Los domos de calor pueden generar sequías prolongadas en ciertas zonas de la Tierra.
Sequía extrema. Parece de ciencia ficción, pero se trata de una realidad que podría estar a la vuelta de la esquina. | Foto: Ilustración generada por IA Bing Image Creator

Foros Semana

Bogotá 2030: ¿habrá guerra por el agua?

Bogotá dejó de ser la fría nevera en 2025 cuando alcanzó una temperatura récord de 30 grados Celsius a la sombra; para 2026 el agua no llegaba a las casas porque los embalses se secaron; para 2027 la guerra por el agua había diezmado la población de la ciudad a poco menos de un millón y medio de habitantes.

25 de abril de 2024

Es el año 2030 y lo que comenzó en el 2024 con un racionamiento de agua semanal por el bajo nivel de los reservorios que surtían la ciudad, lentamente se convirtió en una sequía prolongada y caliente que acabó con casi toda la vida del altiplano. Los cerros tutelares que siempre fueron verdes, ahora parecen gigantescas dunas desérticas y de sus centenarios pinos, eucaliptos y arrayanes ya no queda ni el recuerdo.

La guerra por el agua devastó todo a su paso. Al comienzo del conflicto hubo problemas de salud pública, falta de higiene y dificultades para la agricultura y la industria. Las peleas entre comunidades, grupos étnicos y clases sociales dentro de la ciudad no se hicieron esperar y miles terminaron desplazados de sus hogares al tener que huir en busca de recursos hídricos en lugares apartados.

Lo peor llegó cuando la escasez de agua hizo imposible la producción de alimentos y estalló la crisis alimentaria, primero con un aumento de precios y luego con la desaparición total de la comida, que hizo que millones murieran de hambre y sed. Las calles de lo que alguna vez fue una próspera ciudad ahora están desiertas; los ríos, quebradas y canales desaparecieron, y los pozos que quedan están contaminados o controlados por violentos grupos armados.

Tarde entendieron los clubes sociales que no había que desperdiciar el agua regando los verdes prados de sus campos de golf, hoy reducidos a yermos areneros; tarde descubrieron los administradores de los edificios multifamiliares que no había que lavar las enladrilladas fachadas en plena emergencia ambiental; tarde comprendieron los ciudadanos que había que ahorrar agua en la ducha, la cocina y el lavado de la ropa; tarde los gobiernos se dieron cuenta de que había que crear planes de conservación de los recursos naturales. Todos podían ayudar y no lo hicieron. La sed les pasó factura.

Este relato es ficción, pero ¿qué tan lejos está Bogotá de un escenario de sequía tan grave que amenace la existencia de sus habitantes? No mucho, si se tienen en cuenta factores como las elevadas temperaturas, la falta de lluvias y el uso irresponsable del agua que ponen en riesgo el suministro del líquido en la ciudad.

Natalia Avendaño, gerente de la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), dijo que si los bogotanos y sus empresas no hacen un ahorro significativo de agua y tampoco se producen lluvias constantes en el sistema Chingaza, que proporciona el 80 por ciento de agua potable a Bogotá, este podría secarse en menos de 60 días.

La ciudad está sintiendo temperaturas tan altas que baten récords históricos este 2024. “Hemos registrado aumentos de hasta de dos grados centígrados y hemos alcanzado una temperatura de hasta de 26 grados”, aseguró Ghisliane Echeverry Prieto, directora del Ideam.

Embalse San Rafael Sequía 8 abril 2024
Embalse San Rafael. Sequía abril 2024. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA / SEMANA

Según Gemini, la inteligencia artificial generativa de Google capaz de ejecutar tareas altamente complejas como codificación, razonamiento lógico, seguimiento de instrucciones específicas y colaboración en proyectos creativos, si las condiciones actuales de pocas lluvias, altas temperaturas y desperdicio de agua se mantienen, Colombia podría quedarse sin el líquido en tres o cinco meses.

El calentamiento global, el aumento acelerado de la población y la sobreexplotación de los recursos naturales también están considerados entre los factores que generan impactos negativos en el agua, que van desde el agotamiento del recurso vital, hasta la alteración de su composición química, lo que imposibilitaría su consumo.

En la última edición del informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, la Unesco y Onu Agua advierten que 2.000 millones de personas, el 26 por ciento de la población mundial, no disponen de agua potable y 3.600 millones (el 46 por ciento) carecen de acceso a un saneamiento gestionado de forma segura.

“Esta escasez se agravará en las próximas décadas, especialmente en las ciudades, si no se impulsa la cooperación internacional en este ámbito. Se prevé que la población urbana mundial que sufre escasez de agua se duplique, pasando de 930 millones en 2016 a 1.700-2.400 millones de personas en 2050″, alertó la ONU en el documento.

Los impactos devastadores de una guerra por recursos naturales ilustran la importancia crítica del agua para la vida humana y la necesidad de gestionar este recurso de manera sostenible. Una crisis extrema como esta no solo afectaría la estabilidad social, económica y política de una región, también la supervivencia de las personas.

Para profundizar en las soluciones que ofrecen los expertos a la crisis del agua, Foros Semana se traslada a Cali para realizar la VII Cumbre de Sostenibilidad, en la cual invitados nacionales e internacionales darán a conocer las iniciativas para frenar el cambio climático, mejorar la calidad de vida de las personas y mitigar el impacto de la actividad humana en el medioambiente.

Esta nueva edición de la Cumbre de Sostenibilidad, que se desarrollará el próximo 17 de julio en el centro de eventos Valle del Pacífico, se perfila como un espacio para generar reflexiones que promuevan la protección de la riqueza natural de Colombia y aporten a la construcción de las acciones que se requieren para incidir en la lucha contra la crisis climática y la pérdida de biodiversidad del país.

Para asistir regístrese aquí.

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