DIPLOMACIA

Wikileaks: ¡Más secretos de los gringos!

Los cables de WikiLeaks muestran cómo la realidad colombiana puso a trabajar las delegaciones de Estados Unidos en varios países del continente.

2 de abril de 2011
Todas las formas de lucha

Todas las formas de lucha

Si bien había por qué preocuparse por la expansión internacional de las Farc, Uribe buscó inflarla para justificar la intervención de Colombia en otros países.

Tras la captura del líder guerrillero Rodrigo Granda en territorio venezolano a finales de 2004, Uribe echó mano de todos los recursos para demostrar la peligrosidad del denominado ‘Canciller’ de la Farc. Para esto, según cuenta un cable, el presidente le pidió a uno de sus asesores que le solicitara al gobierno paraguayo que publicara la mayor cantidad de información posible sobre la participación de Granda en el secuestro de Cecilia Cubas, hija del expresidente de Paraguay Raúl Cubas. El propósito era tener un mayor margen de maniobra para la reunión que Uribe sostendría con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para resolver la crisis diplomática que había generado la captura del guerrillero en ese país. Sin embargo, el gobierno colombiano encontró en su propio embajador en Paraguay, Carlos Bernal, un obstáculo. De manera reiterada, Bernal subestimaba la presencia de las Farc en ese país. El asesor del presidente Uribe le pedía que no apareciera contradiciendo al gobierno en este tema, pero él se resistió.

Con el tiempo, la presencia de esta guerrilla en Paraguay sí generó preocupación en los Estados Unidos. Por un lado, un informante dijo a las autoridades locales que las Farc aconsejaron el asesinato de Cubas después de que las negociaciones fallaron, lo que en efecto sucedió. Además, los fiscales de ese país investigaban la participación de esta guerrilla en otro secuestro en Ciudad del Este y en el entrenamiento a militantes del izquierdista Partido Patria Libre (PPL) en “ideología radical”. La preparación, según los gringos, incluía viajar a Venezuela con el patrocinio de ese país, y luego cruzar la frontera para entrar a Colombia y reunirse directamente con la guerrilla.

El supuesto chanchullo de la Corte de Panamá

Estados Unidos estaba indignado por el fallo de la Corte panameña en un caso de tráfico de armas para las AUC.

En noviembre de 2001, el buque panameño de carga Otterloo llevó desde el puerto de El Bluff, en Nicaragua, hasta Turbo, Antioquia, 14 contenedores con cerca de 14.000 fusiles AK-M y munición del Ejército nicaragüense para las Autodefensas Unidas de Colombia. Dos años y medio después, el principal sospechoso de la operación, el isarelí Shimon Yalin Yelinek, fue absuelto por la Corte Suprema panameña. La Embajada de Estados Unidos en Ciudad de Panamá reaccionó indignada.

La Corte Suprema de Panamá consideraba que no había evidencia de que las negociaciones para la compra de las armas hubieran tenido lugar en ese país y, por lo tanto, desechó los cargos. “La sentencia ignora la bandera panameña del Otterloo y el hecho de que la orden de compra era un documento falsificado de la Policía Nacional Panameña”, explica la Embajada y añade que, según varias fuentes consultadas por Estados Unidos, los jueces habrían recibido sobornos para dar ese fallo.

Para Estados Unidos el incidente fue tan grave que consideró no solo revocar la visa a algunos de los involucrados, sino también suspender la cooperación que le estaba dando a la Corte Suprema de Panamá.

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