría, que tiene unión familiar, desarrollo comunitario”, insiste.

De acuerdo con esta productora de viche, los rituales hacen al licor del pacífico un producto especial. Para hacerlo, deben pedirle permiso a la tierra para sembrar, cantar mientras se destila, armar el alambique (estructura para destilar), una tradición de los más ancianos y sabedores mayores. Es toda esa herencia cultural la que buscan proteger.

 

Por cada siete asistentes al Petronio se comercializa una unidad de licor tradicional.  JAIRO HINESTROZA 


 

QUE SE CONOZCA EL VICHE 


Volviendo al reclamo del exconcejal Ramos Moncayo, improcedente para las comunidades y el Juzgado Quinto de Oralidad de Cali, hay que recordar que, de todas maneras, la protección y reivindicación del viche como patrimonio ancestral sigue en deuda.

Hasta el momento, no hay salvaguardas para que se conserve la producción artesanal y se den garantías para que los productores de viche compitan con sus productos en el mercado de bebidas comerciales. Ese obstáculo limita sus posibilidades de exportar su bebida tradicional como México lo hace con el mezcal o Perú con el pisco.
 


“En este momento, adelantamos procesos para generar un pacto y un golpe de opinión para reconocer que esto(el viche) es patrimonio del pacífico, que tiene origen y que debe reconocerse su denominación étnica. También nuestra producción tiene derecho a ser parte de un mercado, con el respaldo necesario para involucrarse en las dinámicas económicas y aportar al desarrollo sostenible de las comunidades del pacífico”


LICETH QUIÑONES, productora de Viche, líder de la Asociación de Parteras tradicionales del Pacífico y del colectivo Destila Patrimonio

 


El viche es la base de otras bebidas, como la tomaseca. JAIRO HINESTROZA 


 

Desde la Secretaría de Cultura de Cali todavía no se adelantan procesos para contribuir a este llamado de los productores de viche. En todo caso, el colectivo Destila Patrimonio está preocupado por crear mecanismos de protección para el viche como patrimonio de la cultura del pacífico. Incluso cuenta con el apoyo de grupos de música tradicional y de la Fundación Sociedad Portuaria.

Para esta organización, hablar de comercialización, si bien es un deseo de los vicheros, no es prioridad.  La protección de esta bebida como patrimonio de la cultura pacífica no está asegurada, por lo que el objetivo principal de sus actividades hasta el momento es generar visibilización y generar pactos para cuidar esta herencia cultural. Para ellos, primero hay que procurar el cuidado del bien común: El bien común es la protección del saber alrededor del viche. Cuando eso se logre,  y toda la parte jurídica y legal esté, ahí sí hablaremos de comercialización. Porque esto es el patrimonio vivo de las comunidades, y aún así, con todo lo que ha sucedido, se mantiene vivo, sigue circulando. Por eso es algo que no está en la mesa, insiste Quiñones.
 


P O R :  LAURASOFÍA POLANCO