Tocancipá, Cundinamarca
Siembran 1.100 árboles nativos en Tocancipá, uno de los epicentros industriales de Cundinamarca
Cerca de 200 campesinos, ambientalistas, niños y religiosos participaron en la tercera jornada de “Todos plantamos”, campaña del Movimiento Ambientalista Colombiano que busca sembrar más de 100.000 árboles a 2022. Ayudaron a reverdecer un terreno del Parque Jaime Duque
Tocancipá, municipio de Cundinamarca ubicado a casi una hora de Bogotá, era un paisaje gobernado por el campesino de a pie, las tierras negras y fértiles y el aire puro y frío característico de los doce municipios que conforman la Sabana.
Sin embargo, durante la última década ese panorama rural ha venido desvaneciéndose. Debido a su cercanía con la capital del país, la presencia de materias primas para la construcción, especialmente piedras, arenas, carbón, madera y arcilla y una topografía plana con cuerpos de agua, los grandes empresarios vieron un sitio propicio para consolidar uno de los mayores epicentros industriales del departamento.
Hoy en día, Tocancipá está gobernado por centenares de empresas agrupadas en su mayoría en parques industriales, las cuales aportan aproximadamente 37 por ciento del Producto Interno Bruto del municipio. Esta cifra convierte al sector industrial en la principal actividad económica de este territorio cundinamarqués, por encima de la agricultura y la ganadería.
Tocancipá es uno de los municipios más industriales de Cundinamarca, actividad que ha disminuido los bosques andinos y cultivos de papa y hortalizas. ©Jhon Barros
200 campesinos, ambientalistas, niños, abuelos y religiosos sembraron 1.100 árboles de 40 especies nativas en un terreno del Parque Jaime Duque.
Los bosques andinos, de especies como mano de oso, roble, arboloco, cedro, arrayán y cajeto fueron desapareciendo debido al desarrollo industrial. Ya son pocas las zonas con manchas boscosas que hacen presencia en el municipio, bosques que serían fundamentales para ayudar a mitigar las emisiones generadas por las grandes empresas.
Ante este panorama, el Movimiento Ambientalista Colombiano, organización que desde 2013 promueve la preservación y protección del ambiente desde una perspectiva territorial, escogió a Tocancipá para realizar la tercera jornada de su campaña “Todos plantamos”, que busca sembrar más de 100.000 árboles nativos en diferentes partes del país a 2022. Las dos primeras fueron en el páramo de Guacheneque en Villapinzón y el cerro Majuy en Cota.
Un terreno del Parque Jaime Duque fue el sitio seleccionado por la organización para sembrar 1.100 árboles de 40 especies nativas, una jornada que contó con la participación de 200 personas, entre campesinos, ambientalistas, niños, abuelos y religiosos de varios municipios de Cundinamarca, Boyacá y la ciudad de Bogotá.
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Debido a la falta de bosques en Tocancipá, el Movimiento Ambientalista Colombiano escogió al municipio para realizar una siembra de 1.100 árboles nativos. ©Jhon Barros
“La siembra fue realizada en el Ecoparque Sabana, una zona de 100 hectáreas del Parque Jaime Duque destinada para la puesta en marcha de un proyecto de restauración ecológica. Ellos fueron los que aportaron los 1.100 árboles nativos, material que producen en su propio vivero. También contamos con el apoyo de organizaciones ambientales como Trébola y Clima Lab”, dijo Alexandra Loaiza, directora ejecutiva del Movimiento Ambientalista Colombiano.
Por su parte, Camilo Prieto, vocero del movimiento, destacó que cada vez son más los ciudadanos que deciden participar en este tipo de actividades para luchar contra la deforestación, la principal problemática ambiental en Colombia. “En Tocancipá contamos con 200 personas, un número bastante superior al de las anteriores jornadas de siembra. Con 'Todos plantamos' buscamos que en Colombia la actitud de sembrar se vuelva una epidemia”.
Según Prieto, aunque la meta es sembrar 100.000 árboles nativos a 2022, la gran acogida ciudadana indica que serán muchos más. “La convocatoria para la siembra de Tocancipá no duró abierta más de tres días. La población quiere sumarse, al igual que entidades, empresas privadas y organizaciones ambientales. Esto nos indica que vamos a superar la meta. Las próximas jornadas serán en Pitalito (Huila), Cúcuta (Norte de Santander) y de nuevo en el Parque Jaime Duque, donde ya tenemos asegurados más de 5.000 árboles nativos”.
