NACIÓN
Ya que Belén de Bajirá será del Chocó, ¿los mirará el Estado?
Más allá de las decisiones administrativas sobre si este municipio pertenece a uno u otro departamento, quedan realidades duras como la pobreza y falta de oportunidades.
Dieciséis años se demoró el Estado colombiano en definir la disputa por la ubicación de Belén de Bajirá, que enfrentó a los departamentos de Antioquia y Chocó. El pleito terminó el pasado 7 de febrero, cuando el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) anunció que el municipio es chocoano. Hoy, definido este problema, sus habitantes esperan que por fin se sienta la mano del Gobierno.
En el año 2000, la Asamblea del departamento del Chocó estableció la creación del municipio de Belén de Bajirá, según la ordenanza 011 de 19 de junio de 2000 y con base a la cartografía oficial del Igac, que establecía que el municipio hacía parte del departamento desde su creación con la ley 13 de 1947.
Pero este acto fue demandado por Antioquia. Ante el Consejo de Estado, el departamento adujo que Belén de Bajirá era un corregimiento del municipio de Mutatá, según la Ordenanza 47 de 30 de noviembre de 1975, fecha desde la cual: “ha venido siendo asistido por Municipio de Mutatá y el Gobierno Departamental de Antioquia en relación con educación, salud, servicios de acueducto y alcantarillado, mantenimiento de vías terciarias”.
Esta pretensión fue apoyada por la Sección Primera del Consejo de Estado en 2007, cuando declaró nula la creación del municipio de Belén de Bajirá, aduciendo la existencia de límites dudosos. Además, definió que el Congreso de la República debía ser el encargado de definir la división general del territorio.
“Acá los más perjudicados con esta pelea, hemos sido los habitantes. Mientras el Gobierno tiraba la pelota de un lado para el otro, a nosotros nos dejaban en el abandono y no invertía ni un solo peso”, cuenta Emeterio Palacios, negro raizal y habitante de Belén de Bajirá.
Para Palacios, en Belén de Bajira viven en armonía chocoanos, antioqueños y cordobeses, donde todos sin distingo sufren el olvido del Estado. “El acueducto solo llega al 25 % de los habitantes, no contamos con alcantarillado, los centros educativos son insuficientes y ni hablar del centro de salud. En los dos últimos años nos han visitado ambos gobernadores, vienen y anuncian obras con bombos y platillos, pero todo se va en promesas. Los políticos no han entendido que, ante todo, somos colombianos”, cuenta.
Pero el 11 febrero de 2016, el Igac lanzó un informe técnico en el que especifica, que la ley 13 de 1947 es válida para la realidad geográfica del departamento del Chocó, y que los límites georreferenciales entre los dos departamentos, como el cauce río Tumaradó y la cabecera del río Tumaradocito, se encuentran intactos y no han sufrido alteración o han sido modificados en su curso por la mano del hombre o de la naturaleza.
Solo faltaba la decisión del Congreso, que de acuerdo con la orden del Consejo de Estado era el organismo encargado de definir la situación territorial de Belén de Bajira. El 14 de diciembre de 2016, el Congreso definió que la competencia para definir los límites correspondía al Igas y le entregaron el expediente “por no cumplir con los elementos esenciales de límite dudoso establecidos en artículo 1447 de 2011”.
Para esto, el senador Carlos Fernando Galán tuvo en cuenta el comunicado radicado por el Igac el 22 de noviembre de 2016, en el que expresa que la solicitud no reúne los requerimientos de límite dudoso, por lo que el Congreso no tenía competencia para este trámite. Por lo tanto el Instituto Agustín Codazzi quedó como el encargado de definir esta disputa.
Y fue el pasado 7 de febrero cuando acabó la controversia. El Instituto Geográfico Agustín Codazzi, reveló el nuevo mapa del departamento del Chocó en donde aparece el municipio de Belén de Bajira, como lo hiciera hace 70 años y puso fin a la controversia entre Antioquia y Chocó por la ubicación del departamento.
Las cifras del olvido Estatal
Según datos del Dane El 72,6% de la población residente en Belén de Bajirá, se autorreconoce como Raizal, palenquero, negro, mulato, afrocolombiano o afrodescendiente. Consultado Henry Chaverra, vocero de los Consejos Comunitarios de Belén de Bajirá, declara: “más que una disputa territorial, lo que estaba en juego era una cosmogonía de los negros de los raizales y los indígenas; es necesario proteger la biodiversidad, la riqueza cultural y su territorio; realidades que han sido violentadas por el Departamento Antioquia al otorgar títulos mineros para exploración a multinacionales como la Anglo Gold Ashanty y la Continental Gold sin consultar a las comunidades”.
Hoy el señor Chaverra y demás líderes afros temen por su integridad física, a raíz de las constantes amenazas que han sufrido por años y las cuales se han intensificado en los últimos días mediante llamadas telefónicas, en las que le expresan que “si el territorio de Belén de Bajirá quedaba del Chocó, nosotros y nuestras familias pagarían las consecuencias. Pero la Unidad Nacional de Protección ha hecho caso omiso de esto. A pesar de que en el pasado hemos puesto muertos como Alberto Palacios y Neydis Aguilar”.
Por otra parte, el senador Carlos Fernando Galán, muy activo en la lucha del municipio por ser reconocido, fue claro al declarar que el Estado tiene una deuda histórica con este territorio y su población. Además, insistió en que es obligación de las Instituciones restablecer los derechos de los pobladores de Belén de Bajirá, como de todas las comunidades en igual condición en el país.
Más allá de los 205 Km2 que componen este territorio, está la realidad, según el Dane, de sus 18.000 habitantes, donde el 83,7 % tienen sus necesidades básicas insatisfechas, el 29,1 % es analfabeta y solo el 2,4 % de sus habitantes cuentan con servicio de acueducto.
*Colaboración de Juan Arturo Gómez Tobón