El inicio de la etapa preescolar suele estar acompañada de grandes cambios emocionales y de adaptación, tanto para los niños como para sus padres. Aunque esta transición puede generar ansiedad, emoción o incluso incertidumbre, no tiene por qué ser un dolor de cabeza. La clave para dar un salto exitoso es poder gestionar las emociones y mantener una comunicación asertiva entre todos los involucrados en el proceso.
Para los niños, dejar atrás la etapa del jardín infantil implica entender que las rutinas, los hábitos y las relaciones que conocían ya no serán las mismas, pues cambia el horario, la forma de vestir, el tamaño de la maleta, los profesores, los amigos, las exigencias y hasta los juegos. Según explica Alexander Alvarado, psicólogo y director del Jardín Infantil La Comarca, en esta etapa es fundamental que los niños, al igual que sus familias, tengan claro que el cambio es una oportunidad de crecimiento.
“Lo que puede volver traumática la situación es la forma en la que se acompaña ese cambio”, advierte Daniela Martínez, psicóloga clínica especialista en Psicología Infantil y Adolescente. Para Martínez, lo importante es anticiparse a la situación e involucrarlos, por ejemplo, en la compra de los uniformes y de los útiles escolares, o conocer juntos el colegio y los docentes que ahora compartirán su tiempo y espacio.
Martínez añade que también es clave validar lo que el niño esté sintiendo. “Una vez estén en el colegio preguntarles cómo les fue, cómo se sintieron, qué cosas lograron superar y cuáles fueron difíciles, además de mantener comunicación con los docentes sobre cómo sus hijos llevan el proceso, y estar atentos a las novedades”.
Preparación desde el jardín
Para que la adaptación sea más tranquila y llevadera, los jardínes infantiles deben ser un espacio para desarrollar habilidades como autonomía, disciplina e independencia. En el Jardín Infantil Platero y Yo, por ejemplo, motivan a los niños a llevar sus loncheras y ser responsables del cuidado de su ropa, y cuando ya tienen entre 4 y 5 años les proponen a los padres extender la jornada para que aprendan a almorzar solos o en compañía de personas que no hacen parte de su núcleo familiar.
“Otra actividad esencial es tener un grado, celebración o reconocimiento para que sean ellos mismos quienes entiendan que están terminando un periodo importante en su vida y empezando otro”, indica María Fernanda Gómez, directora de Platero y Yo.
Acompañamiento del colegio
Los planes de acompañamiento integral para la adaptación al colegio también son claves, pues permiten el fortalecimiento de las habilidades sociales y emocionales. Según explica Carolina Guzmán, psicóloga del Colegio Los Pinos, este proceso incluye una comunicación constante con los niños; con los padres de familia sobre conductas disfuncionales que observen en casa y puedan estar relacionados con un inadecuado proceso de adaptación; y con los docentes para identificar si los estudiantes están siendo afectados por factores que disminuyen su rendimiento.
En cuanto al periodo de adaptación, Guzmán dice que puede durar entre 2 y 4 semanas, aproximadamente. Sin embargo, podría ser mayor en caso de que el estudiante no logre ajustarse fácilmente al nuevo ambiente. En estos casos es posible que se presenten situaciones de aislamiento o reacciones de defensa que afectan sus habilidades académicas o sociales.
¿Qué deben hacer los padres?
Hay muchas maneras en que pueden ayudar a los niños para que sea más fácil la transición. Diana María Galvis, psicóloga de apoyo académico, comparte algunas recomendaciones:
- Cuéntele cómo fue su primera vez en el preescolar, qué sintió y qué recuerdos especiales conserva. Si puede, muéstrele fotografías de esta etapa y hablen de ellas juntos.
- Pregúntele a su hijo cómo se siente con respecto a este nuevo comienzo y dígale que es normal sentir expectativa, preocupación y otras emociones. Comenzar algo por primera vez puede impresionar y dar miedo, pero también puede ser muy divertido.
- Si es posible, envíele un objeto de transición. Puede ser su juguete favorito o una prenda de vestir.
- Felicite y elogie a su hijo en la medida en que vaya progresando en el proceso de transición, y cuando tenga días difíciles, anímelo a continuar.
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