Luis Daniel Pérez es líder comunal de El Tarra, Norte de Santander. | Foto: Somos Defensores

El Tarra, Norte de Santander

Voces a prueba de balas: Luis Pérez, arriesgar la vida por vivir sin guerra

En medio de las guerras recicladas que vive el Catatumbo, este líder lucha a diario para que las comunidades puedan vivir tranquilamente de lo que les da la tierra

28 de febrero de 2019

Luis David Pérez tiene claro su propósito en la vida: defender el territorio. Aunque suene abstracto, lo explica con contundencia: que la población del Catatumbo pueda vivir tranquilamente de la tierra, sin preocuparse por la explotación desmedida de sus recursos o por quedar en medio de una confrontación armada. 

Esa misión la descubrió cuando se vinculó por primera vez a una Junta de Acción Comunal, y desde entonces la honra todos los días a pesar de las amenazas. 

Esta es la décima entrega de Voces a prueba de balas, una campaña del programa Somos Defensores para proteger a los líderes sociales a través de la difusión de sus historias.

 


 

Luis Pérez - Voces a Prueba de Balas


 

«Mi nombre es Luis David Pérez y soy un campesino de pura cepa. Crecí en El Tarra, Norte de Santander, y desde aquí lucho para que las comunidades del Catatumbo podamos vivir en paz.

Desde que tengo uso de razón me he opuesto a las injusticias. Cuando estaba en el colegio me preocupaba el mal trato hacia los profesores y entre los mismos estudiantes. Más adelante me uní a la Junta de Acción Comunal, donde analizamos las dificultades que sufre mi región por falta de salud, educación, violación de derechos humanos, vías de acceso, entre otras.

Ahí me empiezo a involucrar en la defensa de los derechos humanos y especialmente en la defensa de nuestro territorio para poder permanecer en él manteniendo la armonía con nuestra tierra. El liderazgo comunal se convirtió entonces en mi razón de ser.

En 2013 creamos el movimiento juvenil, político y artístico Lazos de Unión, que se ha convertido en una base importante para el relevo generacional y  ha marcado, junto al comité de mujeres, una forma de organización y lucha en el corregimiento.

Desde la JAC también participé en talleres de formación artística, especialmente de teatro. Eso me gustó mucho y me involucré por completo en los ensayos, pero en paralelo seguimos hablando de derechos humanos y de defender el territorio.
 

 

Por defensa del territorio me refiero a permanecer donde vivimos, a no permitir que la tierra se dañe y se explote. La tierra no es un recurso, es un bien que tenemos, por eso debemos defenderla de las multinacionales y de las militarizaciones.

Ahora estamos dando la lucha porque quieren explotar carbón a cielo abierto en el Catatumbo pero nuestro mensaje es claro: la empresa interesada hizo una socialización del proyecto en Tibú y las comunidades respondimos con un ‘no’ rotundo.

Eso es defender de territorio y por eso he recibido amenazas de las Fuerzas Militares. Las amenazas ocurren cuando nos toca desalojar a los hombres armados de nuestras fuentes de agua, cuando nos encontramos con ellos en la carretera o cuando les pedimos que no se asienten cerca de las escuelas (nos tocó trasladar el grado preescolar a la Casa de la Cultura para proteger a los más pequeños). En El Tarra los soldados viven en casas, cerca de muchas familias que pueden terminar en medio de los combates con la guerrilla.

Parte de esa defensa también la ejercemos a través de nuestro trabajo diario. Como campesinos sabemos muy bien cómo hacer uso de la tierra, es decir, qué espacio nos sirve para cada alimento, en qué épocas del año es mejor cultivar, qué lugares nos sirven para la producción de agua. Hay tradiciones que nos enseñaron nuestros abuelos y se han perdido, por ejemplo, si en la finca no había agua yo le sembraba agua con un árbol de totumo.

Sin embargo, para nadie es un secreto que los campesinos no existimos ante la mirada del Gobierno, y la muestra de ello es que Colombia no quiso firmar a favor del reconocimiento de los derechos campesinos en la ONU. Ser campesino no es solo ser trabajador agrario, es tener una cultura, unas raíces, un conocimiento».

 

  Una iniciativa del programa Somos Defensores