Rodolfo Molina Araújo, presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.
Rodolfo Molina Araújo, presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. | Foto: Cortesía Festival de la Leyenda Vallenata

Entrevista

El Festival de la Leyenda Vallenata “¡mueve la economía por todos lados!”

Así lo dice su presidente, Rodolfo Molina Araújo, quien habló con SEMANA sobre cómo el evento, que este año se realizó desde la virtualidad, conquista nuevos públicos a pesar de la pandemia.

29 de noviembre de 2020

SEMANA: ¿Cómo afectó la pandemia a los intérpretes vallenatos?

RODOLFO MOLINA ARAÚJO: De muchas maneras. Cuando piensas en esta música, de inmediato te imaginas a un colectivo. No hay vallenato sin gente. Pero el virus nos obligó al aislamiento y las presentaciones de los grupos tuvieron que suspenderse. Fue un duro golpe porque muchas familias viven de esas funciones. Por eso desde el festival comenzamos a contemplar otras herramientas.

SEMANA: Era el momento de hacer un ensayo digital, ¿no?

R.M.A.: Ya teníamos nuestra página web, pensábamos ofrecer transmisiones por streaming y fortalecer las redes sociales, sí, ¿por qué no hacer algo diferente en la virtualidad? Sabíamos que para los músicos sería difícil interpretar sus canciones sin un público en frente, sin embargo, valía la pena intentarlo. Ya hemos dado los primeros pasos para crear una oficina que los asesore y los ayude.

SEMANA: ¿Cómo se vive un Festival Vallenato virtual?

R.M.A.: De una manera distinta, pero enriquecedora. Cuando los concursantes terminaban sus presenta - ciones, la gente los animaba por las redes sociales. A medida que avanzaba el festival fuimos haciendo ajustes y robusteciendo la plataforma. Nos dimos cuenta de que íbamos por buen camino y nos sorprendió que mucha gente del exterior viviera el evento con tanta emoción. Teníamos espectadores desde Canadá, Estados Unidos, Panamá y España, entre otros países.

SEMANA: ¿Cuál será el formato para la edición de 2021?

R.M.A.: No estamos seguros. Por ahora vamos a evaluar si lo hacemos presencial y virtual. Tiempo atrás habíamos creado espacios diferentes, que sacaban el festival de Valledupar e incluían concursos en Patillal, La Paz o San Juan del Cesar. Esta vez podríamos aprovechar la virtualidad para usar otros escenarios donde la gente pueda apreciar, además de la música, los atractivos turísticos de la región.

SEMANA: ¿Qué papel cumple el festival en la reactivación económica del Cesar y del Caribe?

R.M.A.: Este es un motor fundamental para la región, les genera grandes ingresos a la hotelería, el turismo, la gastronomía y el transporte, entre otros sectores. Viene gente de otras partes del país a disfrutarlo, a vender sus productos, a participar y a trabajar. ¡Se mueve la economía por todos lados! Desde la fundación invertimos más de 14.000 millones de pesos y empleamos a más de 800 personas. Además, cada uno de los concursantes, que son cerca de 200, llega con su familia y acompañantes.

SEMANA: En su columna para esta edición, el escritor Gonzalo Mallarino recuerda que el vallenato es capaz de derrotar hasta el invierno de Estocolmo, ¿cuál es el poder de este género musical?

R.M.A.: Esta música tiene unas cualidades y unas condiciones muy especiales, por eso es tan apreciada en todo el mundo. La componen cuatro aires musicales, pero no es un arte rígido y excluyente, permite los cambios. Por eso en Colombia y en muchísimos países la gente quiere y entiende cada vez más al vallenato.

SEMANA: El festival surgió en Valledupar, pero hoy el evento abarca a todo el Caribe colombiano. ¿Cómo fue esa integración con la región?

R.M.A.: Desde los años sesenta el evento comenzó a abrirse un espacio y poco a poco se ganó el reconocimiento regional. Y lo consiguió, en buena parte, por los personajes que lo apoyaron. Consuelo Araújo Noguera fue su motor, el expresidente Alfonso López Michelsen le dio el toque político y social; y el talento del maestro Rafael Escalona terminó de reforzar la propuesta.

SEMANA: Y Gabo, por ejemplo, también fue vital para que el festival llegara al corazón de los cachacos.

R.M.A.: Él, Álvaro Cepeda Samudio, Fabio Lozano Simonelli, Hernando Molina Céspedes, entre otros, tenían un contacto muy fuerte con la parte andina del país y ayudaron a que los habitantes del interior sintieran curiosidad por esta música. Pero hoy el festival, además de la magia de la música vallenata, ofrece otros encantos, como el de la gastronomía local, por mencionarte uno.

SEMANA: ¿Cuál es su vallenato favorito?

R.M.A.: ¡Casi todos! Pero especialmente los románticos de Gustavo Gutiérrez, o los anecdóticos de Leandro Díaz; esa tendencia es la que más me mueve.

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