«Nuestra meta es sembrar más de 100.000 árboles a 2022. Con Todos plantamos buscamos que en Colombia la actitud de sembrar se vuelva una epidemia»
Camilo Prieto, vocero del Movimiento Ambientalista Colombiano
Familias unidas por el verde
Sandra Ramírez, habitante de Tocancipá, fue una de las primeras en llegar al Parque Jaime Duque para participar en la siembra de árboles nativos. Pero no lo hizo sola: llegó acompañada de Javier, su papá, y Santiago, su único hijo de 10 años. Todos armados con baldes, palas, guantes y ropa cómoda.
Cuando vio por redes sociales que harían una siembra en su municipio, al que cataloga como un terruño industrial, lo primero que hizo fue llamar a su papá, quien vive solo en un condominio campestre en Ramiriquí, Boyacá.
“A mi padre siempre le ha apasionado sembrar árboles y cuidar la naturaleza, por lo cual aceptó encantado mi invitación. Luego le pregunté a mi hijo si quería acompañarnos, y su respuesta fue positiva. Todos estamos comprometidos con la causa ambiental. Preferimos destinar un día del fin de semana a untarnos las manos de tierra, a quedarnos encerrados en las casas”, dijo esta mujer de 41 años.
La familia Ramírez fue una de las primeras en llegar al Parque Jaime Duque a sembrar árboles y hacer su aporte a la conservación ambiental del país. ©Jhon Barros
«En el condominio donde vivo llevo más de 400 árboles sembrados. He destinado mis años de jubilación a conformar un bosque cerca a mi hogar»
Javier Ramírez, habitante de Ramiriquí
Javier Ramírez, el abuelo del clan, con 66 años de edad, fue el encargado de liderar a su familia en la siembra. Sabía perfectamente cuántos baldados de tierra tocaba echarle al hueco, la posición del árbol y la cantidad de pasto para mitigar los rayos del sol. Él les dio instrucciones precisas a sus descendientes para que los más de 15 árboles que sembraron quedaran perfectos.
“En el condominio donde vivo he sembrado más de 400 árboles, material que me dieron las autoridades ambientales de Boyacá. He destinado mis años de jubilación a conformar un bosque cerca a mi hogar, por eso considero que soy un experto empírico en sembrar. Cada vez que mi nieto me visita, lo llevo a plantar árboles para que esa semilla de la conservación siga en la familia. Mis dos hijos son así, de alma verde. Necesitamos que la gente comprenda que nuestra prioridad debe ser defender la naturaleza”.
Su único nieto lo ve como un héroe del planeta, y por eso siguió las indicaciones del abuelo al pie de la letra. “Él siempre me llama para que lo acompañe a las siembras que hace en su condominio. Con él aprendí que debemos cuidar y querer a la naturaleza, en especial a los árboles y las abejas. Gracias a su ejemplo decidí inscribirme en un grupo de niños dedicado a la conservación de animales y plantas acá en Tocancipá, en el que nos hacen tomar conciencia ambiental”, dice Santiago.
Con la ayuda de su nieto Santiago, Javier Ramírez ha sembrado más de 400 árboles en partes del condomonio donde vive en Ramiriquí. ©Jhon Barros
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Pero el abuelo Ramírez no limita su accionar a reverdecer las zonas cercanas a su hogar. Ahora tiene en mente un proyecto para reforestar las orillas de un río.
“Quiero sembrar árboles por el río Guayas, que está afectado por la deforestación. Sus orillas no tienen árboles nativos, por lo cual a veces causa inundaciones. Estoy tocando puertas para poner en marcha el proyecto, pero mucha gente es sorda al llamado de la naturaleza”.
Sandra y Santiago viven cerca a una de las zonas industriales de Tocancipá, algo que los afana por la carencia de árboles. “El Parque Jaime Duque es uno de los pocos sitios con árboles que tenemos. Necesitamos más pulmones como estos para mejorar nuestra calidad de vida y mitigar el impacto que causa la industria. Es importante que las nuevas generaciones entiendan que debemos cuidar la naturaleza y cambiar los comportamientos que la perjudican”, dice Sandra.
