¿Cuál fue el mayor reto con el que se encontró al iniciar su gestión?
FRANCISCO JOSÉ MEJÍA: Cuando llegamos el escenario más crítico que había era la falta de confianza entre las áreas de Crédito y Riesgos con la red comercial, debido a fenómenos de corrupción en el trámite de los créditos. Personalmente, llevé 22 denuncias penales a la Fiscalía. La solución antes era restringir el acceso a los créditos. La nuestra fue solucionar el problema de fondo con cambios como la restructuración del banco, un mensaje de cero tolerancia a la corrupción y procesos meritocráticos en los nombramientos. Cuando logramos recuperar la confianza dentro de la organización, empezamos a asumir el apetito de riesgo para poder incluir a muchas más personas en el crédito, y de manera responsable.
¿Qué ha representado el crédito de fomento para los pequeños y medianos productores?
F. J. M.: Durante el gobierno del presidente Iván Duque hicimos la expansión más grande de la historia de crédito de fomento: colocamos en pequeños y medianos productores agropecuarios una cifra histórica de 13.63 billones de pesos, un 38.4 por ciento más que el gobierno anterior. En nuestro rol de banco de desarrollo logramos casi duplicar la inclusión financiera en el crédito. En los últimos doce meses, se han incluido 85 mil nuevos pequeños productores en un producto de crédito. En 2018 no superaba los 45 mil.
Los jóvenes y las mujeres rurales han sido priorizados en las líneas de acción de la entidad. ¿De qué manera fueron beneficiados en estos últimos 4 años?
F. J. M.: En este gobierno restablecimos la vocación de la entidad de banco de desarrollo, para eso era necesario tener un apetito de riesgo superior al incluir poblaciones de riesgo que la banca privada no incluye. Estamos hablando de jóvenes y mujeres, principalmente. Lo pudimos hacer porque logramos unos procesos de meritocracia en la contratación, mejores prácticas de originación del crédito y eliminamos todos los brotes de corrupción en el otorgamiento de crédito.
Poniendo la casa en orden pudimos remover las barreras de acceso que había antes. Hemos colocado en jóvenes 857 mil millones de pesos, una cifra récord; para mujeres la cifra es de 3.32 billones de pesos, que implica un crecimiento del 57 por ciento versus el gobierno anterior. Hemos hecho un esfuerzo deliberado por incluir a más mujeres en el crédito de fomento, muchas de ellas cabezas de hogar.
¿Cuál ha sido el mayor diferencial en cuanto al respaldo que la entidad brinda a los emprendedores rurales?
F. J. M.: Que cuando le prestamos a un pequeño productor lo hacemos con base en un proyecto y no en su capacidad de pago de ese momento.
¿Qué otros productos contribuyeron a que el Banco Agrario aportara a la reducción de la inequidad en el campo durante estos años?
F. J. M.: El pago de remesas internacionales. El Banco Agrario tiene presencia en 465 municipios como única entidad financiera, de los cuales en 255 había operadores postales que las pagaban, pero con un servicio deficiente, y en 210 no había quien pagara una remesa. También están los ecosistemas digitales de pago y la banca hipotecaria, con la cual llevamos la oferta de crédito de vivienda VIS y No VIS a esos municipios donde tiene presencia la entidad.
Para 2021 triplicaron la cifra de utilidades que reportó el Banco Agrario en 2018, ¿cuál fue la estrategia?
F. J. M.: Buena gerencia en todos los niveles y un enfoque en cuatro frentes: lograr austeridad, bajar el índice de cartera vencida en 250 puntos básicos, mejorar la gestión comercial en los segmentos en los que competimos con la banca privada y optimización de costos de fondeo. Todo esto, arraigando una cultura de servicio al cliente. Nos convertimos en un activo muy productivo del Estado. El año pasado dimos 779 mil millones de pesos de utilidades, la mayor parte de esos recursos se fueron para el presupuesto nacional. Además, 80 mil millones se fueron para el fondo de insumos agropecuarios para mitigar el costo en insumos para pequeños productores. Esto se logró mientras que los pequeños productores pagaban las más bajas tasas de interés en la historia.
¿Qué tanto se avanzó en la transformación digital de la entidad en este cuatrienio?
F. J. M.: Cuando llegamos en el 2018 la entidad tenía un riesgo de obsolescencia inaceptable. Creo que era la última oportunidad para hacer una modernización y cerrar la brecha tecnológica. Lo hicimos: desde el inicio del cuatrienio, lanzamos la aplicación digital. Además lanzamos Moviagro, que marcó un verdadero hito en el crédito de fomento rural en Colombia, en la medida que cualquier asesor puede hacer originación de crédito en campo a través de una tableta. También fuimos el primer banco del país en hacer trámites de solicitudes de crédito a través de nuestros corresponsales bancarios por una aplicación que se llama portal de referidos. Además creamos el botón de ‘Solicita tu crédito’, que está en nuestra página web y en la de otros 500 aliados.
Cierran la gestión con la entrega de un producto innovador…
F. J. M.: Sí, se trata de la billetera digital Bico, que debería ser lanzada en un mes y medio. Estamos próximos a terminar la pruebas de riesgo que debemos entregar a la Superfinanciera. En su primera fase, tiene unas funcionalidades básicas; en unos seis meses debería estar funcionando con unas más sofisticadas como nanocréditos.
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