Foros Semana
¿Fin de la epidemia de VIH? Así avanza el mundo en la meta de erradicarlo para el año 2030
La lucha contra el VIH/SIDA enfrenta grandes desafíos debido al estigma y la discriminación. Es clave eliminar estas barreras para garantizar la atención oportuna y mejorar la calidad de vida de quienes tienen la enfermedad.
La lucha contra el VIH/SIDA ha evolucionado en las últimas décadas, impulsada por avances en investigación y estrategias globales como la 2021-2026 de ONUSIDA, que promueve un enfoque de acción acelerada con la meta de erradicar la epidemia para 2030. Este marco busca transformar la respuesta al VIH al integrar las innovaciones científicas con un compromiso renovado por la salud pública, que complemente el acceso a tratamientos, la reducción del estigma y la innovación en prevención y terapia antirretroviral.
En los últimos años, la investigación en VIH ha logrado progresos que han redefinido la atención y prevención de esta enfermedad. Una de las innovaciones más destacadas ha sido la evolución de las terapias antirretrovirales (TAR), que han permitido a las personas vivir con una mejor calidad de vida y alcanzar una carga viral indetectable. Este avance, conocido como “Indetectable = Intransmisible” (I=I), es fundamental para reducir la transmisión del virus y, de la misma manera, el estigma social de quienes viven con dicha condición.
Para profundizar en este tema, lo invitamos el próximo 5 de diciembre al Foro Vivir con VIH: sin miedo a una vida plena. Para participar inscríbase aquí.
La acción acelerada en la respuesta al VIH incluye el inicio temprano del TAR tras el diagnóstico, que es crucial no solo para la salud de la persona, sino también para la reducción de la transmisión del virus. Las metas de la estrategia mundial 2021-2026 están alineadas con este enfoque, buscando que el 95 % de las personas con VIH conozcan su estado serológico y que el 95 % de quienes lo conocen accedan a tratamiento efectivo.
Lo más leído
A finales de 2023, unas 30,7 millones de personas contaban con acceso al TAR, un notable incremento desde los 7,7 millones en 2010. Sin embargo, este número aún se encuentra por debajo del objetivo de 34 millones para 2025. En 2023, el 77 b% de las personas con VIH tenía acceso al TAR.
Además de la mejora en los tratamientos, los esfuerzos de investigación han impulsado el desarrollo de nuevas opciones de prevención como la profilaxis preexposición (PrEP) y la profilaxis posexposición (PEP). La PrEP ha evolucionado con opciones inyectables que eliminan la necesidad de tomar una dosis oral diaria, lo que facilita la adherencia a la prevención del VIH en personas de alto riesgo. Estas estrategias, junto con avances en el diagnóstico temprano mediante pruebas rápidas y de laboratorio, han sido esenciales para reducir la incidencia de nuevos casos de VIH.
Desde su punto máximo en 1995, las nuevas infecciones por VIH se han reducido en un 60 %. No obstante, en 2023 aún se reportaron 1,3 millones de nuevas infecciones, un descenso desde los 2,1 millones en 2010, pero todavía lejos del objetivo de menos de 370.000 nuevas infecciones para 2025. La disminución en la transmisión materno-infantil también ha sido significativa: 62 % desde 2010, aunque el progreso se ha estancado recientemente.
Los datos de 2023 también revelan que el 86 % de las personas que viven con el VIH conocen su estado serológico. De este grupo, el 89 % accede al tratamiento y el 93 % logra la supresión viral. Sin embargo, no basta solo con lograr una carga viral indetectable. El cuarto 95 % propuesto por ONUSIDA subraya la importancia de que el 95 % de las personas con VIH indetectable también disfruten de una calidad de vida óptima. Esto va más allá de la supresión viral e incluye bienestar físico, mental y social. Además, el tratamiento reduce significativamente la posibilidad de transmisión de madre a hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia, un avance crucial en la lucha por erradicar las nuevas infecciones en niños.
