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Soldado fue asesinado por un francotirador del ELN en Norte de Santander; es el segundo ataque esta semana en el Catatumbo

El ataque se registró en el municipio de Convención.

Redacción Nación
24 de octubre de 2024
El soldado asesinado fue identificado como Óscar Andrés Acuña Jiménez.
El soldado asesinado fue identificado como Óscar Andrés Acuña Jiménez. | Foto: Ejército Nacional

En la tarde de este jueves, 24 de octubre, el Ejército Nacional informó sobre un nuevo atentado del grupo criminal ELN en el departamento de Norte de Santander. El hecho dejó un soldado asesinado.

El ataque se registró hace un par de horas en el municipio de Convención: “Fue asesinado uno de nuestros soldados de la Fuerza de Tarea Vulcano, por un francotirador del grupo armado organizado ELN”, dijo la institución.

(Imagen de referencia).
(Imagen de referencia). | Foto: Ejército Nacional

“En la vereda Romeritos, municipio de Convención, fue asesinado nuestro soldado profesional Óscar Andrés Acuña Jiménez, orgánico del Batallón Energético y Vial N.° 21 del Ejército Nacional”, indicó el Ejército en Norte de Santander.

Los militares se encontraban en el desarrollo de operaciones militares en la zona cuando fueron atacados por un francotirador de este grupo armado.

“Rechazamos enérgicamente este acto criminal que viola los derechos humanos. La institución extiende sus más sinceras condolencias a la familia de nuestro héroe. Un equipo interdisciplinario está brindando apoyo a sus seres queridos en este difícil momento”, detalló el Ejército.

Violencia en el Catatumbo

En lo que va del año, el Ministerio de Defensa de Colombia ha reportado una alarmante serie de episodios de violencia en el departamento de Norte de Santander. Se han documentado un total de doce incidentes, que han resultado en la trágica pérdida de seis uniformados y han dejado a otros doce heridos. Esta escalofriante situación ha generado una profunda preocupación tanto entre las autoridades como en la población local, especialmente en aquellas áreas donde la violencia ha aumentado debido a la presencia de grupos armados ilegales.

Uno de los actores más notorios en esta región es el frente Carlos Armando Guerra, una facción criminal estrechamente vinculada al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Este grupo no solo se ha consolidado como un jugador clave en el narcotráfico, sino que también se alimenta de la producción y el tráfico de estupefacientes a gran escala. Su influencia se extiende más allá de las actividades delictivas tradicionales, ya que se involucra activamente en el cobro de extorsiones a la población civil, lo que agudiza aún más la situación de vulnerabilidad que enfrentan las comunidades afectadas.

La guerrilla del ELN aceptó la autoría del secuestro del padre del deportista Luis Díaz, producido el 28 de octubre. Las autoridades continúan trabajando para su pronta liberación.
Uno de los grupos más notorios en la región es el frente Carlos Armando Guerra, una facción criminal vinculada al Ejército de Liberación Nacional (ELN). | Foto: AFP

La estrategia del frente Carlos Armando Guerra es evidente: aterrorizar a los ciudadanos para forzar al Gobierno nacional a avanzar en un proceso de paz que ha enfrentado múltiples obstáculos hasta ahora. Para llevar a cabo sus objetivos, este grupo no solo se dedica a hostigamientos constantes, sino que también utiliza métodos más sofisticados y peligrosos, como la instalación de explosivos en áreas estratégicas. Estas acciones están diseñadas para sembrar el miedo entre la población y enviar un mensaje de poder y de impunidad.

Además de la violencia física, el grupo emplea la propaganda criminal como una herramienta clave para difundir su ideología y atraer a más seguidores. A través de comunicados y actos públicos, intentan justificar sus acciones y proyectar una imagen de fortaleza ante la comunidad. Esta combinación de tácticas no solo busca mantener el control territorial, sino también manipular la percepción pública y ejercer presión sobre el Estado.

La situación en Norte de Santander es un reflejo de los desafíos persistentes que enfrenta Colombia en su lucha contra el narcotráfico y la violencia. Las autoridades enfrentar no solo la amenaza inmediata que representan estos grupos armados, sino también las complejidades sociales y económicas que alimentan el ciclo de violencia. La urgencia de una respuesta integral y eficaz es evidente, ya que las comunidades continúan sufriendo las consecuencias de esta crisis.