Nación
Alias Pichi en la clandestinidad: así vivió el Pablo Escobar de Bucaramanga, entre lujos, millones y mujeres
SEMANA accedió a datos clave del seguimiento que le hizo la Policía Nacional a alias Pichi, uno de los delincuentes más temidos de Colombia y que fue atrapado por cuarta vez este 9 de diciembre.
El 10 de octubre, la Policía Nacional se fijó el objetivo de encontrar con vida a Óscar Camargo Ríos, un peligroso narcotraficante que se presentaba en el mundo criminal con el alias de Pichi y el país lo reconocía como el Pablo Escobar de Bucaramanga. Después de dos meses viviendo en la clandestinidad, las autoridades lo hallaron en una finca del municipio de Copacabana, Antioquia.
El sujeto se escapó ese día de un lujoso apartamento que alquiló en el barrio El Poblado de Medellín para pagar una condena de 90 meses por concierto para delinquir. La decisión del juez de sacarlo de la cárcel generó una gran polémica y se reversó la determinación por el peligro que él representaba para la sociedad. Cuando se filtró la nueva directriz, el criminal emprendió la huida.
La sospecha de los detectives es que alias Pichi recorrió varios kilómetros para evitar la recaptura. Al parecer, lo recibieron en Cundinamarca y luego regresó a Antioquia. Hay varias pruebas que indican que el cabecilla se hospedó en apartamentos que alquilaron sus familiares por medio de una reconocida página web; el sitio de residencia lo cambió cada quince días para no levantar sospechas.
El Pablo Escobar de Bucaramanga tuvo el dinero suficiente para mantenerse en el anonimato. Para 2020, se reveló que tendría ganancias anuales por más 10.000 millones de pesos. El botín de 2024 sería más gordo porque aumentó el poder en las calles: tomó el control del tráfico de estupefacientes en Santander, con mayor despliegue en Bucaramanga, y se estaba extendiendo con fuerza a otras regiones.
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Una fuente cercana a la investigación que llevó a la captura de alias Pichi comentó a SEMANA que el delincuente tenía una fascinación por los artículos de moda. Durante su período de fugitivo habría pedido relojes, avaluados en varios millones de pesos: “Él les pedía a sus familiares que le compraban ese tipo de artículos y se los hicieran llegar al sitio donde estaba viviendo”, dijo el funcionario.
Las mujeres también fueron protagonistas en su estadía ilegal. En las interceptaciones telefónicas y seguimientos se descubrió que pedía visitas frecuentes de damas de compañía. Precisamente, el papel que jugó una de ellas en su vida fue determinante para que las autoridades lo descubrieran en la zona rural del municipio de Copacabana, en el Valle de Aburrá.
Alias Pichi está recluido en una celda de la Policía Nacional y será trasladado a Bogotá para que siga pagando su condena y asuma nuevas responsabilidades por fuga de presos, porte ilegal de armas de fuego y concierto para delinquir. Mientras que 51 personas allegadas serán investigadas por la Fiscalía para que argumenten de dónde sacaron la plata para adquirir sus bienes.