Versalles, Valle del Cauca

Ancianato agrícola

Una fundación de la iglesia católica en el Valle del Cauca se ingenió una manera bien particular de reactivar el campo, generar impacto social y resolver el problema del envejecimiento de la mano de obra rural. ¿Cómo?

29 de julio de 2019
La iniciativa, además de resolver el problema de envejecimiento del campo colombiano, se concentra en uno de los grupos sociales más vulnerables: los abuelos. | Foto: Corporación Diocesana


Si sumáramos las edades de los 45 beneficiarios de un proyecto agrícola que se desarrolla en Versalles, Valle, la cifra superaría con creces los tres mil años. Se llama Granja Agroecológica, funciona en 28 hectáreas de ese municipio norte vallecaucano y es impulsada por la iglesia católica a través de dos entidades: la Corporación Diocesana y la Fundación Saldarriaga Concha.

La 'granja de los tres mil años', como jocosamente se le conoce a ese proyecto que causa admiración en esa región del país, podría ser considerada  una verdadera reforma rural que, además de resolver el problema del envejecimiento del campo colombiano, atiende de manera directa a uno de los grupos sociales más vulnerables: los abuelitos.

Eso lo tiene claro monseñor Jairo Uribe Jaramillo, sacerdote y director de la Corporación Diocesana Pro Comunidad Cristiana, una entidad de la iglesia católica con sede en Cartago, Valle, pero reconocida a nivel nacional por sus obras sociales, “es necesario  generar un pensamiento diferente hacia la concepción de esta etapa, donde a pesar de que es evidente el envejecimiento físico, las habilidades y capacidades del ser humano siguen vigentes y mucho más si se les fortalece y fomenta de la manera adecuada, pudiendo ser tan productivos como aquellos más jóvenes”, explicó el religioso.



 


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La iniciativa pretende generar un pensamiento diferente respecto de la tercera edad. Corporación Diocesana.


Una idea que comparte su aliada Soraya Montoya, directora ejecutiva de la Fundación Saldarriaga Concha, quien no dudó en aclarar que para ellos el tema de la edad avanzada no es un problema sino una oportunidad con varios potenciales como la experiencia y el conocimiento. “Los adultos mayores demostraron que son aptos para aprender y producir”, argumentó.

Como se recordará, la fundación Saldarriaga Concha es una organización sin ánimo de lucro con décadas de experiencia en el trabajo social con adultos mayores y personas con discapacidad. Por esa razón todos coinciden en que se trata del socio perfecto para la Granja Agroecológica de Versalles.

¿Qué hacen?

La mayoría de los proyectos agrícolas asociativos que se realizan en Colombia involucran a mujeres cabeza de familia, víctimas de la violencia, desplazados y hasta excombatientes; pero muy pocos tienen como eje central de su productividad a los adultos mayores.

Ese paradigma es el que rompió desde 2012 la granja agroecológica que está ubicada en la vereda Calamar del municipio de Versalles. Pero no es cualquier granja; se trata de un proyecto que además de reactivar el campo con la producción de mora, generar ingresos e impactar socialmente a toda una comunidad campesina, tiene como beneficiarios a un grupo de adultos mayores.

“Este proyecto surge de la necesidad de mejorar la calidad de vida de 45 adultos mayores, marginados, desplazados y excluidos de la sociedad urbana y rural, y algunos rechazados hasta de sus propias familias por vejez y falta de oportunidades de trabajo”, explicó monseñor Uribe Jaramillo tras enfatizar que “son personas con vocación agrícola, arraigados por el campo, amantes de su tierra y cuidadores de su propia identidad campesina; en su gran mayoría con cero ingresos mensuales, viviendo de la caridad o de la indigencia”, explicó.

 

Así es la experiencia de Víctor Manuel Álvarez. Él tiene 70 años, nació en Toro (Valle) pero hace una década llegó a Versalles con sus cuatro hijas y siete nietos. El señor Álvarez es de los primeros beneficiarios de la granja, “antes vivía sentado en el parque del pueblo, sin hacer nada, sin un peso en el bolsillo y ahora estoy dedicado a labrar la tierrita y cada semana cosecho mora”, aseguró el humilde campesino.

A don Víctor le asignaron una parcela de 4.500 metros cuadrados dentro de la granja y allí además de cosechar la mora, siembra yuca, maíz, fríjol, arracacha, zapallo, cilantro, pimentón, cidra y limón, para el consumo de su hogar. Cuando la cosecha de mora es buena, recogen hasta 600 libras semanales, y si está mala se reduce a 40 libras; pero lo cierto es que al finalizar el mes cada abuelito recauda en promedio un salario mínimo.

Así lo corrobora Juan Pablo Alzate, líder de ingresos productivos de la Fundación Saldarriaga Concha, tras asegurar que, “la rotación de los beneficiarios es baja, porque solo se apartan del proyecto por enfermedad o muerte”, dijo tras aclarar que la granja de Versalles es el proyecto más perdurable de todos los que tienen en otras zonas del país.

 

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Empresas como Postobón y Natural Food compran los productos que cultivan los abuelos. Así se garantiza la sostenibilidad del proyecto. Corporación Diocesana

También recordó que parte del éxito y estabilidad de la granja se debe a que el programa tiene garantizado la comercialización de sus productos a través de empresas como Postobón y Natural Food.

Ese modelo agrícola asociativo ha dado tan buenos resultados en esa región del país que en la actualidad la Corporación Diocesana en convenio con la Gobernación del Valle y la Asociación de Agricultores del Occidente Colombiano, Adagro, desarrolla otros dos proyectos en Roldanillo y Toro (Valle) pero con 50 beneficiarios entre excombatientes y mujeres cabezas de familia, donde siembran ají cayena, algodón y maíz dulce.

La Granja Agroecológica tiene otro valor agregado: está ubicada en una de las zonas que en otrora era el campo de batalla entre los capos del extinto cartel del norte del Valle. Versalles es un pequeño municipio considerado uno de los bastiones de la mafia y en cuyas veredas se libró parte de la guerra a muerte entre Machos y Rastrojos, los ejércitos privados de los capos de la mafia Diego Montoya, alias don Diego y Wilber Varela, alias Jabón.

 


 «La rotación de los beneficiarios es baja, porque solo se apartan del proyecto por enfermedad o muerte»

Juan Pablo Alzate, de la Fundación Saldarriaga Concha.


 

Por otro lado, el proyecto cae como anillo al dedo frente a la realidad del envejecimiento del campo colombiano, ya que la población joven está abandonando las zonas rurales y migrando hacia los centros urbanos, tal como lo reveló un estudio liderado por la Fundación Saldarriaga Concha y Fedesarrollo, en el que se asegura que el envejecimiento será más acelerado en las zonas urbanas, tanto que en 2050 habrá más población vieja en las ciudades (23,3 %) que en el campo (22,1%). A ello se suma que la informalidad afecta al 60 por ciento del territorio rural colombiano.

A simple vista la Granja Agroecológica de Versalles pareciera una obra de caridad, pero en el fondo se trata de un ambicioso modelo asociativo rural que promete revolucionar el campo, aprovechando la experiencia, sabiduría y conocimientos de los abuelitos colombianos.