La familia Ramírez sembró más de 15 árboles nativos en el Parque Jaime Duque. ©Jhon Barros
Reverdecer y reciclar
María Gladys González, una campesina y comerciante del municipio de Chía, también decidió sembrar árboles con su familia en Tocancipá, una jornada que convirtieron en una fiesta en conmemoración a la naturaleza. Esposo, esposa y sus dos hijas usaron sombreros de paja para evitar los rayos del sol, y llevaron meriendas para hacerle el quite al hambre y baldes para transportar la tierra.
“Katherine, mi hija menor, vio en las redes sociales que estaban buscando gente para ayudar a sembrar más de mil árboles. Entonces decidimos asistir como familia y hacer algo distinto, una acción que en el futuro le va a garantizar al país mucho más oxígeno y agua”, aseguró María Gladys.
Mientras su esposo y dos hijas le traían la tierra en varios baldes de diferentes colores, esta mujer, con una sonrisa de oreja a oreja, iba sembrando los árboles de especies como arboloco y mano de oso. Les hablaba con cariño y les susurraba que ahora serían parte de su familia.
«Decidimos asistir en familia a la siembra de árboles en Tocancipá. En el futuro, estos árboles le van a garantizar al país mucho más oxígeno y agua»
María Gladys González, habitante de Chía.
En Chía, María Gladys no solo siembra árboles en su jardín. También lidera a sus vecinos y familiares para que reciclen y dejen de utilizar bolsas plásticas. ©Jhon Barros
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“Para muchos seres humanos el árbol es un estorbo. En las ciudades los quitan porque son obstáculos para las redes de energía o porque dañan las casas. Yo hago todo lo contrario: mi jardín está repleto de árboles y arbustos y a todos les hablo y los consiento. Son mi tesoro. Estas jornadas de siembra deberían ser parte de nuestro diario vivir”, dice esta campesina y comerciante.
En Chía, María Gladys hace su aporte para que el medioambiente pare de sufrir. “Mi familia tiene como principio el reciclaje. Con los desechos orgánicos hacemos abonos para el jardín y separamos los cartones para que los recicladores puedan venderlos. Tratamos de no comprar envases plásticos y le dijimos no más a la bolsa tradicional. Yo hago mercado con el canasto y la bolsita de tela”.
Con la siembra en Tocancipá, esta mujer regresó a su casa con la satisfacción del deber cumplido. “Ahora puedo decir que hice mi aporte al medioambiente con más de 15 árboles nativos sembrados con las manos de mi familia”.
Más de 15 árboles sembró la familia de María Gladys en uno de los pocos pulmones verdes que tiene Tocancipá: el Parque Jaime Duque. ©Jhon Barros
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Preocupados por la Amazonia
Además de ayudar a consolidar un terreno repleto de árboles en medio de la jungla industrial de Tocancipá, la tercera jornada de siembra del Movimiento Ambientalista Colombiano también buscó generar conciencia sobre los impactos de los incendios en la Amazonia, que en agosto acabaron con más de 2,5 millones de hectáreas de bosque.
Hilda Muñoz, habitante de Cajicá, no oculta su preocupación por lo ocurrido en las selvas de Brasil y Bolivia. “Da mucha tristeza que la gente no cuide el medioambiente. Lo que está pasando en la Amazonia es un crimen que nos afecta a todos, ya que esas selvas son fundamentales para que el planeta tenga agua y oxígeno. Por eso decidí venir con mi hija para aportarle un granito de arena a los recursos naturales, pequeñas acciones que suman para contrarrestar los impactos negativos de la mano del hombre”.
Esta mujer de 52 años asegura que la situación ambiental del país es crítica, y no solo en los bosques de la Amazonia, sino en los municipios que conforman la sabana de Bogotá.
“Colombia también está sufriendo por los incendios debido a la falta de conciencia de la población y al incremento de la temperatura. Pero en Cajicá y en la sabana la principal problemática es la construcción, una actividad que está desbordada y causa una pérdida enorme de árboles en las montañas y el desplazamiento de los campesinos. El campo está siendo reemplazado por el cemento y la industria”.