La Estrategia Mundial contra el SIDA 2021-2026 también se centra en “poner fin a las desigualdades” como vía para erradicar la epidemia para 2030. Esta estrategia plantea objetivos específicos, como garantizar que el 95 % de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico y que el 95 % de quienes lo sepan reciban tratamiento efectivo.
Este enfoque se basa en un modelo de “acción acelerada”, que se traduce en intervenciones focalizadas en poblaciones clave y regiones de alta incidencia. Se han intensificado los esfuerzos para mejorar el acceso a la atención médica y a medicamentos esenciales en países de bajos y medianos ingresos, donde la brecha en el tratamiento sigue siendo significativa.
En 2023, se destinaron 19.800 millones de dólares a la respuesta al VIH en países de ingresos bajos y medianos. A pesar de este apoyo, la financiación sigue por debajo de los 29.300 millones de dólares necesarios para alcanzar la meta de erradicar el SIDA como amenaza para la salud pública mundial en 2025.
Estrategias globales de prevención y colaboración
En Colombia, por ejemplo y según CAC (Cuenta de Alto Costo), a pesar de que el 76.23 % de las mujeres y el 78.08 % de los hombres que viven con VIH tienen una carga viral indetectable, los desafíos en la transmisión materno-infantil son preocupantes, ya que la cobertura de TAR en gestantes con VIH durante el parto se encuentra en 73.27 %, un valor que debería ser superior al 96 %.
La participación activa de la sociedad civil y de organizaciones locales ha sido clave para superar estas barreras. Iniciativas comunitarias han demostrado ser efectivas para educar y sensibilizar a la población, generando entornos más inclusivos y seguros para quienes viven con el virus.
Además, han jugado un rol crucial en la distribución de medicamentos y en la realización de campañas de pruebas de VIH, facilitando el acceso a poblaciones vulnerables.
La meta de erradicar el VIH para 2030 no solo se apoya en la mejora de los tratamientos y las estrategias de prevención, sino también en una colaboración internacional sin precedentes. Organizaciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud) y el CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades) subrayan la importancia de una respuesta global coordinada para combatir la epidemia, haciendo énfasis en la necesidad de financiamiento y de una vigilancia continua para adaptarse a los cambios en la dinámica del virus.
Las iniciativas de prevención, que incluyen desde programas educativos hasta el uso masivo de la PrEP, han mostrado resultados alentadores, reduciendo significativamente las tasas de nuevas infecciones en diversos contextos geográficos. Sin embargo, para que estos esfuerzos tengan un impacto sostenido, es crucial mantener el compromiso político y el apoyo de los gobiernos. Es vital que la investigación y la colaboración internacional también se fortalezcan, para que la búsqueda de una cura funcional y una vacuna efectiva sigan siendo una prioridad en la agenda de la comunidad científica.
Uno de los aspectos más destacados de la estrategia 2021-2026 es la prioridad que se da al acceso equitativo a los servicios de salud. “No podemos lograr nuestros objetivos sin garantizar que todas las personas, sin importar su lugar de origen, tengan acceso a un diagnóstico y tratamiento oportuno”, afirman desde ONUSIDA.
La pandemia del COVID-19 reveló las vulnerabilidades del sistema de salud global, lo que ha motivado a reforzar la infraestructura sanitaria en diversos países. La respuesta a la pandemia también ha impulsado innovaciones en la entrega de servicios de salud, como el uso de tecnologías digitales para el seguimiento de pacientes y la distribución de medicamentos a domicilio. Estas herramientas han sido especialmente útiles para personas que viven en áreas rurales y de difícil acceso.
A medida que el mundo avanza hacia la erradicación, la integración de la ciencia y las políticas públicas será fundamental para enfrentar los desafíos que quedan. Con un enfoque centrado en la equidad, el acceso a la salud y el fortalecimiento de las comunidades, la meta de poner fin a la epidemia para 2030 podría estar cerca, aunque requiere de un esfuerzo colectivo y sostenido para transformar los avances científicos en un impacto real y duradero.
Para conocer más sobre este tema, lo invitamos el próximo 5 de diciembre al Foro Vivir con VIH: sin miedo a una vida plena. Para participar inscríbase aquí.