Hasta comienzos del 2020 el mundo laboral no había sufrido mayores cambios. Sin embargo, la pandemia generó en muchas compañías un inesperado punto de quiebre.

En palabras de la gerente de Talento Humano de Compensar, este desafío también develó cosas positivas como permitir la aceleración del uso de la tecnología para priorizar el bienestar y la felicidad de los trabajadores. “Todo esto nos dejó ver un mundo laboral más flexible. El que había antes de la pandemia ya no existe”, señala.

Y es que, más allá del plano estrictamente laboral, la tecnología ha facilitado la labor de conocer a los trabajadores para desarrollar una gestión orientada a tener empleados mucho más felices y, por supuesto, mucho más productivos. “La felicidad es la base de la productividad”, apunta Castellanos. Si estas condiciones están creadas, sostiene, se puede avanzar hacia una productividad más elevada y generar un mayor valor para las compañías.

Precisamente, como lo explica un informe de Great Place To Work, Michael Page y Glüki Group, la salud mental de los trabajadores se convirtió en uno de los mayores retos para el futuro de las organizaciones.

“Si una persona no goza de buena salud mental, no puede dar su 100 por ciento, por lo que la primera consecuencia que podemos mencionar es una baja en la productividad, acompañada de falta de motivación”, sostiene el documento.

Cambios que no dan espera

Esta visión que la pandemia puso en alto relieve, dice la directiva de Compensar, reafirmó la filosofía centrada en las personas que ha tenido la entidad desde su nacimiento.

“Vivimos desde adentro el bienestar integral para así mismo proyectarlo hacia afuera”, añade Castellanos. Lo anterior, enfatiza, responde a que los cambios del entorno han venido fortaleciendo los programas de bienestar de Compensar y, recientemente, se logró la vinculación nuevos beneficios al paquete que disfrutan más de 13.000 trabajadores de la organización en cinco líneas de acción: finanzas personales, cuidado de la familia, salud física y mental, tiempo y flexibilidad, y desarrollo personal y profesional.

La adaptación a las nuevas condiciones no es solo una opción, sino una obligación para las empresas. y, sin duda, para los trabajadores quienes ya ejercen sus labores de maneras diferentes.

“Hoy más que nunca las compañías estamos llamadas a gestionar un saludable balance entre trabajo y vida personal haciendo explícita la importancia de invertir en el bienestar y la felicidad de los trabajadores”, apunta Castellanos.

Un cambio de expectativas

Tras la pandemia, como lo señala el más reciente estudio de Tendencias de la Fuerza Laboral 2023 (elaborado por Manpower Group), los trabajadores de la denominada Generación Z -quienes nacieron entre 1993 y comienzos de la década del 2000- han planteado mayores exigencias a sus empleadores en dimensiones como cambio climático, diversidad, inclusión y equidad.

Y es que, como lo destaca este reporte, para el año 2025 cerca de un 27% de la fuerza laboral global estará conformada por personas de la Generación Z quienes han retado a las compañías (como nunca antes) a tener propósitos de negocio claros y genuinos que les permitan desarrollar su talento de manera satisfactoria.

En línea con lo anterior, los trabajadores de nuevas generaciones piden a las empresas mostrar con claridad que sus compromisos sociales y ambientales tienen, en realidad, un efecto contundente.

“Además, la pandemia hizo del trabajo flexible una realidad para los empleados, generando así un cambio de paradigma asociado a cómo las personas logran un mejor balance entre sus vidas laborales y personales”, asegura el documento de Manpower Group.

Pero más allá de contar con condiciones flexibles, indica el reporte, las nuevas generaciones buscan más opciones (dónde y cuándo hacer sus trabajos) y, sin duda, valoran que sus empleos sean reales vehículos para promover el desarrollo personal y el aprendizaje, más allá de los tradicionales ascensos que forman parte del desarrollo de una carrera.

Contenido elaborado con el apoyo de Compensar.