«En Cajicá y en la Sabana la principal problemática es la construcción, una actividad que está desbordada y causa una pérdida enorme de árboles en las montañas»
Hilda Muñoz, habitante de Cajicá
A Hilda Muñoz le duele lo que está pasando en los bosques de la Amazonia. Por eso decidió participar en una jornada de siembra para hacer su aporte. ©Jhon Barros
«Es preocupante ver como los recursos naturales se están agotando y casi nadie hace algo para evitarlo. Debemos tomar conciencia y unirnos como país para defender la naturaleza»
Valeria Torres, joven habitante de Tocancipá
Jonathan Granados, un tocancipeño de 18 años, sembró más de diez árboles como símbolo de apoyo a la hecatombe ambiental de los bosques amazónicos. “Muchos olvidan que los árboles son fundamentales para vivir. Son los encargados de suministrarnos agua y oxígeno, por lo cual es importante que toda la sociedad realice este tipo de actividades y dejemos de depredar la naturaleza. Unidos somos más”.
Este joven asistió al Ecoparque Sabana del Jaime Duque en compañía de Valeria Torres, su mejor amiga, quien considera que el país necesita de muchas manos amigas para hacerle frente a la depredación del verde y la biodiversidad.
“Todos debemos ayudar al medioambiente con pequeñas acciones como la siembra de árboles, no botando basura y defendiendo a los animales. Es preocupante ver como los recursos naturales se están agotando y casi nadie hace algo para evitarlo. Debemos tomar conciencia y unirnos como país para defender la naturaleza”.
Los jóvenes de Tocancipá no se conforman con quejarse por los incendios de la Amazonia. Sembrando árboles contribuen a mitigar la problemática. ©Jhon Barros
María Emma Rodríguez, una mujer mayor que prefiere no revelar su edad exacta, ve con nostalgia como la naturaleza es devorada ante la indiferencia de la población. Por eso, junto con su hija, una ingeniera ambiental, decidió hacer su pequeño aporte al verde colombiano.
“Esa quema de los bosques en la Amazonia es muy dolorosa. Como seres humanos estamos en la obligación de colaborar para que nuestro planeta no se acabe. Hoy sembramos 15 árboles, que aunque no son muchos, sí son un aporte que la naturaleza nos va a agradecer en el futuro”.
La hija de María Emma, quien estudió ingeniería ambiental, la convenció de ir a sembrar árboles en Tocancipá. ©Jhon Barros
Tres frailes de la Comunidad Franciscana de la provincia de la Santa Fé en Colombia, fueron la cuota religiosa en la jornada de siembra en Tocancipá. Vestidos con largos hábitos carmelitos y capuchas del mismo color, se untaron de tierra e hicieron su aporte contra la deforestación.
“San Francisco de Asís es el patrón de la ecología, quien nos enseña una relación muy íntima con la naturaleza, con Dios y el hermano. Al ser franciscanos nos sentimos llamados a sembrar árboles y realizar labores de educación ambiental en acción, es decir fuera de las aulas educativas, para que la comunidad tome más conciencia”, manifestó el fray Jairo Santiago González.
En cuanto a la crisis de los bosques amazónicos, González considera que la respuesta no es quejarse y expresarse en las redes sociales, sino generar acciones. “Estamos llamados a hacer algo en concreto, como plantar, lo que nos ayuda a mitigar un poco las pérdidas que estamos teniendo actualmente. Nuestra comunidad contribuye con su granito de arena a minimizar esa tragedia”.
Los frailes franciscanos fueron la cuota religiosa en la siembra de 1.100 árboles nativos en Tocancipá. ©Jhon Barros
Corazón del planeta
Camilo Prieto, uno de los principales referentes ambientales en Colombia, aseguró que actividades como la siembra de árboles son las que necesita el país para luchar contra flagelos como la deforestación.
“Los incendios en la Amazonia despertaron una indignación a nivel mundial, pero no podemos quedarnos solo con ese sentimiento: estamos en la obligación de actuar. Debemos acortar la distancia entre sentir el dolor por estas problemáticas y adoptar una actitud que permita sanar el planeta, como lo es sembrar”.
El experto anotó que todos los impactos que recibe la Amazonia se verán reflejados en los territorios andinos.
“Desde África viajan más de 180 millones de toneladas de arena al año por el océano Atlántico, de las cuales cerca de 27 millones de toneladas llegan a la Amazonia a fertilizar sus tierras. Luego, por medio de una evaporación en los bosques, se produce un enorme río aéreo que llega a la cordillera de los Andes, generando lluvias y nutriendo las cuencas. Por eso, lo que pase en la cuenca del Amazonas nos afecta a todos”.
