ECONOMÍA
Venezuela: el paquetazo de Maduro
En una serie de medidas desesperadas, el gobierno de Caracas multiplicó el salario mínimo, le quitó cinco ceros al bolívar y aumentó los impuestos. Esas medidas, más que ayudar a los venezolanos, terminarán por aumentar su éxodo masivo.
La economía venezolana sigue sin levantar cabeza. Hasta mediados de agosto el mundo leía con asombro los pronósticos de una inflación que para 2018 estará por encima de 1 millón por ciento, una caída del crecimiento del 15 por ciento y un déficit fiscal que supera el 10 por ciento del PIB, es decir, más de 16.000 millones de dólares. Peor, imposible.
Para contrarrestar este caótico escenario, el gobierno de Nicolás Maduro anunció el viernes 17 de agosto un nuevo paquete de medidas económicas para conjurar la situación. Aunque solo ha transcurrido una semana desde los anuncios, todo indica que el remedio resultó peor que la enfermedad. La confusión en los anuncios, la ausencia de fechas sobre la vigencia de las medidas y, sobre todo, los mayores costos en impuestos para el aparato productivo y los venezolanos de a pie tienen sumido al país en una total incertidumbre.
El presidente Maduro hizo varios anuncios para enfrentar la aguda crisis económica de su país: cambiar el esquema (o cono) monetario; aumentar los salarios; establecer nuevos controles de precios; reestructurar el sistema cambiario; aumentar impuestos; presentar una nueva reforma tributaria; reducir el déficit fiscal; aumentar el precio de la gasolina a niveles internacionales; y entregar un bono especial salarial a todos los empleados. Pero ninguno de ellos ataca dos problemas de fondo: el desbordado gasto público y la fuerte dependencia del Ejecutivo de la fatídica fórmula de emitir dinero cada vez que debe responder por sus obligaciones, lo que de paso se ha convertido en el combustible principal para la hiperinflación.
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Con el ‘paquetazo rojo’, como se le denomina coloquialmente, Miraflores busca corregir los graves desajustes de la economía, que en los últimos cinco años acumula una pérdida en su producto interno bruto del 60 por ciento. Pero pocos creen en su efectividad. ¿En qué consisten y cómo han funcionado las medidas una semana después de los anuncios? Estas son algunas de las más importantes.
Moneda ¿dura?
El presidente Maduro destacó sobre todo la medida de quitarle cinco ceros a la moneda. La imagen de venezolanos que cargaban pesados fajos de billetes para pagar un pollo o una caja de leche generaba desprestigio al gobierno e incomodidad a los ciudadanos. Al anunciar el bolívar soberano, destacó que la nueva familia de monedas estarán atadas al valor del petro, la criptomoneda que lanzó hace varios meses sin mayor desarrollo, pero cuyo valor se estima en 60 dólares, es decir, el mismo que calcula el gobierno para el precio del barril de petróleo. El gobierno busca anclar precios y salarios al valor del petro. Pero estas buenas intenciones se han chocado con la realidad, pues durante la primera semana de vigencia de la nueva familia de monedas ha reinado la confusión. Los expertos recomiendan al bajar las denominaciones eliminar tres o seis ceros, para facilitar matemáticamente las transacciones. Pero el gobierno optó por quitar cinco ceros, lo que ha generado total caos en el día a día. Además, como dice Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, este tipo de medidas resultan inocuas mientras el gobierno no controle la emisión inorgánica de dinero, o sea, sin ningún tipo de respaldo en reservas.
Salarios: alza extraordinaria.
Para compensar la dramática caída en el poder adquisitivo por efectos de la hiperinflación, el gobierno anunció un aumento en el salario mínimo que bajo la nueva denominación quedó en 1.800 bolívares, lo que implica un crecimiento de 35 veces. El aumento entra en vigencia el próximo primero de septiembre y para evitar el impacto negativo en las pequeñas y medianas empresas el gobierno anunció que aportará la diferencia durante 90 días. Pero no es claro qué mecanismo utilizará para hacer esos pagos. También anunció la creación de un bono especial equivalente a 600 bolívares soberanos, que pagará por una vez a todos los trabajadores venezolanos, sin embargo, al finalizar la semana no se conocía cuál sería el esquema a utilizar.
Gasolina a valores internacionales.
El aumento en los precios de los combustibles parece inminente, aunque todavía no hay una fecha exacta. El gobierno está censando los vehículos para definir a quiénes les entregará el denominado ‘carnet de la patria’ para acceder a combustibles a precios bajos. Para quienes no tengan este documento, el precio de los combustibles podría llegar a niveles internacionales, según los anuncios oficiales. Esta es una de las medidas más impopulares y, por eso, no se han anunciado fechas de vigencia ni porcentajes de aumento. Entre los altos funcionarios del gobierno hay preocupación, pues podría generar un ruido muy grande que, por ahora, todos tratan de silenciar.
Coto a los precios altos.
El gobierno anunció controles de precios para detener la inflación. A mediados de la semana pasada se conoció una primera lista de productos con precios controlados y el gobierno desplegó operativos con fiscales expertos en delitos económicos, que incluyeron capturas de empresarios, para perseguir a quienes supuestamente estarían violando la ley al remarcar sus precios. La medida de control de precios, además, podría agravar la escasez de productos, como le dijo a AFP el director de Econométrica, Henkel García. Este asegura que prohibirles a los empresarios ajustar sus precios después de un aumento descomunal del salario hará que las empresas sufran pérdidas de inventario considerable. Por lo tanto, “la reposición será a un precio mucho mayor al vendido”.
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Golpe al bolsillo.
Una de las medidas más fuertes tiene que ver con el aumento en los impuestos tanto para las empresas como para los consumidores, pues el IVA subirá del 12 al 16 por ciento. Algunos gremios creen que las nuevas cargas fiscales sepultarán a un mayor número de empresas. Aunque no precisó las fechas, el gobierno comenzará a cobrar un impuesto anticipado de renta equivalente al 1 por ciento de las ventas diarias a los denominados ‘contribuyentes especiales’ –es decir, unas 135.000 empresas–, pero al año siguiente, cuando estas presenten sus declaraciones fiscales, podrán obtener devoluciones si sus ejercicios financieros registraron pérdidas. Sin embargo, no es claro el mecanismo de devolución. También creó de nuevo un impuesto a las grandes transacciones financieras cuyas tasas ascendentes van hasta el 2 por ciento.
El fin del déficit
Con los mayores impuestos y una nueva reforma tributaria que el gobierno presentó a la Asamblea Nacional Constituyente, el gobierno espera recoger cerca de 10.000 millones de dólares. Analistas y empresarios venezolanos miran esa cifra con sospecha porque se parece mucho al déficit fiscal del gobierno, que supera los 16.000 millones de dólares, que, según Maduro, quedará cerrado con el paquete de medidas. Estos anuncios tienen a empresarios y analistas económicos estudiando escenarios que incluyen el cierre de sus empresas por la inviabilidad de sus operaciones. Muchos critican que mientras el gobierno activó sus planes fiscalistas, por ningún lado presentó un programa para recortar el desbordado gasto del Estado, uno de los grandes culpables del déficit. Grisanti recordó que si bien el gobierno reconoció recientemente que cerca de 70 empresas del Estado generan enormes pérdidas, no habló de venderlas o reestructurarlas, lo que equivale a mantener alto el nivel de gastos. El gobierno tampoco planteó alguna política para reactivar la inversión extranjera, que será un elemento fundamental para superar las enormes dificultades de la economía.
Nuevo panorama cambiario
Maduro generó enormes expectativas al anunciar la adopción de un “sistema de cambio fluctuante” con subastas diarias. El miércoles se confirmó que no se trata de una modificación al sistema, sino de un cambio de nombre al control cambiario que rige hace 15 años. Pero el cambio generó una devaluación del 96 por ciento. La primera subasta de dólares comenzó en 6 bolívares soberanos, mientras el dólar en el mercado paralelo se transó entre 120 y 150 bolívares soberanos. Esas cifras, si bien coinciden con las que tenía proyectado el gobierno, resultan elevadas para un esquema que apenas está arrancando.
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En Venezuela existe un refrán popular que resume muy bien el escenario que se avizora: “Póngase las alpargatas, que lo que viene es joropo”. En los últimos días se ha convertido casi en un mantra porque con este paquete de medidas económicas, los venezolanos solo esperan tiempos aún más difíciles.
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