«Debemos acortar la distancia entre sentir el dolor por estas problemáticas y adoptar una actitud que permita sanar el planeta, como lo es sembrar»
Camilo Prieto. vocero del Movimiento Ambientalista Colombiano
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En Pitalito, Cúcuta y Tocancipá serán las próximas jornadas de siembra del Movimiento Ambientalista Colombiano. ©Jhon Barros
Para Prieto, la Amazonia no es el pulmón del mundo, etiqueta que la ha acompañado durante años. “Bombea aire y agua y genera un fenómeno circulatorio que está conectado con África. Por eso los bosques de la Amazonia son el corazón del planeta: sin ellos, la vida humana es inviable”.
En el caso de Colombia, el vocero del Movimiento Ambientalista afirma que hay un cartel de la deforestación que opera eclipsado y en la oscuridad por medio del acaparamiento de tierras y la ganadería extensiva, “y el cual cuenta con intereses económicos poderosos y regionales que han logrado permear el poder institucional, e impiden la acción de las autoridades y el acceso de las organizaciones sociales dedicadas a denunciar”.
El pacto firmado recientemente para salvar la Amazonia no puede quedarse en un documento simbólico. Según Prieto, “hay que llevar las palabras a los hechos, empezado por articular los diferentes ministerios del orden nacional, ya que cada uno anda por su lado”.
"Para combatir la deforestación, nuestra respuesta en sembrar con la comunidad": Movimiento Ambientalista Colombiano. ©Jhon Barros
“En los próximos años llegarán 500 nuevas industrias a Tocancipá. Esto nos llevó a consolidar un proyecto ambiental para mitigar los impactos ambientales de esta actividad”
Rafael Torres, gerente del Parque Jaime Duque
Pulmón para Tocancipá
Debido al auge industrial en Tocancipá, las directivas del Parque Jaime Duque, presente en el municipio desde 1983, tomaron cartas en el asunto.
“Lo que era un pueblo tranquilo que vivía de la agricultura y la ganadería, poco a poco ha ido convirtiéndose en un sitio industrial y minero, actividades que tendrán un incremento en los próximos años con la llegada de 500 nuevas industrias. Esto nos llevó a consolidar un proyecto ambiental para mitigar los impactos ambientales en el municipio”, dijo Rafael Torres, gerente del parque.
Los terrenos del Jaime Duque están divididos en dos zonas, cada una de 100 hectáreas y separadas por la vía que va de Briceño a Zipaquirá. En una de ellas están las atracciones del parque y el bioparque Guakatá (antiguo zoológico), mientras que la otra mitad estaba arrendada para actividades agropecuarias.
“En 2014, cuando terminó el contrato de arrendamiento, tomamos la decisión de destinar esas 100 hectáreas para mejorar en algo las condiciones ambientales del municipio. Empezamos sembrando especies nativas sin ningún tipo de criterio, hasta que nos percatamos que necesitábamos contar con gente experta en temas como la restauración ecológica”, apuntó Torres.
El Ecoparque Sabana contará con una simulación del río Bogotá y varios módulos sobre la cultura muisca. Abrirá sus puertas en 2021. ©Jhon Barros
«El Ecoparque Sabana contará con más de 160.000 árboles nativos y una simulación del río Bogotá, desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque hasta el Salto del Tequendama »
Así inició el diseño del Ecoparque Sabana, un aula ambiental que contará con más de 160.000 árboles de diferentes especies y una réplica de la sabana de Bogotá, donde el eje central será el agua.
“Ya conformaros varios humedales artificiales, en donde tenemos identificadas 106 especies de aves. También construiremos una simulación del río Bogotá, desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque hasta el Salto del Tequendama, y ocho módulos donde se recatará la historia y mitología de los muiscas, indígenas que gobernaron estos territorios”, apuntó el gerente del Jaime Duque.
El reverdecer de esta zona de Tocancipá cuenta con el apoyo de diferentes empresas privadas y organizaciones como el Movimiento Ambientalista Colombiano, además de la participación activa de la comunidad del municipio.
“El ideal es que la ciudadanía venga con sus familias a sembrar en las diferentes jornadas que realizamos. Esperamos que el Ecoparque Sabana abra sus puertas en mayo de 2021”, concluye Torres.
Más de 160.000 árboles nativos serán sembrados en 100 hectáreas del Parque Jaime Duque, proyecto llamado Ecoparque Sabana. ©Jhon Barros